Proyecto de ley: qué cambiaría si la legislación reconociera a los animales como sujetos de derechos y no como cosas
La iniciativa que es impulsada por un grupo de activistas que buscan cambiar el Código Civil y Comercial
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En la Declaración de Cambridge, firmada en 2012, por 13 eminencias de la neurociencia en presencia de Stephen Hawking, la ciencia comprobó que los animales sienten y tienen conciencia. Sin embargo, para la ley argentina, son considerados “cosas”. Es por esto, que cuando demandamos justicia, la ley falla en protegerlos.
“Sintientes” es un proyecto de ley que propone modificar el Código Civil y Comercial para que se considere a los animales, y se los deje de catalogar como “cosas” para pasar a ser sujetos de derecho. La iniciativa fue propuesta y preparada por la actriz Liz Solari, junto a un grupo de activistas y con el apoyo de Caballos CRR, Refugio en Alerta, Paraíso Animal, Animales de la Tierra, Fundación Zorba, Voicot, Animal Save Movement, Difusionv.com, y ley sintientes.org y del abogado Leonardo Barnabá.
¿Qué proponen con este proyecto? “Partamos de esta pregunta –dice Solari– en vez de preguntarnos si un ser viviente puede razonar o hablar, debemos preguntarnos si puede sufrir. Todos sabemos que los animales, al igual que los seres humanos, pueden sufrir y si se considera que el sufrimiento debe ser evitado, todos estos seres vivientes tienen por virtud de semejante característica común, el derecho de que no se les inflija sufrimiento porque sí. Sacarlos del régimen de cosas es el paso que realmente tenemos que dar para empezar a recorrer el camino correcto”.
Para citar solo un ejemplo, la elefanta Mara, incautada al Circo Rodas. fue a parar al exzoo porteño en calidad de depositario judicial y luego tuvo que ser declarada persona no humana para reconocerle el derecho a la libertad. Lo mismo ocurrió con la orangutana Sandra, la chimpancé Cecilia, y la puma Lola Limón, entre otros.
Como parte de los fundamentos esgrimidos en el proyecto, se cita la esclavitud y la situación de subestimación de las mujeres en otros tiempos. En el primer caso, la posibilidad de calificar como objetos a algunos miembros de la especie Homo Sapiens se justificaba con argumentos que postulaban diferencias basadas en inferioridad intelectual, incapacidad de autocontrol o por la negativa a reconocer la capacidad de sufrir igual que la de las personas blancas. Razones parecidas se utilizaron para negar los mismos derechos a otros grupos, entre ellos las mujeres, consideradas menos inteligentes, y, por eso, no tenían derechos que les permitieran una capacidad de desarrollo de una vida autónoma en igualdad de condiciones que los hombres..
“La decisión hasta el momento, es la de presentar el proyecto de ley como ciudadana, sin depender de un partido ni de un funcionario en particular. ‘Sintientes’ es una ley madre para empezar a hablar acerca del lugar que les damos a los animales. Cuando hablamos de animales hablamos de ambiente. Ellos son una parte intrínseca de la naturaleza. Necesitamos que sean respetados y protegidos porque es así como protegemos a la naturaleza”, señala Solari.
El proyecto es claro, y sintético. La categorización de los animales como sujetos de derechos no significaría que fueran titulares de los mismos derechos que poseemos los seres humanos, sino que se trata de reconocerles sus propios derechos como parte de la obligación del respeto a la vida y la dignidad de todo ser sintiente.
¿Cuáles serían las consecuencias prácticas, si la iniciativa se convirtiera en ley? El proyecto no prevé diferencias entre los animales que se consumen y aquellos que no son consumidos por los humanos. Sin embargo, lo cierto es que de manera directa no generará cambios inmediatos en las industrias para consumo. Pero es una realidad que sería el primer gran paso que se necesita para poder generar modificaciones en este ámbito.
“La Organización Mundial de la Salud considera a la salud humana, animal y ambiental, parte de una sola salud. No existe una, sin la otra. Por eso, nos ocupamos de la salud de los animales y al hacerlo, nos estamos ocupando de la salud de la sociedad, pues están relacionadas”, indica Solari.
También es una realidad, que la pandemia de coronavirus, cuya única diferencia con todos los brotes zoonóticos pasados, fue su facilidad de contagio, abrió los ojos hacia esta realidad. Y hoy los gobernantes están más dispuestos a legislar acerca de las industrias en las que los animales están implicados porque, en definitiva, la amenaza es hacia los humanos. Esto lo explica claramente la científica Jane Goodall: “Está tan intrínsecamente relacionado que es importante que se lo recordemos a la gente. Nos tenemos que preocupar para cuidar la salud de la gente. Sabemos que el virus del Covid nació en un mercado de Wuhan, en China. O dejamos de manipular a los animales y a la naturaleza o nos quedaremos sin nuestra casa, la Tierra. Se sabía que el Covid llegaría, como sucedió con todos los virus anteriores, y continuará pasando si no dejamos de maltratar al planeta y a los seres vivos. Estamos destruyendo el hábitat de los animales y ellos se ven forzados a tener un contacto más estrecho con los humanos. Viven hacinados, estresados, destruimos su hábitat y los juntamos. Los virus saltan de una especie a otra y cuando se dan las condiciones pasan al ser humano. Esta vez fue en un mercado húmedo con animales salvajes, pero podría haber sido en una granja de crías intensivas como la gripe porcina o el SARS, y tantos tantos más. La única novedad fue la velocidad con la que se traslado de un humano a otro. Todo esto se va a repetir de diferentes maneras hasta que modifiquemos nuestro comportamiento”.
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