Provincia: en promedio, en barrios populares, un 11% tiene anticuerpos contra el virus
Con la vacunación avanzando más lento de lo deseable y el fantasma de una segunda ola a la vuelta de la esquina, cada clave sobre cómo se difundió la pandemia en el país ayuda a trazar estrategias para enfrentar un posible rebrote. Con esa idea en mente, un equipo de investigadores de la provincia encabezados por Andrea Jait, de la Dirección Provincial de Epidemiología, difundió un trabajo que echa luz sobre el rumbo que siguió la pandemia en 30 de los 1726 barrios populares de esa jurisdicción, que registró el primer caso confirmado (un paciente con antecedentes de viaje al extranjero) a fines de febrero pasado. Desde ese momento y hasta el 5 de diciembre de 2020, se notificaron 627.758 confirmados y 20.898 fallecidos en esa provincia. El 79% se concentraron en el Área Metropolitana de la PBA (AMBA), donde el máximo número de casos confirmados por semana epidemiológica (SE) ocurrió en la número 35, mientras que en el interior de la provincia el máximo fue más tardío, en la 42.
El trabajo, realizado entre el 16 de julio y el 1º de diciembre (desde la semana epidemiológica 29 a la 48) del año pasado, analizó la seroprevalencia (presencia de anticuerpos contra el SARS-CoV-2) en individuos de 18 años o más. Mostró que el porcentaje de personas que estuvieron expuestas al virus y tuvieron respuesta inmunológica fue variable entre las comunidades, pero sin diferencias estadísticamente significativas por sexo ni grupo de edad. En promedio, la prevalencia de anticuerpos fue del 11%, aunque exhibió un mínimo de 1,8% en el barrio Ameghino (en la semana 37) y un máximo de 56,7% en el barrio 17 de noviembre (en la semana 41).
Un dato llamativo es que solo una minoría de los participantes en el estudio con anticuerpos detectables refirió haber padecido Covid-19, algo que puede atribuirse a que una alta proporción habría tenido pocos síntomas y no habría consultado con el equipo de salud. La única excepción fue el barrio San Jorge, donde este antecedente se registró en el 59,5% de los casos. Esta hipótesis es la que maneja Enio García, jefe de asesores del Ministerio de Salud bonaerense: “Muchos pueden haber sido asintomáticos o haber tenido síntomas leves y no buscaron atención”, comenta.
Metodología
Para hacer el estudio, se eligieron 300 viviendas a intervalos regulares en cada barrio, y en cada una de ellas se convocó a un voluntario mayor de edad al que se le tomó una muestra de sangre por punción digital. En esa muestra aleatoria, se estudiaron variables sociodemográficas (como la edad y género), enfermedades crónicas preexistentes (hipertensión arterial, diabetes, obesidad, EPOC), si las personas se trasladaban por trabajo y por qué medio de transporte. En todos los casos, se emplearon kits del test CovidAR, desarrollado por el equipo de Andrea Gamarnik en el Instituto Leloir, que fueron donados para esta ocasión. ”En general, se observó una relación directa entre la seroprevalencia del barrio y la incidencia acumulada (número de casos nuevos cada 100.000 habitantes) del partido correspondiente en la semana del relevamiento, salvo en el caso de La Matanza, donde se registraron valores diferentes de seroprevalencia en los barrios para valores similares de incidencia”, afirman los autores. ”Ya hicimos estudios de este tipo [para detectar anticuerpos] en estaciones de trenes de la zona Sur y nos dieron un resultado similar, alrededor del 11% –agrega García–. Y también estamos trabajando con una muestra de viviendas del conurbano que hicimos en conjunto con el Ministerio de Economía de la provincia. La idea es ver si cambia la seroprevalencia en el tiempo”. Sin embargo, advierte el especialista, este 11% no puede ser tomado como medida de inmunidad colectiva. “Pensamos que la ‘inmunidad de rebaño natural’ no es algo alcanzable e intentar ir por ahí generaría un costo sanitario altísimo”, dice García.
Es probable que ese número en realidad sea un pálido reflejo de la cantidad de personas que se infectaron. Es lo que opina Roberto Etchenique, químico analítico de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, que no participó en el trabajo y que junto con Guillermo Durán, director del Instituto de Cálculo, Rodrigo Quiroga, de la Universidad Nacional de Córdoba y Rodrigo Maidana, de la Universidad Nacional de La Plata, vienen analizando los números de la pandemia jurisdicción por jurisdicción. ”Todos los estudios de seroprevalencia, menos los que se hacen inmediatamente después de un ‘incendio’, dan errores muy grandes por defecto –explica–. En general, captan aproximadamente un tercio de los infectados originales. Dependen de muchas cosas; en especial, de cuánto fue la respuesta original de anticuerpos. Se sabe que aun con muchos virus, los asintomáticos generan muy pocos anticuerpos y se van perdiendo con el tiempo”. Y destaca: “Por supuesto, no se sabe si todas estas infecciones generan inmunidad, y cuando lo hacen, su duración, pero sin duda contribuyen a la letalidad global”.
Las estimaciones de este equipo en lo que se refiere a infectados (acumulados) al 15 pasado son mucho más altas: rondan el 44,03% para el AMBA (40 municipios más CABA), con distritos como Almirante Brown, que llega al 54,95%; Avellaneda, al 47,53%, o Ezeiza, que supera el 51%. El estudio también sugiere que las restricciones de movilidad que redujeron la concurrencia al lugar de trabajo en al menos un 5% a principios de marzo de 2020 se asociaron con menores probabilidades de seropositividad en el mes de julio, en comparación con los que redujeron en menor proporción.
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