El plan de recuperación de las Islas Malvinas en 1982 recibió un nombre clave: "Operación Azul". Ese fue el término para referirse al proyecto en general. Pero la primera fase, la del desembarco e inmediata toma de posesión militar de las islas se denominó "Operación Rosario". De manera breve, evocaremos aquellas acciones.
El domingo 28 de marzo de 1982, los soldados argentinos embarcaron en Puerto Belgrano y la flota (compuesta por destructores, corbetas, el portaaviones Ara 25 de Mayo, el submarino ARA Santa Fe y hasta el rompehielos Almirante Irízar, que transportó hombres, vehículos y helicópteros) tomó rumbo sur, pero sin informar el destino. Recién el jueves 1 de abril a las 11:30 se anunció cuál era la misión por los altoparlantes de las embarcaciones. Comenzaba la cuenta regresiva.
Esa noche, con el desembarco de los buzos tácticos se inició la "Operación Rosario". La visibilidad era buena. A las 21:00, botes neumáticos transportaron unos cien hombres a la costa. Cuando todos estuvieron reunidos en la playa, a las 0:30 del viernes 2 de abril, comenzó la marcha rumbo a la base de los marines británicos. Los argentinos cubrieron esos ocho kilómetros en cinco horas.
La base había sido abandonada. Siguieron su camino. En el trayecto a la ciudad, fueron topándose con pequeños grupos de marines agitando la bandera de parlamento. Mientras tanto, el resto de las fuerzas de desembarco -unos cuatrocientos efectivos- se preparaban para subir a los vehículos anfibios.
En casa del gobernador, Rex Hunt, se encontraba un foco de resistencia. Allí tuvieron lugar los estruendos y gritos que advirtieron de la situación al resto de los pobladores. Allí mismo, ingresando al patio de la casa del gobernador, cayó herido el capitán de fragata Pedro Giachino, sin que los médicos pudieran salvarle la vida.
Los disparos cesaron a las 8:30. La "Operación Rosario" había concluido.
El nombre que se dio a la operación de desembarco se remonta a un episodio ocurrido en 1806. Durante la Primera Invasión Inglesa, el capitán de fragata Santiago de Liniers (quien, como dato curioso, ostentaba el mismo rango militar que Giachino: capitán de fragata) concurrió a la iglesia de Santo Domingo, cuyo nombre oficial es Basílica de Nuestra Señora del Santísimo Rosario.
Liniers era vecino, ya que vivía en las actuales Venezuela y Defensa, a una cuadra de distancia de la iglesia ubicada en Belgrano y Defensa. Allí se entrevistó con el fraile Gregorio Torres, le pidió el amparo de la Virgen e hizo una promesa: si vencía a los ingleses y reconquistaba la ciudad, ofrendaría las banderas tomadas a Nuestra Señora del Rosario. Luego de que Beresford se rindiera, concurrió a la iglesia -fue el 24 de agosto- y entregó tres pabellones. El del Regimiento 71 de Highlanders (escoceses), que jamás había sido derrotado, y dos de la marina británica.
Durante la Segunda Invasión, las fuerzas de Whitelocke tomaron la iglesia, dispuestos a recuperar aquellas banderas. Llegaron a tenerlas en su poder, pero no por mucho tiempo, ya que se rindieron, una vez más.
Los mencionadas banderas permanecen en la iglesia de Santo Domingo, ofrendadas a la Virgen de Rosario desde 1806.
Ese fue el motivo por el cual, la operación de desembarco en la islas Malvinas, el 2 de abril de 1982, fue denominado "Rosario".
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