El dato surge de un relevamiento de la lista Multicolor del gremio Suteba; el Consejo Escolar reconoce el problema y dice que trabaja para solucionarlo; las temperaturas extremas y los cortes de suministro eléctrico, algunas de las causas; la Provincia prometió enviar fondos
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Algunas de las letras que componen el cartel con el nombre de la Escuela Secundaria N°29 de Villa Luzuriaga, partido de La Matanza, faltan. Este detalle, que podría pasar inadvertido en el marco de una estructura de ladrillos grises que no pareciera presentar dificultades, es un indicio de lo que ocurre puertas adentro: aulas sin ventilación y un suministro intermitente del agua corriente que genera inestabilidad en el dictado de clases.
“Es ver qué pasa en el día a día”, se lamentó una fuente del colegio en diálogo con LA NACIÓN, quien precisó que el martes y el viernes, en medio de una inusual ola de calor que afecta a gran parte del país, la jornada escolar se vio interrumpida por la falta de suministro. “Sin agua y sin luz no se puede dar clases”, repetía la referente escolar, que pidió que no se la nombre ni le saquen fotos. “Te separan del cargo”, advirtió.
Frente a la ola de calor –que se prevé que seguirá por lo menos hasta los primeros días de la semana que viene– decenas de escuelas en La Matanza se vieron obligadas a suspender o reducir el horario de dictado de clases. Según el relevamiento elaborado por delegados de la lista Multicolor -opositora a la vertiente oficialista de Roberto Baradel- del gremio docente Suteba, ayer los establecimientos que debieron atravesar esta problemática fueron 33. De secundaria, las escuelas N°115, N°54, N°4, N°34, N°42, N°169, N°173, N°19, N°11, N°26, N°2, N°1, N°24, N°105, N°188, N°14, N°27, N°10, N°187 y N°23. De primaria, se listan las instituciones: N°8, N°13, N°64, N°93, N°194, N°115, N°43, N°97 y N°100. De nivel superior, las escuelas N°88 y N°56, mientras que aquellas de enseñanza especial y de adultos fueron la N°512 y la N°714, respectivamente. Esta situación se repitió durante la última semana, además, en otras ciudades de la Provincia de Buenos.
En el municipio conducido por Fernando Espinoza (Frente de Todos), de un total de 660 edificios escolares, en los que funcionan 740 servicios que agrupan a los niveles inicial, primaria, secundaria, superior, especial y de adultos, un 5% se vio afectado por las condiciones en las que se encuentran.
Según el relevamiento sindical, de las 33 escuelas damnificadas, un 20% indicó tener problemas con la ventilación de los ambientes, seguido por un 13% que dijo no tener agua corriente, y otro 13% que precisó que no cuenta con agua potable (bidones de agua) para suministrar a los alumnos. Además, el 12% de los establecimientos relevados dijo que sus baños están dañados o son insuficientes, el 9% que faltan aulas, un 7% indicó tener problemas eléctricos, el 6% que no cuentan con todo el mobiliario escolar necesario, un 5% que sus aulas son muy pequeñas, otro 5% que no tienen ventilación mecánica, el 1% que tienen aguas servidas en sus patios, y un restante 9% que indican “otras” problemáticas.
Docentes, auxiliares y directivos de instituciones educativas de La Matanza se movilizaron ayer por la mañana al Consejo Escolar. “Reclamamos la entrega de agua fresca, así como de obras para que en los edificios escolares haya condiciones de habitabilidad y pueda haber clases. La comunidad educativa de varios establecimientos denuncian muchos años de deterioro y falta de mantenimiento elemental, como es la limpieza de tanques y las pruebas de potabilidad del agua”, comentó a LA NACIÓN Nathalia González, docente de la escuela N°23 .
Y sentenció: “Esta realidad está muy alejada de los discursos de [Axel] Kicillof -gobernador de la provincia de Buenos Aires-, que habla de la ‘mayor inversión en escuelas de la historia’, mientras que quienes asisten día a día ven las falencias estructurales que hacen que en invierno o en verano no estén las condiciones dadas para la cursada”.
A partir de una recorrida de LA NACION durante los días miércoles y viernes por la mañana en varias localidades del municipio de La Matanza, se comprobó que las problemáticas fundamentales de las escuelas de la zona son la intermitencia de la red de agua corriente, la falta de agua potable, la poca ventilación de las aulas y la escasa potencia de la red eléctrica que se sobrecarga y se corta con el funcionamiento en simultáneo de aire acondicionados o ventiladores.
A través de un comunicado, el Consejo Escolar reconoció los problemas y señaló que trabaja en conjunto con el municipio para solucionarlos. “El inicio de clases en el distrito de La Matanza encontró a las escuelas con diversas y variadas problemáticas que el Consejo Escolar, dependiente de la Dirección General de Cultura y Educación (DGCyE) de la provincia de Buenos Aires, está atendiendo mediante todos los medios disponibles. La situación de la falta de agua –y los bidones que se están entregando– se vieron agravadas por la persistente e inesperada ola de calor que, sumado a los cortes del suministro eléctrico, de público conocimiento, dejó a muchos establecimientos educativos con necesidades”, precisó.
