Preocupante encuesta: alertan sobre la falta de reacción rápida ante síntomas de ACV entre los porteños
Un estudio revela que el 25% de los porteños decidiría esperar una hora o hasta un día antes de concurrir al médico ante síntomas de un accidente cerebrovascular; en nuestro país, esta es una de las principales causas de muerte
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El viernes, como cada 29 de octubre desde 2008, se conmemora el Día Mundial del ACV, que busca informar a la comunidad acerca de esta grave patología que amenaza tanto la vida como la calidad de vida. En nuestro país, el accidente cerebrovascular es la tercera causa de muerte, mientras que en los Estados Unidos y varios países de Europa descendió a la quinta posición gracias a las campañas realizadas para prevenirlo y tratarlo a tiempo. A nivel mundial, se calcula que cerca de 17 millones de personas sufren ACV por año: de ellos, aproximadamente 6 millones van a morir o quedarán con graves secuelas.
En este contexto, la Clínica La Sagrada Familia –con el apoyo de la Fundación para el Estudio de las Neurociencias y la Radiología Intervencionista (Feneri)– actualizó su encuesta que mide el grado de conocimiento que tiene la población de la ciudad de Buenos Aires de los factores de riesgo y señales de alerta de los ataques cerebrales. El estudio arrojó que, a 10 años del primer relevamiento, más del 25% de los porteños todavía no adoptarían una actitud de urgencia al reconocer una señal de alerta de ACV. Es decir, decidiría esperar una hora o un día antes de concurrir a una guardia o llamar al médico.
“Es fundamental entender que cada minuto que pasa cuando ocurre un ACV equivale a la muerte de dos millones de neuronas”, sostiene el neurocirujano Pedro Lylyk, director general de la Clínica La Sagrada Familia, con sede en la Capital.
Otro dato revelador es que el 22% de los encuestados considera que si una persona sufre un ACV y recibe tratamiento puede no recuperarse plenamente. “Necesitamos modificar esta idea. La buena noticia es que si una persona sufre un accidente cerebrovascular y recibe atención inmediata su pronóstico seguramente será favorable. La clave reside en actuar con rapidez, identificar las señales de alerta y concurrir al centro de salud de mayor complejidad que tenga más cerca”, sugiere Lylyk.
Un ataque cerebrovascular se provoca cuando se detiene el flujo sanguíneo a parte del cerebro. Al no poder recibir el oxígeno y los nutrientes que necesitan, las células cerebrales comienzan a morir en minutos. Esto puede causar un daño severo al cerebro, discapacidad permanente e incluso la muerte.
Hay dos tipos de ataques cerebrales. Por un lado, el accidente cerebrovascular isquémico que es causado por un coágulo de sangre que bloquea o tapa un vaso sanguíneo en el cerebro; es el tipo más común, que alcanza al 80% de los casos. Por otro lado, el accidente cerebrovascular hemorrágico es causado por un vaso sanguíneo que se rompe y sangra en el cerebro.
Los verdaderos factores de riesgo
Aunque los encuestados creen que el estrés es la primera causa de un ataque cerebral, los especialistas aseguran que hay otros determinantes como la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, determinadas arritmias cardíacas y el sedentarismo. “Si bien el estrés es un factor de riesgo para la enfermedad cerebrovascular, cumpliría un rol menos directo”, afirma Juan José Cirio, jefe de Neurología de La Sagrada Familia.
Aunque tanto especialistas como encuestados reconocen que el ACV puede afectar de igual manera a hombres y mujeres, resulta llamativo que el 43% desconoce los factores que aumentan el riesgo de un accidente cerebral en las mujeres; señalan en primer lugar las migrañas y el uso de anticonceptivos orales. Sobre este tema, los médicos recuerdan que si bien en una minoría de las mujeres jóvenes la migraña y el uso de anticonceptivos pueden jugar un rol en la enfermedad cerebrovascular, los más importantes continúan siendo los factores riesgo mencionados (hipertensión, diabetes, dislipidemia, arritmias cardíacas). Según los expertos, durante su edad fértil las mujeres tienen un factor de protección de riesgo vascular, que luego de la menopausia se va perdiendo y por eso se iguala el riesgo con el de los hombres.
“Tanto para los hombres como para las mujeres hábitos de vida saludables como una buena alimentación, la actividad física rutinaria, el control del peso, el buen control de la presión arterial, no fumar, el buen control de la diabetes y del colesterol a través de la consulta médica preventiva ayudan a disminuir el riesgo no solo del ACV, sino también del infarto cardíaco”, recomienda Cirio.
Otro punto importante que observa Lylyk en esta investigación es que las señales de alerta que causan una reacción inmediata son aquellas que reúnen varios síntomas juntos. “Acudirían rápidamente si sufren, por ejemplo, parálisis de una parte del cuerpo junto con problemas en el habla, o en los casos que no pueden tomar objetos de la cartera, cuando empiezan a babear, y cuando intentan pedir ayuda y no pueden pronunciar palabra. Sin embargo, el dolor de cabeza súbito de máxima intensidad no fue reconocido por el 30% de los encuestados como un signo de alerta de ACV”, reconoce.
El neurocirujano sostiene que es importante reconocer este síntoma. “No es un dolor de cabeza habitual. Muchas personas lo describen como el peor dolor de cabeza de su vida, que comienza en forma repentina. Este es sugestivo de la ruptura de un aneurisma cerebral, siendo el dolor generado por la súbita salida de sangre de las arterias al romperse el aneurisma hacia las meninges o incluso hacia el tejido cerebral mismo”, explica.
Los tres puntos alarmantes revelados por la encuesta y que destacan los médicos son:
- El 25% no actuaría de forma inmediata si registrará problemas repentinos en la coordinación.
- El 29% no haría nada o esperaría si ve que alguien de su entorno de forma repentina dice que ve doble.
- El 33% no actuaría rápido si percibe confusión repentina.
¿Qué hacer? Lylyk señala que es muy importante la intervención del Estado para educar a la población en la prevención y para concientizar de que si una persona tiene un ACV debe actuar rápido. “La Organización Mundial de la Salud hizo hincapié en eso este año: actuar con velocidad en cuanto ocurre el ataque. Es inconcebible que la gente, después de sufrir un ACV demore en acercarse a una guardia, que los sistemas de ambulancia tarden en llegar o que los médicos tardemos en derivar a estos pacientes. Una vez que se hace el diagnóstico se pueden tratar. Hoy hay muchos lugares en la Argentina preparados para poder tratarlos, pero se debe actuar rápido. Es fundamental, también, reconocer lo síntomas. A veces es difícil que la persona que lo está sufriendo se dé cuenta, por eso es tan importante que el familiar o el amigo que esté en ese momento con esa persona sepa cuáles son los síntomas de un ACV y pueda llevarlo inmediatamente a un especialista”, finaliza.
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