Preocupación: un informe internacional reveló que la cobertura de vacunación infantil se estancó en la Argentina
Un relevamiento de Unicef y la OMS señaló que aún no se recuperaron los valores de inmunización previos a la pandemia; el Ministerio de Salud de la Nación indicó que garantiza la distribución de los sueros
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La aplicación de las vacunas de calendario en 184 países durante el año pasado revela porcentajes tan bajos como alarmantes de cobertura infantil en la Argentina como para prevenir brotes de las enfermedades que se intentan evitar. Así, el capítulo argentino de un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef sobre la tendencia de inmunización contra 14 enfermedades es un llamado de atención para autoridades sanitarias y padres o adultos a cargo.
Ambas organizaciones de Naciones Unidas identificaron que la cobertura con las vacunas de la infancia “se estancó” durante el año pasado en todos los países. Afirman, a la vez, que todavía no se terminan de recuperar los valores previos a la pandemia de Covid, de acuerdo con una estimación de los datos proporcionados por los ministerios de Salud de los estados miembro o, cuando eso no ocurrió, de por lo menos una fuente documentada.
“Habrá 2,7 millones más de niños y niñas sin vacunar o sin recibir la totalidad de las vacunas en comparación con los niveles de 2019″, proyectó el equipo de trabajo de la OMS y Unicef para la base de datos compartida (Wueinc, por su nombre en inglés) que este lunes actualizaron a 2023. Sarampión, meningitis, neumonía, hepatitis B, rubeola, polio, difteria, paperas, tos convulsa o el virus del papiloma humano (VPH) están entre las 14 enfermedades con vacunas de calendario.
“Estas tendencias, que muestran que la cobertura mundial de inmunización se ha mantenido prácticamente sin cambios desde 2022 y, lo que es más alarmante, todavía no ha vuelto a los niveles de 2019, reflejan los continuos problemas que plantean las interrupciones de los servicios de atención sanitaria, los problemas logísticos, las dudas sobre las vacunas y las desigualdades en el acceso a los servicios. Las últimas tendencias demuestran que en muchos países hay demasiados niños sin vacunar”, manifestó Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef.
En el caso de la Argentina, la estimación indica que el año pasado cayeron las coberturas con respecto de 2022, aunque aclaran que podrían ser una subestimación dado que, según lo informado por el Ministerio de Salud de la Nación a ambos organismos, se modificó la manera de registrar las aplicaciones. “En 2023, el país hizo una transición al registro electrónico [y nominalizado] de vacunación a nivel nacional, lo que afectó la integridad de los informes”, advierten.
Registros
Sin embargo, el Registro Federal de Vacunación Nominalizado (Nomivac), que administra la cartera sanitaria nacional dentro del sistema online de vigilancia sanitaria, se implementó oficialmente en 2013. En la práctica, como publicó LA NACIÓN, hay provincias que, a pesar de lo informado a la OMS y Unicef, están registrando las aplicaciones en planillas de papel o tienen problemas para transferir los datos desde sus registros al Nomivac.
“Al haber sido 2023 un año de transición del cálculo de coberturas de calendario nacional, implicó cierto atraso en la carga y diferencias con algunos sistemas provinciales, ya que existen registros que aún no han impactado en el sistema nacional y están siendo revisados”, respondieron desde el Ministerio de Salud a este medio ante la consulta sobre los porcentajes de cobertura para el país informados en Wueinc y los que estiman oficialmente, aún sin difundir. “Se está trabajando para mejorar los registros. Fue un tema que se pidió en el Consejo Federal de Salud (Cofesa) a los ministros”, ampliaron.
Al comparar los datos informados por la OMS y Unicef con los que el ministerio adelantó a LA NACIÓN sobre la cobertura en 2023 para las vacunas incluidas en la estimación internacional, los porcentajes varían, pero en ambos casos están por debajo de los de 2022. La oficina de Unicef en el país, al ser consultada, aclaró que no participó en la elaboración del informe global.
La única dosis de la BCG que indica el calendario para los recién nacidos, la OMS y Unicef estimaron una cobertura del 69%, mientras que en los registros oficiales aparece un 72,3% de población cubierta el año pasado. En el caso la vacuna quíntuple (combinada para prevenir difteria, tétanos, tos convulsa, hepatitis B y Haemophilus Influenzae b), la estimación internacional indica una cobertura del 77% para la primera dosis recomendada a los dos meses de edad y del 66% para completar el esquema con la tercera dosis a los seis meses. Los datos de Salud muestran, respectivamente, un 79,5% y un 68,1% de cobertura.
La vacuna contra la hepatitis B tuvo una cobertura del 66,84% en los datos oficiales y del 64% en la estimación internacional. En el caso de la prevención del sarampión y la rubeola, que en el calendario nacional corresponde a la triple viral (incluye paperas), la cobertura estimada por la OMS y Unicef con la primera dosis al año y la segunda a los 5 años es, respectivamente, del 80% y el 54%.
La aplicación con la vacuna antipoliomielítica no supera el 78% con la primera dosis a los dos meses de edad, de acuerdo con la base de datos Wueinc, mientras que es del 80,32% en los datos de Salud, solo por citar algunos ejemplos.
“La baja de la cobertura es un fenómeno global que está dándose en la mayoría de los países, que aún no recuperan el nivel de cobertura prepandemia. La información que se publicó [por el informe de la OMS y Unicef] proviene de datos tomados de lo que se carga al Joint Reporting Forms de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Esto significa que aún hay registros de coberturas pendientes de impacto”, ampliaron desde la cartera a cargo de Mario Russo.
Pidieron aclarar que la provisión de vacunas a las jurisdicciones “se sostiene en tiempo y forma”. Eso depende de la cartera nacional. “Este año, entregamos el 100%, pero la tasa de inmunización depende de las jurisdicciones”, finalizaron.
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) había expresado su preocupación, hace ya tres meses, por la caída de la vacunación hasta la adolescencia, pero sobre todo en el primer año de vida y el ingreso a la escuela. “Indudablemente, eso obedece a múltiples factores, como dificultades económicas para acceder al centro de salud, la escasez de recurso humano, horarios acotados, la disminución de las consultas y de los controles de salud que posibiliten la indicación de las vacunas correspondientes, falsas contraindicaciones, desconocimiento o baja percepción de riesgo por parte de la población y la falta de confianza”, explicó, entonces, Miriam Calvari, miembro del Comité de Infectología de la entidad.
Tras recordar que las vacunas son una de las principales herramientas principales para el control de enfermedades como sarampión, poliomielitis, tétanos, difteria, coqueluche, neumonía, meningitis y las diarreas por rotavirus, “con niveles altos de cobertura, evitan que reaparezcan aquellas que están controladas”, sostuvo la SAP. “Uno de los desafíos más importantes –plantearon los pediatras– sigue siendo sostener las coberturas adecuadas para lograr su control efectivo.”
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