Precio récord por una obra de Frida Kahlo
Es la pintura latinoamericana más cara de la historia.
Otra vez Frida. Un extraño idilio une a la pintora de Coyoacán, que tuvo una vida apasionada y trágica, con los coleccionistas de récords.
Anoche, tras una rápida puja, en la sala de la rematadora neoyorquina Sotheby´s, uno de sus mediáticos autorretratos pasó la barrera de los cinco millones de dólares y se convirtió en la pintura latinoamericana más cara de la historia de las ventas de arte. Es también el precio más alto pagado por una obra realizada por una mujer.
El cuadro, vendido en 5.065.750 dólares (incluidos los gastos de comisiones), procedía de las colecciones de Eduardo Morillo Safa y de Dolores Olmedo. Mide 77 x 60 centímetros y fue pintado por Frida en 1929, cuando tenía sólo 22 años. Con grandes aros y un collar de jade precolombino, la pintora luce su rostro de exótica belleza dominado por los enorme ojos negros.
Hasta ayer, el récord para el arte producido al sur del Río Grande correspondía a otra obra con su firma, el "Autorretrato con loro", que los porteños pueden ver a diario cuando circulan por la avenida Figueroa Alcorta, a la altura de San Martín de Tours, en las gigantografías que circundan el futuro museo Costantini.
Esa pintura, comprada por Eduardo Costantini en Sotheby´s, en mayo de 1995, por 3.192.000 dólares integra la colección del empresario, que será el ancla del Museo Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) con fecha de inauguración prevista en marzo de 2001.
Durante años, la pareja formada por Diego Rivera y Frida Kahlo dominó la escena del arte mexicano. La pasión de la pintora por ese hombre fornido, genial y seductor, que la doblaba en edad, no tenía límites. Una relación extraña que alimentó su arte de manera obsesiva.
Herida de juventud
Frida Kahlo nació en 1907 y murió en México en 1954. Pasó buena parte de su vida postrada en una cama a raíz de un terrible accidente sufrido en su juventud. Esa herida, que dejó una huella para siempre en su cuerpo mutilado, también partió su existencia en dos. El sufrimiento y el dolor fueron la savia que alimentó una estética poblada de datos autobiográficos.
En su casa de Coyoacán, donde vivió con Diego Rivera los mejores y los peores días, y donde ambos brindaron hospitalidad a Trotsky, cuando el ideólogo de la revolución rusa buscaba refugio frente al asilo político impuesto por Stalin, pintó la serie de autorretratos que la convertirían en la artista latinoamericana más cotizada. Las pinturas son intensas, pero de pequeño formato. Tienen el tamaño que podía dominar alguien postrado en una cama que se eligió a sí misma como único modelo. Cuando en 1990 un coleccionista pagó un millón y medio de dólares por su obra "Diego y yo", los enterados de siempre interpretaron que la fascinación de Madonna por la obra de la mexicana había empinado las cotizaciones.
Sería ingenuo pensar que la farandulización de la imagen ha alimentado todos estos años el fridakahlismo, en todo caso suena más lógico admitir que los autorretratos de Frida se cuentan con los dedos de la mano y que la escasez, al menos en el terreno del arte, puede ser la mayor garantía para que suene el cuerno de la abundancia.
El récord de Frida llegó pocos minutos después de iniciada la subasta de arte latinoamericano, que, por tradición, cierra la seguidilla de grandes ventas en Nueva York. Por diversas razones, la presencia del arte argentino en esa vidriera global no tuvo el brillo de temporadas anteriores.
Los males de una burocracia empecinada en demorar lo que la ley de libre circulación intentó acelerar, se barajan como una de las razones más contundentes a la hora de interpretar la ausencia de un envío de mayor peso.
La artista
Figura: la pintora mexicana Frida Kahlo (1907-1954) fue la estrella de las subastas de arte latinoamericano en Nueva York.
Récord: su óleo "El autorretrato, 1929", vendido en 5.065.750 dólares, alcanzó el precio más alto en la subasta de Sotheby´s.
La obra: la pintura muestra el rostro adusto de Kahlo. Fue realizada en 1929, año en que se casó con Diego Rivera, poco tiempo después del accidente que la obligó a permanecer postrada en una cama de hospital.
Pintura: se trata del segundo autorretrato pintado por la artista mexicana en sus 47 años de vida.
Valores: El cuadro anterior más cotizado era "Autorretrato con chango y loro" (1942), comprado por el coleccionista argentino Eduardo Costantini por 3.192.500 dólares, en Sotheby´s, en mayo de 1995.
Otras subastas: en mayo de 1991 se habían pagado 1.650.000 dólares por "Autorretrato con pelo suelto" (1947), en un remate realizado en Christie´s.
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