Recibir al desorden con los brazos abiertos puede traducirse en muchos beneficios; entre ellos, tener más tiempo para lo que es verdaderamente importante
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“Mi casa está desordenada” son cuatro palabras inofensivas, pero cuando las pronunció la “oráculo del orden”, Marie Kondo, bastaron para desatar una tormenta en internet.
Casi una década después desde que Kondo introdujera en el mundo el concepto de los objetos que “desprenden alegría” o el hábito de doblar los pantalones como pequeños sobres -dando lugar también a su propio programa de Netflix-, parece que tener tres hijos ha cambiado radicalmente su estilo de vida.
Según informó el diario The Washington Post, una casa súper ordenada ya no era su principal prioridad. “Renuncié a eso en el buen sentido. Ahora me doy cuenta de que lo importante para mí es disfrutar del tiempo que paso con mis hijos en casa”, dijo la gurú japonesa del orden.
La sección de comentarios del artículo se llenó de mensajes, algunos en tono enojado de madres estresadas y molestas que consideraban una hipocresía que Kondo cambiara de opinión sobre sus imposibles normas de orden.
Sin embargo, la mayoría de las respuestas fueron bastante positivas con una palabra que se repetía una y otra vez: alivio. Alivio al ver que incluso alguien que construyó una carrera enormemente rentable a partir del orden era capaz de admitir que las prioridades se transforman cuando la vida cambia.
Bienvenido el desorden
No hay duda de que la posición de Kondo es genuina. Al fin y al cabo, no hay nada como un niño pequeño para hacer que ordenar parezca una tarea de Sísifo, y pocas cosas despiertan más alegría que jugar con esos niños.
Pero también es posible que Kondo se adapte hábilmente a los tiempos, aprovechando una nueva ola de realismo sobre cómo son nuestras vidas. Calificarlo de “tendencia” es poco sincero cuando, para muchos de nosotros, no es más que una forma de ser. Pero por una vez, ser un completo desastre parece estar de moda.
La frase del año 2022 de los diccionarios Oxford (en inglés), votada abrumadoramente por el público, fue goblin mode, un tipo de comportamiento que se define como “descaradamente autoindulgente, perezoso, desaliñado o codicioso, normalmente de una forma que rechaza las normas o expectativas sociales”.
Si durante la pandemia todos nos obsesionamos con hacer nuestras casas acogedoras y bonitas, parece que 2022 fue el año en que nos rendimos: recibimos el desorden con los brazos abiertos y el caos que conlleva como parte de una vida normal.
Lo estético
Para entender el porqué del redescubrimiento del desorden, conviene recordar la fuerza que tuvo el movimiento antidesorden en los últimos años, desde series en las plataformas de streaming y televisión hasta las aplicaciones visuales y las redes sociales.
TikTok, por ejemplo, demostró ser un vehículo perfecto para compartir imágenes de casas ordenadas, con estilo artístico e imposiblemente minimalistas, y sí, por supuesto, hay un hashtag para eso.
Las publicaciones etiquetadas con #aesthetic (#estética) tuvieron más de 202.000 millones de visitas y, aunque no estés en la aplicación, probablemente reconocerás la apariencia: fotos bellamente organizadas que muestran un estilo de vida de casas tranquilas, relajantes, en blanco y beige, llenas de soluciones de almacenamiento inteligentes y cajones muy limpios, con solo unas pocas velas perfumadas, mesas de centro elegantes y plantas en macetas sospechosamente sanas para dar un toque (muy genérico) de personalidad.
Piensa en los espacios desaturados de Kim Kardashian o en un catálogo de una tienda de diseño interior, dependiendo de tus referentes generacionales.
Algo similar al estereotipo que a veces se trata de promover de la persona que se levanta temprano, hace ejercicio, bebe un jugo verde, hace yoga con un conjunto combinado de colores pasteles y que le gusta una vida ordenada, con una casa limpia y comida saludable.
Un efecto claramente opuesto a lo que entendemos como goblin mode.
Pero la reacción a todo esto ya se puso en marcha, algo que no debería sorprendernos si tenemos en cuenta que estos objetivos de estilo de vida son ridículamente inalcanzables para la mayoría de la gente sea por lo caros, el tiempo que requieren o lo aburridos que pueden llegar a ser para muchas personas.
Y no para todo el mundo el orden es terapéutico: para algunos, tratar de ser más organizados es realmente doloroso.
Lo no estético
Aunque TikTok se mueve implacablemente rápido, y en muchos aspectos no hay que tomárselo demasiado en serio, sigue siendo un indicador útil de estos cambios de corriente.
El desorden organizado lleva un tiempo en auge, con la llegada del término cluttercore: el arte de tener montones de cosas en casa -a menudo baratijas antiguas, objetos de colección o hallazgos retro- sumergido en un mundo de color y ruido.
Pensemos en una forma de maximalismo desordenado: un caos, pero un caos armoniosamente expuesto.
Otra microtendencia actual en TikTok, supuestamente a favor del desorden, es la de jóvenes que muestran sus mesas de noche aparentemente desordenadas: es difícil no sospechar que en realidad están muy cuidadas, con una colección de productos para el cuidado de la piel, joyas delicadas, pilas de libros codiciados, más velas… sin una taza usada ni un papel sucio a la vista.
Otra es la que parece ofrecer una instantánea de la realidad sin adornos: los videos de casas “no estéticas”. Piensa en hogares muy normales, con muebles feos, montones de ropa sucia, juguetes de los niños tirados por el suelo, camas para mascotas, grifos rotos o electrodomésticos de cocina feos y baratos.
Es real y comprensible, y refleja el hecho de que mucha gente no puede permitirse vivir en una casa de exposición reluciente y no tiene tiempo para mantener todo impecable.
Dicho esto, muchos de estos videos caseros #nonaesthetic (“noestético”) todavía tratan sobre ordenar, limpiar o hacer un “reset”, empezar de cero: una categoría de contenido enormemente popular y desconcertante para aquellos de nosotros a los que Kondo nunca consiguió convencer de que ordenar era un estilo de vida y no una tarea del hogar.
Pero al menos los videos de limpieza no estéticos parecen un poco más realistas que algunos de los contenidos escenificados que hay por ahí.
El punto es que, si bien es poco probable que veamos a Marie Kondo publicando este tipo de videos, sus palabras nos hacen pensar que no se trata solo de aceptar un poco de desorden, sino realmente de recibirlo con los brazos abiertos, con el fin de tener más tiempo para lo que es más importante en tu vida.
Por Holly Williams
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