Preocupación por el Covid. ¿Por qué la vacunación en menores no tiene la adhesión esperada?
El proceso de inmunización es lento; según un análisis de LN Data solo el 4% del total de dosis aplicadas hace una semana fue en bebés y chicos de hasta 11 años; los especialistas destacan la importancia de contar con esa inoculación para evitar la propagación del virus
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Un repaso de cómo avanzó la vacunación para Covid-19 en los más chicos indica que sigue la misma tendencia que en el resto de la población desde que, en octubre del año pasado, comenzaron las aplicaciones en los menores de 12 años en medio de la incertidumbre entre padres y médicos por la decisión del Gobierno de usar el producto chino Sinopharm sin datos que lo respaldara. En estos 15 meses, en los que fueron arribando dosis pediátricas autorizadas y se terminó por ampliar la inmunización a los bebés a partir de los seis meses, la vacunación infantil no tiene la adhesión esperada y avanza lento.
Los registros oficiales que analizó LN Data indican que el 4% del total de dosis aplicadas hace una semana –lo más actualizado disponible– fue en bebés y chicos de hasta 11 años, inclusive, aun cuando en esos siete días se duplicó a poco más de 20.000 aplicaciones en ese grupo. Esa proporción, de acuerdo con los datos relevados, sería a expensas de la recomendación de que mayores y personas con factores de riesgo refuercen su inmunidad.
De hecho, en los más chicos, la vacunación superaba el 10% a mediados de octubre, cuando tuvo un fuerte repunte la demanda en los vacunatorios del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) por la suba de contagios.
“La vacunación para Covid en pediatría se fue dando paulatinamente, como en la población adulta. Se inició entre julio y agosto de 2021 con los adolescentes con factores de riesgo, después sin comorbilidades y así se fue bajando en edad al resto de los chicos. El último grupo fue el de entre seis meses y tres años”, repasó Elizabeth Bogdanowicz, miembro del Comité de Infectología Pediátrica de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP). “La vacunación en los adolescentes avanzó y lo hizo bien, casi como en la población adulta –continuó–. El verdadero problema lo tenemos con la población de entre seis meses y tres años, con una cobertura realmente muy baja.”
¿A qué se debe esa diferencia en una población con alta confianza en las vacunas antes de la pandemia, en especial en los más pequeños? En primer lugar, y desde el inicio de la campaña de vacunación, siempre surgen en diálogo con los especialistas los errores de comunicación oficial. Pero, además, hay una combinación de factores que influyen especialmente en la cobertura infantil.
Para Bogdanowicz, “se suma la percepción de pediatras y padres de que la enfermedad es menos grave en los más chicos, que la pandemia se controló, lo que no es cierto, y que, como en los dos primeros años de vida los chicos reciben muchas vacunas de calendario, a muchos padres les parece que son demasiadas. Tenemos que seguir insistiendo”.
En la reciente Campaña Nacional de Seguimiento contra Sarampión, Rubéola, Paperas y Poliomielitis para los chicos de entre uno y cuatro años, inclusive, que debió extenderse por la baja concurrencia a los vacunatorios, las autoridades sanitarias buscaron aprovechar la oportunidad para recuperar la cobertura de calendario y, también, para Covid. Pero tampoco terminó por modificar demasiado la tendencia.
“Hoy, todos los chicos, desde los seis meses en adelante, cuentan con vacunas pediátricas de ARNm que son eficaces y seguras –dijo Bogdanowicz–. Estamos pasando por un aumento de casos con la variante ómicron, que es más transmisible que la original [de Wuhan] y se fue adaptando. Si bien no tenemos aún las vacunas bivalentes para Covid, que serían las más efectivas en este caso, las de ARNm que se están aplicando son más activas contra ómicron que las vacunas inactivadas y de vector viral [que se utilizaron inicialmente]. Si bien no son óptimas, no dejan de ser un esfuerzo más de salud pública para controlar la circulación comunitaria del virus SARS-CoV-2.”
