Coronavirus: protesta de gastronómicos con mesas en Plaza Serrano contra las restricciones por el coronavirus
Dueños de bares y restaurantes se instalaron en pleno Palermo con pancartas, batucada y carteles que indicaban cuántas familias dependen de los empleos que están en riesgo por las medidas que afectan al sector
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La batucada de fondo contrastó con el clima de tristeza e incertidumbre del sector gastronómico. Poco minutos después, los tambores se silenciaron para dar paso al Himno Nacional y que surja la emoción entre los presentes. Estos sentimientos encontrados se vivieron este mediodía en pleno Palermo, donde dueños de bares, restaurantes y cervecerías protestaron contra las restricciones que les impide recibir clientes nuevamente este fin de semana.
Desde las 11, los gastronómicos instalaron mesas en Plaza Serrano, pese a las restricciones que se lo impiden para reclamar por asistencia económica y rechazar el último DNU presidencial, que dispuso que tras los nueve días de “confinamiento estricto” del 22 al 30 pasado, se volvería a cerrar todo este fin de semana. En este escenario, los locales solo pueden atender en modalidad delivery y take away, mientras que en la semana pudieron recibir clientes hasta las 19.
“Nos une la desgracia”, dice a LA NACION Guillermo González, dueño de Club Serrano, consultado sobre la gran cantidad de representantes que acudieron a esta manifestación. Es que no solo están presentes los de locales de la zona, sino también dueños de comercios gastronómicos de La Matanza y de otros municipios del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
“La situación ya no se sostiene más y la apertura que nos permiten es lo mismo que estar cerrados. Los argentinos van a comer a partir de las 20. Y para colmo no nos dejan ni siquiera abrir los fines de semana. Todo es una gran mentira”, se quejó González.
El sector reclama que los dejen abrir los siete días de la semana, que le permitan el aforo del 30 por ciento en el interior de los locales y poder extender el horario de atención al público hasta la medianoche.
“Ya no somos solo nosotros, los proveedores están cayendo con nosotros. Para que se den una idea antes por fin de semana ‘bajábamos’ 40 bolsas de papa, hoy en los días que más vendemos bajamos seis″, comentó Salvador Avanzato, propietario de Santa Birra y presidente de la Cámara de Gastronómicos de La Matanza.
Además de pancartas con sus reclamos, en las mesas pusieron carteles en los que se informa la cantidad de familias que dependen de los negocios afectados.
Alrededor de las 13, la música se detuvo. Walter Pologna, de Gastronómicos de Avellaneda, tomó el micrófono y anunció que recibieron un llamado del gobierno de la Ciudad para ofrecerles una reunión con el ministro de Desarrollo Económico y Producción, José Luis Giusti, el lunes. “¡Estamos contentos! Fue una manifestación pacífica y logramos que nos escuchen”, gritó ante los presentes.
“Si están de acuerdo, vamos a pedir que cuando termine el decreto, a fin de esta semana, podamos volver a abrir”, lanzó ante el micrófono y recibe una respuesta unánime: “¡Sí!”. Cuando terminó su discurso, empezó a levantar las mesas y los asistentes se desconcentraron. Les resta esperar también el llamado del gobierno nacional y lograr que se cumplan lo que están pidiendo.
“Conocemos perfectamente lo que están pidiendo porque estamos trabajando constantemente con ellos. Las decisiones que se toman en función de la pandemia y siempre, desde el gobierno de la ciudad tratamos de tener la menor cantidad de restricciones posibles. Esperamos que las cuestiones sanitarias nos permitan avanzar hacia una fuerte apertura. En la ciudad los casos están bajando de manera sostenida y, en la medida en que eso se mantenga esta semana, seguramente vamos a ir hacia un proceso de apertura, señalaron a LA NACIÓN voceros del ministerio de Desarrollo Económico y Producción de la Ciudad.
Familia afectada
Leonardo Romero, empleado administrativo de un bar de la zona de Palermo, llegó con su familia completa: su esposa y sus tres hijos (Facundo, de 13 años; Brenda, de 7 años, e Isabella, de 5). “Vinimos para apoyar porque la situación es crítica. Sufrimos un gran golpe el año pasado con el cierre y este año, cuando estaba repuntado un poco, volvieron las restricciones y terminó por aniquilarnos”, dijo.
“Queremos poder trabajar tranquilos, con todos los protocolos, porque nos preparamos para eso. Los bares invirtieron en todo lo necesario como para poder realizar todos los protocolos como corresponde y ahora no podemos. Lo único que pedimos es trabajar”, agregó Vanesa, esposa de Leonardo y también empleada de un bar.
Toda la economía de esta familia depende del sector y eso los angustia. “El dueño se portó bien, pero vemos que ya no puede más. Esta situación es crítica”, señaló la mujer.
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