Provincia: Volvieron las clases con tres modelos diferentes de escolaridad
Hoy empiezan los niveles inicial y primario, y otras modalidades especiales, que representan unos 2,6 millones de alumnos; las escuelas podrán poner en práctica un sistema presencial, mixto o virtual
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Los guardapolvos blancos aparecen desde todas las direcciones. Son las 8 y en la Escuela Municipal Malvinas Argentina, en Beccar, provincia de Buenos Aires, las puertas están abiertas y el edificio volvió a ser un polo de atracción para sus estudiantes que caminan algo dormidos, pero entusiasmados por reencontrarse con sus compañeros en esta cálida mañana de verano.
“Estoy feliz porque yo trabajo en un comercio y en noviembre ya empecé a ir de manera presencial. Mientras que ayer, mi marido, que trabaja en un cine, también volvió a trabajar. Si no arrancaban las clases presenciales no sé con quién lo iba a dejar”, cuenta Beatriz Lares, de 46 años, que hace la fila para ingresar a la escuela junto a su hijo Thiago, de 10, que no comparte la misma alegría. “Tengo sueño, ya me había acostumbrado a estar en mi casa”, dice.
En la puerta de la escuela, a los alumnos les desinfectan las manos, les toman la temperatura y ellos deben pisar sobre una rejilla que desborda de amonio cuaternario. Si bien es una novedad ver este protocolo en la escuela, los chicos ya lo conocen: no es distinto al procedimiento que se usa para ingresar a cualquier otro edificio en medio de esta pandemia de coronavirus.
“Él está feliz, ya se aburría en casa. Los primeros meses de la pandemia fueron como unas vacaciones, pero luego ya estaba totalmente embolado, hasta se cansó de jugar a la Play. La verdad que ya era hora de volver, el que no sabe cómo va a hacer con los tiempos soy yo, porque hoy él sale 9.45, o sea que tengo que ir al trabajo por 30 minutos, volver a buscarlo y llevarlo a lo de la abuela. Y menos mal que está la abuela, si no, imposible”, relata Juan Espíndola, de 41 años, que acaba de dejar a su hijo, Felipe, que entró entusiasmado porque hoy estrena su mochila nueva del Club Atlético River Plate.
Hoy, según la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense, arrancan los niveles inicial y primario, y las modalidades especial, artística, educación física, psicología, los Centros de educación Física y los Centros de Educación Complementaria. Todos ellos representan un universo de 2,6 millones de estudiantes.
Protocolos
Según indica el protocolo, no hay una cantidad fija de estudiantes por grupo, sino que se establece el tamaño de las burbujas según el tamaño de los espacios áulicos y del cumplimiento del distanciamiento social obligatorio: 1,5 metros entre estudiantes y 2 metros entre los mismos y sus docentes. En cuanto al tiempo de cursada, las jornadas deben ser simples, de cuatro horas como máximo, y en el caso de que una escuela aún no se encuentre en condiciones de garantizar la presencialidad de sus alumnos, podrá adoptar otra modalidad.
Las escuelas, según las posibilidades edilicias y de recursos humanos con las que cada una cuente, podrán poner en práctica un modelo presencial completo (los alumnos asisten todos los días a la escuela; la mitad, a la mañana, y la otra mitad, a la tarde); modelo semipresencial o combinado (los alumnos asisten a la escuela semana de por medio, de manera intercalada) y modelo no presencial.
En la Escuela Malvinas Argentinas, los alumnos vendrán una semana de manera presencial y la otra la cursarán de manera virtual.
“Hoy vienen, en promedio, dos grupos por aula. Salvo primer y segundo grado que son tres grupos. Cuantas menos burbujas tenés, más presencialidad le das a los chicos. Los de primero se van a las 9.45, pero el resto se queda tres horas. No tuvimos una baja en la matrícula, al revés. En el turno mañana tenemos 180 alumnos, esta semana vienen 90 de manera presencial y la próxima vendrá la otra mitad. Es como armar un rompecabezas”, explica Marisol Reigosa, directora general de educación de la municipalidad de San Isidro.
Dentro de la escuela, a las 8.15, los alumnos ya están adentro de las aulas. En la gran mayoría de los casos, los pupitres forman un semicírculo que apunta hacia el pizarrón. Todo el cuerpo docente lleva puesto un barbijo y una máscara facial de acrílico. Si bien algunas partes del protocolo los alumnos ya las tienen incorporadas, hay otras cuestiones que deben ser explicadas, sobre todo a los más chicos. Es por eso por lo que, María Benz, de 40 años, profesora de primer grado, decidió que todo el día de hoy se lo dedicara a explicar las distintas pautas y restricciones de la nueva normalidad.
“Hoy vamos a hablar del protocolo, les voy a explicar por qué somos tan poquitos, cómo hay que usar el baño, el tema del lavado de manos. Luego vamos a colorear un poco para que se distiendan y se sientan bienvenidos. La verdad que estoy feliz, nosotros no estamos acostumbradas a la clase virtual, a nosotros nos gusta tener contacto con los chicos y como ellos son de primer grado, teníamos contacto con los padres pero con los chicos no tanto porque era muy difícil que se quedaran mirando el Zoom”, señala Benz.
Cerca de las 10, en el colegio El Buen Ayre, también en Beccar, una institución privada solo para mujeres, las alumnas ya están en las aulas. Hoy comenzó el primario y mañana retomarán la presencialidad las del nivel inicial.
Son 398 las alumnas que hoy volvieron a tener clases en el aula después de casi un año de virtualidad. A cada grupo lo dividieron en cuatro, dos burbujas a la mañana y dos a la tarde. El colegio es de jornada completa, por lo que las chicas cursan la mitad del día de manera virtual y la otra de manera presencial.
Acá, como en el resto de las escuelas, muchas cosas cambiaron. Por ejemplo, a una sala de profesores debieron quitarle parte del vidrio que convertía ese espacio en uno cerrado para que ahora tenga ventilación.
Dividieron el patio para evitar que se mezclen los grupos y todo el piso y paredes de la institución tiene flechas o carteles que indican la dirección en la que se debe circular o recuerdan la importancia del lavado de manos y mantener una distancia de 1,5 metros con los compañeros. “Cuando bajan al recreo se mantiene el mismo grupo, todo está señalizado para que no haya contacto entre grupos. Cada burbuja vendrá cuatro horas por turno”, explica María Elena Caballero, directora general de El Buen Ayre.
“Tenía ganas de volver, hace mucho que no venía. El año pasado un poquito me gustó y otro poquito, no. Tenía ganas de empezar cuarto grado. El barbijo me cansa un poco”, dice Sofía, de nueve años, alumna del colegio.
Por su parte, Rosario Salerno es la directora del primario, segura que han trabajado mucho con los docentes para volver a recibir a las alumnas, desde lo psicopedagógico y también desde lo emocional. “Tuvimos que aprender a ser cálidos y cercanos sin poder tener contacto y mantenido todos los cuidados. El año pasado cuando tuvimos unos encuentros, tanto los docentes como los alumnos estaban duros, tensos, y después se fueron relajando. Tuvimos una capacitación que este año se enfocó en que el alumno muchas veces trabaja acompañado por el docente y otras veces trabaja solo, porque se mantendrá la virtualidad. El año pasado los chicos ganaron mucha autonomía, y eso fue algo bueno que nos dejó la experiencia de la virtualidad”.
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