Pruebas Aprender: Carlos Torrendell habló de por qué decidieron cambiar la edad para tomar la evaluación
El secretario de Educación de la Nación dio una charla en la Universidad Torcuato Di Tella
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El secretario de Educación de la Nación, Carlos Torrendell, analizó y describió las ideas para llevar a cabo en su gestión en el marco de una conversación sobre “Los desafíos de la agenda educativa argentina” organizada por el área de Educación de la Universidad Torcuato Di Tella.
Torrendell insistió con que “el foco” principal es la alfabetización. “Sin alfabetización no hay aprendizaje de todo lo demás”, afirmó. Y ratificó que es por eso por lo que este año las pruebas Aprender se harán en tercer grado.
Las pruebas Aprender son el dispositivo nacional de evaluación de los aprendizajes en Lengua y Matemática de los estudiantes argentinos y suelen realizarse en sexto grado. Las del año pasado muestras que la mitad de los estudiantes (48,5%) no alcanza el nivel esperado en matemática. Mientras que en lengua no lo logran uno de cada tres (33,5%).
“Lo conversamos con los ministros provinciales en diciembre y la verdad que hubo en una unidad total hasta el punto de que en febrero se aprobó por unanimidad el Plan Nacional de alfabetización como marco”, dijo Torrendel, y agregó que se dirigen hacia un resolución conjunta del Consejo Federal de Educación (CFE) que incluya los 24 planes provinciales.
A su vez, también describió el rol que cree que debe tener el CFE: señaló que debería ser “una comunidad de aprendizaje” y dejarlo de usar “para el famoso látigo y chequera”.
Esa misma idea les transmitió en diciembre a sus pares provinciales cuando se reunieron en el primer CFE en la gestión de Javier Milei. En febrero, se presentó el documento que contiene las bases para la definición del plan que busca garantizar niveles de lectura y escritura apropiados para los estudiantes de tercer grado.
La última reunión fue a finales de abril cuando las 24 jurisdicciones entregaron sus planes y acordaron volver a reunirse a fin de mes donde, según adelantó Torrendell ayer, elaborarán una resolución conjunta. “Es muy interesante también para la sociedad civil que hagamos más transparentes las políticas educativas”, consideró.
“Me parece que hay que empezar a convertir la política en pedagogía en este sentido”, afirmó. Y apuntó: “Estamos tratando en torno a alfabetización y evaluación, que es el foco fundamental que tenemos, de que el intercambio con las provincias no sea desarrollar programas que luego hay que bajar, sino ver cómo podemos hacer para generar confianza, que creo que es central, para que eso sea la base de una política acordada, pero al mismo tiempo que el Consejo Federal sea un espacio de intercambio para que se pueda mejorar la calidad a partir de las experiencias, no de abstracciones o de un pensamiento solamente centralista que baja”.
“En el fondo, la Nación tiene que producir información justamente para que todas las escuelas puedan tener información útil en línea para que puedan mejorar su gestión y mejorar los aprendizajes, ese es el gran desafío. Tiene que ser un gran proveedor de información, no para hacer rankings y cosas que realmente no suman, sino para brindar la información a las provincias para que logremos que los chicos aprendan”, reflexionó sobre el rol de la secretaría que dirige.
Reflexionó, a su vez, sobre las dificultades para gestionar en un sistema que resulta difícil de modificar. “Hay una sensación de que están hechos para que siga funcionando”, describió. Y eligió como un primer problema “el foco”.
“Tenemos que concentrarnos en un problema que sea transversal y tenga impacto”, consideró. Y ejemplificó: “Había 170 programas con recursos para distribuirlos a las provincias en una dispersión que es casi imposible para uno hasta de memorizar”.
“Es una secretaria muy buena con gente muy capaz”, describió. Y. puntualizó como una de las dificultadas la atomización de las áreas del Estado. “Es como si cada grupo de trabajo fuera un mini ministerio. Seis o siete personas son un mini ministerio. Es la lógica de la tabicación infinita, y termina subdividido”.
“No parece haber relación entre lo que hacemos con el impacto y el procesamiento subjetivo en la gente. Por lo tanto, eso también a nosotros nos despersonaliza, porque en última instancia cuando hacemos, gestionamos o enseñamos algo que no termina teniendo impacto real en la gente, nosotros también terminamos desimpactados”, describió.
Y definió: “Entonces todo es un como sí. Yo hago el como sí que hago política, que gestiono y te enseño y los otros el como sí que aprenden y en ese escenario no estamos, estamos todos ausente”.
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