Presentan la "Ultima cena" como la restauración del siglo
Hoy serán mostrados en Milán los trabajos de la puesta a punto de la obra de Da Vinci, que demandaron 20 años y costaron cuatro millones de dólares.
ROMA.- La "restauración del siglo". Así definen aquí el trabajo que, durante más de 20 años, hizo un grupo de expertos sobre la famosísima Ultima cena , de Leonardo da Vinci, en el refectorio de Santa Maria delle Grazie, en Milán, que hoy será inaugurado oficialmente y mañana reabierto al público.
Esta restauración de una de las pinturas más queridas del mundo -comparable por su fama a la Gioconda o a la Primavera, de Botticelli- tomó muchísimo tiempo -de 1978 a estos días-, resultó mucho más compleja que la de la obra de Miguel Angel en la Capilla Sixtina y generó una infinidad de polémicas.
¿Por qué? Porque el impresionante cenáculo de Leonardo, realizado por orden de Ludovico el Moro, entre 1494 y 1498, aproximadamente- era una obra de arte que muchos consideraban "irrecuperable", "perdida" a través de los siglos. Una pieza artística muchas veces retocada, arreglada y vuelta a pintar, que incluso sobrevivió a un bombardeo aliado sobre Milán, en agosto de 1943.
Después de 20 años, mañana la Ultima Cena volverá a poder ser admirada por todo el mundo. Liberada de siglos de polvo acumulado, la gente podrá apreciar una nueva luz: la que el maestro verdaderamente había creado. Así como las emociones, los gestos, las formas y los colores de los apóstoles de hace quinientos años. Todo gracias a las más avanzadas tecnologías puestas a punto en los últimos años por la física y la electrónica, a la perseverancia de un patrocinante (Olivetti), pero sobre todo a la paciencia del equipo de restauradores del Instituto Central de la Restauración, liderado por Pinin Brambilla Barcilon.
Curar al enfermo
Esta mujer, blanco de críticas por las controversias que se generaron en torno de su tarea, contó hace poco a la revista L´Espresso que cuando vio por primera vez la obra de Leonardo que debía restaurar, comenzó a pensar en cómo se podía "curar a ese gran enfermo".
El cenáculo contaba con varios estratos de polvo, suciedad, colas e inmensos estucos sobre la pintura original. En otras palabras, la gran obra de arte de Leonardo se había transformado, con el paso del tiempo y la mano de sucesivos restauradores, en otra cosa. No sólo Jesús, sino también los apóstoles, y sus expresiones, se habían deformado.
"En el curso de las intervenciones a las que fue sometida la Ultima cena -explicó Pinin Brambilla-, todos los rostros resultaron alargados. Fueron colocados ojos donde no los había, figuras de tres cuartos fueron transformadas en perfiles y bocas abiertas por el estupor fueron cerradas."
El resultado del trabajo del equipo de expertos dirigido por esta mujer, obtenido poco a poco con una meticulosa limpieza de la superficie y con el reintegro de la acuarela -tarea constantemente analizada por cientos de estudiosos del arte italianos y extranjeros-, permitió lograr una suerte de edición crítica del original sobreviviente.
Leonardo pintó la Ultima cena tomando como fuente de inspiración el Evangelio de San Juan, capítulo 13: durante la cena, Jesús lava los pies a los discípulos y dice: "Ustedes son puros, pero no todos (É) En verdad, en verdad les digo: uno de ustedes me traicionará". Y es justamente éste el instante que Leonardo quiso representar.
La tarea de restauración -que costó casi 4 millones de dólares- reveló detalles significativos como el modo en que la mesa de la Ultima cena estaba puesta: todo estaba tan oscurecido que no se podía ver cómo eran los platos o de qué tipo era el mantel.
Según Brambilla, la jefa del equipo de restauración, ahora los platos reflejan (como quiso Leonardo) el color de la vestimenta de los apóstoles, cada uno de ellos tiene en frente un pequeño plato de peltre, donde coloca el pescado que toma del plato central, y, más atrás, otro pequeño plato para lavarse las manos. Por otra parte, resulta que el mantel no estaba bordado como siempre se creyó, con el punto Asís, sino que se trata de un tejido de la región de Toscana o la de Umbria.
Así las cosas, se deduce que quien vio la Ultima cena antes de esta "restauración del siglo" y vuelva a verla ahora, puede llegar a quedar boquiabierto. Como también se deduce que a partir de su reaparición en público se reabrirá el debate.
"Cuando empezó la restauración, las polémicas surgieron porque iba a ser una tarea larguísima. Además, era una pintura que ya se encontraba en mal estado en la época de Leonardo, por lo que había tenido sucesivas intervenciones. Y entonces se discutió si valía la pena sacar y limpiar todas esas intervenciones, las colas, las pinturas, a una obra tan dañada", explicó a La Nación Alessandra Tibiletti, restauradora de Milán.
"Yo creo que valió la pena, porque reapareció el original, mucho más expresivo de todo lo que sucesivamente se le había añadido", agregó.
¿Por qué la obra ya estaba tan arruinada en la época de Leonardo? "Porque había usado técnicas que no eran las que se utilizaban para un fresco y había usado colores que había intentado secar. Además, porque Leonardo era lento, amaba volver a pintar, retocar y volver a componer, algo imposible en la técnica de los frescos. A Da Vinci le gustaba experimentar, así que había inventado una técnica que no era la adecuada para la situación, por lo que ya se habían caído algunas partes", explicó Tibiletti.
Al margen de las opiniones y de las controversias que, a partir de mañana, seguramente subirán de tono entre los críticos, ahora será la gente la que podrá dar su veredicto sobre "la restauración del siglo". Una tarea que muchos habían considerado una misión imposible, pero que permitió, según quienes la realizaron, "volver a descubrir a Leonardo".
Para turistas
Visitas: el público podrá admirar la Ultima cena , de Leonardo, en el refectorio de SantaMaria delle Grazie, en Milán, en grupos de no más de 25 personas.
Horarios: el cenáculo podrá visitarse todos los días, excepto los lunes, de 9 a 21, y los sábados, hasta las 24. La entrada tendrá un valor de 8 pesos y las reservas se reciben por el 0039-02 8942-1146.
Preservación: una instalación para la filtración del aire garantiza el microclima para disfrutar del cuadro de Da Vinci. No hay climatización porque pone en peligro la obra.
Técnicos: la restauración de la obra, que tuvo un costo de 4 millones de dólares, incluyó el trabajo de científicos expertos en química, física y biología.