Ante la ausencia de datos oficiales específicos para el grupo de entre seis meses y tres años, una proyección de LN Data de la cobertura con más de 10,9 millones de dosis aplicadas a menores de 12 años y de 9,1 millones de dosis administradas a adolescentes de entre 12 y 17 sugiere que el 41% del grupo de hasta 11 años, inclusive, tendría el esquema completo (dos dosis) y un 8% de los chicos a partir de tres años con el refuerzo recomendado desde esa edad. En los adolescentes, el 19% de las dosis aplicadas fue para refuerzo. Un 93,5% de los mayores de 12 años habría iniciado el esquema, comparado con el 73,5% de los menores de 12.
A paso lento
La SAP estima que la cobertura con el esquema completo en los más pequeños está en entre el 40 y 50%, mientras que en los chicos más grandes en entre el 70 y 80% y, en los adolescentes, entre el 80-85%.
En el monitor de vacunación online del Ministerio de Salud de la Nación no se especifican las aplicaciones de los menores de tres años, a diferencia de los demás grupos etarios. Ante la consulta para poder graficar la tendencia de la vacunación pediátrica de acuerdo con esa información sobre más de 112 millones de dosis utilizadas, la cartera a cargo de Carla Vizzotti optó por no responder.
Bogdanowicz explicó que si bien los más pequeños no tienen cuadros graves, contagian a los adultos de la familia o que los cuidan, como los abuelos, y los hermanos. Chicos y adolescentes pueden desarrollar síndrome inflamatorio multisistémico (SIM-C) asociado a Covid-19 y, en el país, se confirmaron 226 casos desde 2020 y marzo de este año, cuando Salud difundió el último reporte sobre el impacto de la pandemia en la población en edad escolar. Más de un centenar de esos casos fue en los chicos de entre seis y 12 años.
“Cuando una enfermedad cuenta con una vacuna útil, tiene que aplicarse –insistió–. Los más pequeños son los que están peor vacunados: tienen edad de ir a jardines maternales y guarderías con el riesgo adicional que ofrecen las comunidades cerradas para que el virus siga circulando. Es necesario llevarle tranquilidad a los padres sobre la seguridad de estas vacunas.”
Gonzalo Pérez Marc, jefe de Investigación y Docencia de la Unidad Materno Infantil del Hospital Militar coincidió. Sostuvo que el estado de la vacunación para Covid de los chicos en el país está “más lento” que lo deseado. “La mayor parte de la población pediátrica argentina ya debería estar vacunada –dijo–. Es importante aclarar que ya desde los seis meses tienen que estar vacunados, que las vacunas que hay en el país [de ARNm de Moderna y Pfizer] son muy seguras. Tanto la eficacia como la seguridad de estas vacunas disponibles para los seis meses de edad en adelante demostraron ser muy buenas.”
Como pediatra, ¿qué recomendaría? Su respuesta se concentró, primero, en los padres. “Les pediría que se ocupen de completar no solo la vacunación para Covid, que todavía está incompleta en un montón de chicos del país, sino también todas las demás vacunas porque los calendarios han quedado bastante más incompletos durante la pandemia y hay que ponerlos al día.”
Y agregó: “La estrategia a seguir hoy, como pediatras, es recomendar y estimular la vacunación de todos los niños, niñas y adolescentes con todas las vacunas del calendario, incluido contra el virus SARS-CoV-2, a partir de los seis meses de edad. En esto es importante que los profesionales estén actualizados sobre la enorme evidencia científica que hay de la eficacia y la seguridad de las vacunas para estas edades.”
Del seguimiento que LN Data hace de la base de datos abiertos de la campaña nacional de vacunación que arrancó en diciembre de 2020, surge que de 20.037.145 de dosis administradas a menores de 18 años incluye todas las marcas de vacunas adquiridas. El 47,5% fue para iniciar el esquema básico, el 39,6% para completarlo y el 12,8% se utilizó como refuerzo.
Con la colaboración de Gabriela Bouret y Natalia Louzau
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