Proceso de depuración en la Federal
Tres de los oficiales superiores investigados por supuestas coimas fueron trasladados a puestos de menor trascendencia.
Con el pase a retiro de tres comisarios generales y cuatro comisarios mayores, el ascenso de otros tres comisarios mayores a la máxima jerarquía y los traslados a puestos de poca relevancia operativa de los tres altos jefes policiales investigados en una causa por presunto cobro de coimas, la Policía Federal comenzó un proceso de depuración y cambios en sus cuadros superiores.
Tres comisarios mayores ascendieron a comisarios generales:Miguel Angel Ciancio, Enrique Saladino y Juan de Jesús Martínez. En tanto, tres comisarios generales pasaron a retiro: Juan Carlos Raffaini, Angel Ramírez y Roberto Heredia.
Otros cuatro comisarios mayores fueron pasados a retiro: Andrés Schmitz, de la Dirección General de Instrucción; Jorge Martino, de la Dirección General de Lucha contra el Crimen Organizado; Héctor Panuccio, de la Dirección General de Inteligencia, y Norberto Sánchez, de la Dirección General de Asuntos Judiciales.
El comisario mayor Carlos Navedo, jefe de la operativa Dirección General de Comisarías, pasó a la Dirección de Materiales y Bienes de la Superintendencia de Administración.
Anoche se tenía por seguro que su reemplazante es el actual director de Asuntos Jurídicos, comisario mayor Silvio Alberto Lattanzio, que ya era uno de los tres comisarios mayores que integran la plana mayor.
La renovación anual de los principales cargos de la Policía Federal se produce habitualmente a fines de noviembre, pero esta vez se precipitó. Según los analistas, se buscó descomprimir la fuerte presión ejercida por la opinión pública luego de conocerse las investigaciones judiciales por la serie de supuestos casos de corrupción en comisarías de Constitución, Flores y San Telmo.
Otro de los escándalos que salpicó a la institución fue la causa judicial que vinculó al juez federal Norberto Oyarbide (actualmente de licencia) con el comisario Roberto Rosa, señalado como el supuesto responsable de urdir una red que vendía protección a prostíbulos de lujo.
Pero la investigación más resonante dentro de la institución es la que impulsa ahora el fiscal Pablo Lanusse, en la que aparecen involucrados 50 efectivos, tal como lo confirmó ayer el jefe de la fuerza, comisario general Pablo Baltazar García.
Tras los nombramientos realizados anoche, así quedarán conformadas las doce superintendencias de la Policía Federal:
- Seguridad Metropolitana: comisario general Miguel Ciancio -antes en Secretaría General, uno de los comisarios mayores que ascendió- por Luis Santiago Fernández.
- Investigaciones: comisario general Osvaldo Vázquez.
- Drogas Peligrosas: comisario general Rubén Escalante, por Raffaini, que pasó a retiro.
- Seguridad Ferroviaria: comisario general Enrique Saladino -asciende, antes estaba en la Dirección General de Pericias- por Escalante.
- Interior: comisario general Víctor De Filippis, antes en Superintendencia Científica, en lugar de Eduardo Fernández.
- Planeamiento: comisario general Luis Santiago Fernández -viene de Seguridad Metropolitana- por Angel Ramírez, que pasó a retiro.
- Personal: comisario general Héctor Barúa.
- Administración: comisario general Rodolfo Trintinaglia.
- Científica: comisario general Juan de Jesús Martínez -tercer ascendido, antes en la Dirección General de Proyectos y Planificación- por De Filippis.
- Bienestar: comisario general Roberto Torres.
- Bomberos: comisario general Pedro Oyhambure.
- Comunicaciones: comisario general Alberto Silva. Como representante de la Policía en la Secretaría de Seguridad Interior, que dirige Miguel Angel Toma, quedará el comisario general Eduardo Fernández, en lugar de Roberto Heredia, que pasa a retiro.
En la Secretaría General, que era ocupada por Ciancio, fue nombrado el comisario inspector Enrique Serén, quien se desempeñaba en el Departamento Escuela Federal de Policía Coronel Ramón L. Falcón.
Indagados
(DyN).- El juez federal Juan José Galeano indagó ayer a ex oficiales superiores de la Policía Federal acusados por la presunta destrucción y ocultamiento de pruebas en la causa por el atentado contra la AMIA.
La información fue suministrada por fuentes judiciales que precisaron que el juez interrogó, en calidad de acusados, a los comisarios mayores retirados Ricardo De León y Carlos Castañeda, que fueron denunciados por la desaparición de las escuchas telefónicas realizadas en 1994 a Carlos Telleldín.
El análisis de la noticia: Una salida elegante
No era una solución sencilla para la cúpula de la Policía Federal: había que sacar del centro de la tormenta a los tres altos jefes policiales investigados por presunta corrupción sin que cayeran fuera de la red de contención de la institución.
De no lograrlo, hubiera significado asumir las sospechas con un grado de certeza que podría colocar a la fuerza en riesgo de colapso.
Las investigaciones del fiscal Pablo Lanusse por presunta corrupción policial pusieron en la mira al superintendente de Seguridad Metropolitana, comisario general Luis Santiago Fernández; al director general de Comisarías, comisario mayor Carlos Navedo, y al jefe de la Circunscripción VII, comisario inspector Alejandro Di Nunzio, entre otro medio centenar de oficiales y suboficiales.
Y, a fines de septiembre, la cúpula de la Federal quedó al borde de su desgarramiento cuando el superintendente de Drogas Peligrosas, comisario general Juan Carlos Raffaini, que investigaba por pedido del juez Pablo Bruno otro presunto caso de connivencia entre policías y una red de prostitución, pateó el tablero y renunció -según afirmaron fuentes seguras- "cansado de que los corruptos apañen a policías coimeros".
Ante tamaña presión, la Junta Superior de Calificaciones encontró una salida elegante: pasar a Fernández a Planeamiento y a Navedo a Administración, lejos de la exposición que suponen las áreas más "calientes" y operativas de la fuerza, como lo son Seguridad Metropolitana y Comisarías.
Con este panorama, la elección de sus reemplazantes guardó íntima relación con la cuestión de la exposición pública: había que escoger a hombres acostumbrados a "jugar con fuego".
No extrañó entonces que la elección del nuevo jefe de Seguridad Metropolitana recayera sobre el ex secretario general de la fuerza, Miguel Angel Ciancio, ascendido en este juego -con más dosis de política que de análisis operativo- al máximo escalafón.
Aun cuando, por jerarquía, el superintendente de Seguridad Metropolitana es el Nº 3 de la Fuerza, en los hechos esa posición la ejercía el secretario general. De hecho, Ciancio fue, en los últimos tiempos, el hombre que estuvo más cerca del jefe de la policía, comisario general Pablo Baltazar García, a la hora de dar explicaciones públicas ante cualquier hecho que involucrara a la actividad policial, en favor o en contra.
Y aunque García insiste con que no dudará en expulsar a cualquier efectivo si se demuestra que está involucrado en un hecho delictivo, lo cierto es que los cambios dispuestos ayer, por ahora, no parecen mostrar que la Policía Federal esté al borde de una beneficiosa autodepuración.