Problemas en Twitter. Por qué en pocas horas Elon Musk redefinió el límite de tuits que se pueden ver por día
Inicialmente, el magnate dueño de la red social había impuesto 600 mensajes diarios para usuarios comunes y 6000 para cuentas verificadas; luego, lo extendió a 1000 y 10.000
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Elon Musk, el hombre más rico del mundo, creador de los autos eléctricos Tesla y la empresa aeroespacial SpaceX, y dueño de Twitter desde octubre de 2022, sacudió la modorra otoñal del sábado al anunciar que temporalmente Twitter limitará la cantidad de tuits que pueden ver los usuarios cada día. Es una acción que parece incongruente con el modelo de negocios de las plataformas digitales en general, y las redes sociales en particular: a contramano del mundo, y a diferencia de TikTok, YouTube, Instagram o Facebook, que intentan que el usuario pase la mayor cantidad de tiempo posible en sus plataformas, Twitter le pondrá un freno: los usuarios comunes sólo podrán ver 1000 tuits diarios, que serán 10.000 para quienes están verificados.
La medida es temporal y sujeta a cambios repentinos (un sello del ejecutivo, que primero fijó el límite en 600 o 6000 tuits y dos horas después lo amplió a 800 y 8000, y luego 1000 y 10.000). A partir de ahora, y por una duración desconocida, al alcanzar el límite diario los usuarios verán un cartel que les informa de este hecho: no importa si los gastó en un rato viendo un hilo de esos de anécdotas graciosas, si se esfumaron mientras leía las reacciones de la hinchada durante de un partido de fútbol, o si simplemente estaba “paseando” por Twitter y consumió los tuits. Para los usuarios más o menos intensos de Twitter que no pagan (la mayoría), 800 tuits es poco.
¿Por qué haría algo así Twitter? La respuesta está en el texto del tuit original de Elon Musk: “Para abordar los niveles extremos de extracción de datos y manipulación del sistema, hemos aplicado los siguientes límites temporales: las cuentas verificadas están limitadas a leer 6000 publicaciones por día; las cuentas no verificadas a 600 publicaciones/día; las nuevas cuentas no verificadas a 300/día”. Luego, como dijimos, amplió el límite.
Primero, lo evidente: los usuarios que pagan pueden ver más tuits. Es para recompensar a quienes pagan entre 8 y 11 dólares al mes por acceder a Twitter Blue, la membresía que además de agregarle un sellito de verificado a su cuenta les permite editar tuits y hacer posteos de hasta 25.000 caracteres, contra los 280 caracteres de un tuit convencional, entre otras ventajas. Para Musk, lograr ampliar la base de usuarios pagos es un pasito más en su lento y tortuoso camino para hacer que Twitter sea una empresa rentable (algo que para sus predecesores fue un logro muy esquivo) y, de esa manera, recuperar algo de los 44.000 millones de dólares que invirtió en la compañía en octubre pasado, y que lo lastran con préstamos y vencimientos de intereses de deuda. El valor intrínseco de una red social está en su popularidad (todos tenemos una cuenta de Facebook porque todo el mundo tiene una; el atractivo de TikTok está en la variedad infinita de contenido, que logra por su enorme masa de generadores y consumidores de videos), pero Musk necesita plata. Ahora. Así que no le queda más que forzar el funcionamiento de la plataforma y de paso promocionar la versión paga. Los que no iban a pagar nunca seguirán sin hacerlo, pero quizá convence a alguien de que tomar una membresía.
¿Afecta el funcionamiento de la plataforma?
Segundo, lo técnico: Musk se queja hace tiempo de que hay muchísimas compañías que toman todos los datos de Twitter y los analizan, buscando fenómenos y tendencias que no se estén viendo a simple vista. Es un caudal de 500 millones de tuits diarios que publican sus más de 300 millones de usuarios, según los últimos datos oficiales. Esa extracción de datos (data scrapping, en inglés), que también alcanza a los tuits viejos, le demanda más tareas a los servidores de Twitter (a las computadoras que hacen que el sitio y la app funcionen) sin darle nada a cambio. Son aspiradoras de datos para uso propio, y según Musk actualmente eran tantas que estaban afectando al funcionamiento normal de la plataforma.
En mayo de este año amenazó con demandar a Microsoft por data scrapping, diciendo que había usado tuits para educar a sus herramientas de inteligencia artificial (Microsoft es uno de los inversores en OpenAI, la compañía detrás de ChatGPT). Lo hizo después de que Microsoft anunciara que dejaría de incluir a Twitter como una alternativa dentro de su plataforma de anuncios, porque ahora Twitter comenzaría a cobrar por el uso de sus APIs (una herramienta que permite, justamente, acceder en forma masiva a los tuits y otros servicios de esa plataforma sin tener que usar la app oficial o tener una cuenta de usuario). Todas las redes sociales tienen APIs públicas de acceso más o menos libre, por supuesto: todas viven, en parte, de que otros sitios y servicios promocionen su contenido, permitiendo que, por ejemplo, se pueda ver un posteo de Instagram o de Facebook fuera de la plataforma original.
Algo así se podía antes con los tuits, pero desde hoy solo podrán ver un tuit quienes estén registrados en la plataforma. Se acabó el acceso público general a los tuits entrando en el perfil de una cuenta, o siguiendo un link recibido por WhatsApp. Instagram, dicho sea de paso, tiene una política similar.
Así, esta medida impopular se explica como una necesidad de sanear el sistema para que funcione mejor, frenando a los abusadores. Al menos, desde la voz de Musk. Habrá que esperar para saber cuán temporal es, realmente, la medida, y qué efectos tendrá en el corto y largo plazo.
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