En la misma línea, la DGCyE de la provincia de Buenos Aires aceptó las dificultades “principalmente en las escuelas de mucha matrícula y en el turno tarde”, y explicó que se debía a: “La cantidad de alumnos por aula, la falta de agua de red (depende del día y la presión de la zona) y otras”. Además, destacó las acciones que desde la cartera educativa provincial, a cargo de Alberto Sileoni, impulsaron para evitar la suspensión de clases: “En cuanto a los ventiladores, además de la partida ordinaria que todos los Consejos Escolares tienen para la compra, enviamos una nueva partida de $149.000.000 a aquellos que presentan riesgo naranja y rojo. Para La Matanza ya hemos autorizado $13.900.000 que el próximo lunes dispondrá como refuerzo para agua, a través de su Consejo Escolar”.
Una red colapsada
En algunas zonas, los cortes de agua son habituales y representan un problema para el dictado de clases. Tres personas estaban sentadas el miércoles alrededor del mediodía justo enfrente de la Escuela Secundaria N°29, en la localidad de Villa Luzuriaga. Tomaban tereré en la puerta de su casa cuando la térmica ya pasaba los 30°C.
“Nosotros tenemos agua, pero el jardín de infantes al que va mi sobrino no tiene clases hace una semana por ese motivo. Es acá a la vuelta”, precisó una de las mujeres.
Se trataba del Jardín de Infantes N°928. A pesar de que nadie respondió al timbre, un cartel pegado en la puerta del establecimiento precisaba que, por falta de agua, se suspendían las clases “hasta nuevo aviso”.
“Llegué a mi casa después de trabajar todo el día, me saqué la ropa, me metí a la ducha y el agua no salía. Es muy triste y agotador”, comentó a LA NACIÓN Analía López, docente de quinto y sexto grado de la Escuela Primaria N°99 de la localidad de Rafael Castillo y vecina de la zona. Ayer por la mañana reclamaba junto a colegas y madres del establecimiento por mejoras edilicias.
“El colegio tiene techo de chapa y solo tres aulas tienen aire acondicionado. El resto solo cuenta con ventiladores que no dan abasto. A la mañana el calor zafa, pero a la tarde se hace imposible. Personalmente, le dije a los chicos que vayan con pantalón corto, y en invierno les sugiero que lleven frazadas”, confesó López, que si bien señaló que la escuela tiene problemas de infraestructura en los baños y en el patio, determinó que “lo prioritario es que lleguen ventiladores porque tenemos una semana con temperaturas muy altas por delante”.
Walter Sotelo manda a su hijo a la Escuela Primaria N°169, de Gregorio Laferrere. Sin embargo, hace una semana que no tiene clases. ¿Los motivos? La falta de agua potable, la intermitencia en el agua corriente y la poca circulación de aire. “La situación de infraestructura no da para más. No se hizo la limpieza de los tanques ni el test para saber si el agua de red se puede tomar, que igual, muchas veces no hay por falta de presión. La ventilación de las aulas es prácticamente nula y los chicos se descomponen dentro”, detalló.
Sobrepoblación en las aulas
“En la E.P. N°210 del Barrio Nicole [localidad de Virrey del Pino] necesitamos con urgencia que terminen las aulas que nos prometieron”, se lee en un cartel que sostiene con firmeza una docente durante la movilización de ayer. La determinación de su reclamo se nota en su expresión, con el ceño fruncido y una mirada inquisitiva dirigida a la puerta del Consejo Escolar de La Matanza.
Daniela Copa, docente de cuarto y sexto grado de primaria de la institución, explicó a LA NACIÓN la razón de su pedido: “Estamos trabajando con una lista de 50 chicos por salón. El barrio creció y hay mucha demanda en la matriculación. Ya nos avisaron que para abril las listas van a pasar a ser de 70 chicos”.
Con estos números, el sistema de dictado de clases se vio trastocado. Según precisó Copa, hay docentes que están trabajando con 45 chicos dentro del salón, mientras que hay otros que, como ella, lo hacen por burbujas porque enseñan a más de 50 alumnos por clase y no entran todos en el aula.
Así, además de sostener un protocolo propio de la pandemia, según cuentan los docentes, la escuela se vio obligada a incorporar un sistema de rotación de aulas, porque no son suficientes. Hay 17 salones para 18 cursos. Cada grado falta cada 15 días para “prestarle” el aula al que no tiene. “Se van rotando los cursos y niveles que le prestan el salón”, señaló.
“Estamos reclamando que se finalice la obra del anexo de la escuela, iniciada el año pasado, que ya debería haber finalizado. Solo colocaron una chapa y unas columnas y las aulas no están”, agregó la docente.
En la Escuela Secundaria N°123 de González Catán se da una situación similar. Tal como precisó Víctor Ledesma, docente del establecimiento: “Estamos esperando una obra de ocho aulas y todavía no se sabe nada. Hay un crecimiento poblacional que llevó al desdoblamiento de cursos. Estamos con clases parciales porque es insuficiente el espacio”.
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