Premio Nobel de Medicina: quién es Katalin Karikó, su historia de superación y por qué recordó a su madre
La bioquímica húngara y el norteamericano Drew Weissman compartirán el premio de alrededor de un millón de dólares por haber trabajado en las vacunas conocidas como de ARN mensajero
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La historia del trabajo de Katalin Karikó, premiada hoy con el Nóbel de Medicina junto al norteamericano Drew Weissman por haber trabajado en las vacunas conocidas como de ARNm (ARN mensajero, la molécula que traslada la información del ADN y produce las proteínas), es una de las que se dejan contar como un relato de superación de obstáculos.
Karikó nació en 1955, en Szolnok, en el centro de Hungría, en pleno régimen comunista. Creció en Kisújszállás, un pueblo sin electricidad, donde su padre era carnicero y su madre bibliotecaria.
Apasionada por las ciencias, inició su carrera a los 23 años en el Centro de Investigaciones Biológicas de la Universidad de Szeged, y allí obtuvo un doctorado. Ya en aquel momento comenzó a interesarse por el ácido ribonucleico (ARN) mensajero, pero los laboratorios húngaros carecían de medios. A los 30 años, cuando fue despedida por sus empleadores y veía que no podía continuar su trabajo en Europa, viajó a Estados Unidos con su marido y una hija de dos años.
Allí logró un puesto en la Temple University de Filadelfia. Como el bloque soviético prohibía la salida de divisas, Kariko vendió el auto familiar y escondió el dinero en el oso de peluche de su hija Susan Francia, de apenas dos años. El sueño americano podía al fin comenzar. Pero, una vez más, nada sucedió como estaba previsto. A finales de 1980, la comunidad científica estaba obnubilada por el ADN, capaz —según creían— de curar enfermedades como el cáncer. El ARN suscitaba vivas críticas porque, al provocar graves reacciones inflamatorias, era considerado un intruso por el sistema inmunitario.
Así, después de haber salido de la Hungría comunista en la década de 1980, esta bioquímica instalada actualmente en Pensilvania tuvo que luchar durante décadas para hacer reconocer la importancia de sus trabajos y debió hacer frente al machismo en el ámbito laboral.
Hasta que, en 1997, el milagro se produjo frente a una fotocopiadora, cuando encontró casualmente al inmunólogo Drew Weissman, que trabajaba en una vacuna contra el SIDA. Ese episodio cambió su destino. Gracias a esa colaboración, ambos lograron que el sistema inmunitario no rechazara el ARN sintético.
Su descubrimiento fue publicado en 2005 y obtuvo el reconocimiento del mundo científico. Sin embargo, en los años previos a la pandemia, no pudo obtener suficientes fondos para su investigación y su posición universitaria era endeble.
Quince años más tarde, los laboratorios BioNTech/Pfizer y Moderna fabricaron sus vacunas contra el Covid-19 basadas en el mismo método. Karikó fue hasta 2022 vicepresidenta de BioNTech, la empresa que se asoció a Pfizer para escalar la vacunación, donde ahora trabaja de asesora.
El oso de peluche la sigue por todas partes y su hija Susan Francia terminó unos brillantes estudios científicos.
El recuerdo de su madre
Esta mañana, luego de enterarse del premio, Karikó, hoy de 68 años, recordó a su madre, que “siempre creyó en ella pese a las decepciones”. La bioquímica húngara contó a la radio sueca SR que al principio no creyó que fuera cierta la noticia, y que reaccionó con una carcajada ante el anuncio del jurado del comité Nobel del Karolinska Institutet. Embargada por la emoción, terminó exclamando: “Creo... ¡Creo que es increíble!”.
Y lo primero en lo que pensó fue en su madre. “Ella escuchaba [los anuncios del comité] cuando yo todavía no era profesora, hace ya diez años. Me decía ‘igual un día pronunciarán tu nombre, y escucharé cuando hagan ese anuncio’”, dijo a SR.
“Lo escuchaba todos los años. Desafortunadamente, murió hace cinco años, a los 89. Quizá nos escucha desde el cielo”, afirmó.
Por su parte, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, celebró hoy la concesión del Premio Nobel de Medicina a la investigadora, y le dejó un mensaje en su nombre y en el de todo el pueblo húngaro: “Estamos orgullosos”.
“¡Enhorabuena a la primera mujer húngara en ganar el Premio Nobel”, escribió Orbán en su cuenta de Facebook. Con este premio, Hungría suma ya 15 personas galardonadas con algún Premio Nobel, si bien el último fue hace casi dos décadas de la mano del químico Ferenc Herskó, reconocido en el año 2004.
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