Procesaron al pastor Giménez
Acusan al predicador de haber estafado a una feligresa que soñaba con tener una casa propia; sigue libre e iría a juicio oral.
A los 41 años, y luego de una tumultuosa separación de hecho que lo llevó a los tribunales, el pastor Héctor Aníbal Giménez se muestra como un hombre de gran sensibilidad. La Justicia no está tan segura. El juez de instrucción Pablo Bruno lo procesó por haber estafado a una feligresa que soñaba con tener una casa propia.
El predicador más famoso de la televisión está en libertad, pero, según adelantaron fuentes judiciales, probablemente tendrá que enfrentar un juicio oral y público por el delito de estafa.
Mientras tanto, inauguró hace dos semanas una nueva iglesia, con shopping incluido, en Once y todas las noches despide a sus seguidores por Crónica TV.
La debacle para él comenzó hace cuatro años, cuando su esposa, Irma López, lo denunció por amenazas y lo acusó públicamente de ser un marido infiel. La DGI y dos jueces empezaron a investigarlo y descubrieron que, detrás de su inocente discurso, el predicador y sus adláteres mueven cientos de miles de pesos, según fuentes judiciales.
El año último, la jueza comercial Estela Timpanelli decretó la quiebra de la sociedad civil sin fines de lucro que presidía el pastor y éste debió cambiar el nombre de su ministerio, Ondas de Amor y Paz. Ahora su templo es la Iglesia de las Buenas Ondas.
Hace cinco días, el juez Bruno lo declaró prima facie responsable del delito de estafa por haber presuntamente engañado a una feligresa llamada María Morales, que pagó más de 2000 pesos a cuenta de un hogar que nunca tuvo.
La misma suerte tuvieron su hermano Eduardo "Lalo" Giménez -también pastor- y otro seguidor de su templo, José Elio Oriolo. Ambos son titulares de la firma Viviendas Jeremías, que también fueron procesados, como reclamaba el fiscal José María Campagnoli desde el inicio de la investigación.
La Sala IV de la Cámara del Crimen, integrada por Carlos Gerome, Eduardo Valdovinos y Alfredo Barbarosch, ya confirmó el procesamiento sin prisión preventiva y le impuso un embargo de 10.000 pesos a cada uno. Ambos se sentarán en el banquillo de los acusados en un próximo juicio oral y público.
Fuentes cercanas a la investigación dijeron a La Nación que lo propio ocurrirá con el pastor Aníbal Giménez, porque seguramente la Cámara también confirmará su procesamiento.
Estafada en su buena fe
Era 1994. María Morales solía ir a escuchar al pastor en la gran iglesia que instaló hace ocho años en Almagro.
La damnificada declaró ante el juez Bruno que soñaba desde hacía tiempo con comprar un lugar para vivir. En octubre de ese año, alentada por otros feligreses, decidió ingresar en uno de los planes para adquirir casas premoldeadas de la Inmobiliaria Jeremías, en Rivadavia 3751, justo al lado del templo donde predicaba Giménez.
Según el expediente -al que tuvo acceso La Nación -, dentro del templo se publicitaban los planes de viviendas y al frente de las oficinas estaba el hermano del pastor mediático, apodado Lalo.
Impulsada por las facilidades de pago, Morales firmó un contrato. Le prometieron que instalaría su futuro domicilio en un terreno de Ismael Moreno al 400, en Avellaneda. Pagó un adelanto de $ 1000 y cuatro cuotas de $ 277.
En marzo de 1995, se enteró de que la misma inmobiliaria construiría una propiedad en Hipólito Yrigoyen y Urquiza y de que podía cambiar su plan aumentando la cuota. En la oficina lindante con el templo la empleada que la atendió no supo darle respuesta. Entonces sospechó que algo malo ocurría.
Morales se dirigió hacia donde supuestamente se instalarían los departamentos y comprobó que no había ninguna obra. Los reclamos fueron inútiles ante Lalo Giménez y el contador del templo, Carlos Loyola.
Al pastor Giménez "se lo acusa de haber brindado a los integrantes de la firma Viviendas Jeremías un respaldo implícito sin el cual no hubiesen logrado consumar el fraude perpetrado". Ayer, La Nación intentó sin éxito comunicarse con él. Su teléfono particular y los de sus templos no figuran en la guía.