¿Por qué se cayeron tantos árboles verdes durante la tormenta? Esto sostienen los expertos
Solo en la ciudad de Buenos Aires, cayeron 666 árboles como consecuencia de las tormentas del domingo a la madrugada
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En la mañana después de la tormenta, Carlos Roberto Anaya, ingeniero agrónomo arbolista, certificado por la Sociedad Internacional de Arboricultura (ISA, por sus siglas en inglés) y presidente de la Asociación Civil de Arboricultura, salió a recorrer Buenos Aires, primero a pie por Caballito su barrio, donde no vio grandes daños y después, en auto, por el resto de la ciudad, Palermo, Recoleta, Núñez y el corredor norte. Le parecía estar repitiendo la experiencia que vivió en 2005 en Nueva Orleans, cuando el Servicio Forestal de los Estados Unidos lo convocó, junto a otros expertos, para ver qué hacían con los árboles que habían quedado endebles por el huracán. El nivel de devastación era completamente distinto, pero la sensación era la de caminar por los restos de un bosque urbano arrasado al que no se sabía cómo abordar.
“Cuando se generan vientos de más de 60 km por hora, cualquier estructura vertical se puede caer. Sin embargo, en la recorrida me llamó la atención encontrarme con mayoría de ramas arrancadas y hasta árboles caídos sanos, verdes, arrancados, dearraigados. Es entonces cuando uno se pregunta cómo es posible. Y la respuesta aparece en la poda frecuente, excesiva e indiscriminada que sufren los árboles de la ciudad”, apunta Anaya.
“Es un error podar árboles de forma sistemática, simplemente por cumplir una obligación calendaria o por reclamos de los vecinos. Así se los despoja de los servicios ambientales que ofrece y, en contra de lo que se piensa, se lo deja más débil y con más chances de caer o perder ramas en un temporal”, asegura Anaya.
En la búsqueda de una explicación de por qué cayeron tantos árboles en la ciudad durante la última tormenta, unos 666 ejemplares, que demandarán una semana de trabajo para terminar de despejar las calles, desde los responsables del cuidado del arbolado público apunta a “lo inevitable” y aseguran que el impacto podría haber sido mayor sin la ciudad no realizara las podás periódicas programadas, que hacen que a cada árbol le toque un corte de copa cada cinco años.
Desde la Ciudad, el ingeniero Jorge Fiorentino, gerente de mantenimiento de arbolado público, afirma que fue una tormenta muy intensa. “El mantenimiento frecuente del arbolado minimizó el impacto y los daños. Si no hiciéramos poda frecuente, que es cada cinco años, hubiera sido mucho peor. Ahora, una vez que despejamos todo, hay que equilibrar la copa para que no quede desbalanceada. Pero les pedimos a los vecinos que no intervengan ni corten ramas porque está prohibido, solo personal autorizado puede hacerlo”, dice Fiorentino.
¿Poda excesiva?
Sin embargo, algunos especialistas y agrupaciones proteccionistas denuncian por estas horas que los árboles porteños estarían debilitados por una poda excesiva. Cuestionamientos de este tipo circulaban durante las últimas horas en las redes sociales.
“Estuvimos recorriendo la ciudad, y sacando fotos. La mayoría de los ejemplares caídos son árboles jóvenes, verdes, pero que tienen esta forma de árbol porteño, muy alto, esbelto, tipo plumero o tipo palmera, que no le permite mantener el equilibrio frente a vientos tan fuertes”, denuncia Marisa Pontieri, representante del grupo Basta de Mutilar Nuestros Arboles, a LA NACION.
Esta agrupación desde hace 11 años impulsa una campaña para que quienes manejan el arbolado urbano no poden por corredor o por fecha sino en función de la necesidad de cada árbol, limitándose a las ramas que requieren poda y no a los cortes que solo buscan subir y reducir la copa.
“El daño es enorme. En la mayoría de los árboles que cayeron podemos ver rastros de podás reiteradas, que desequilibran al árbol, le dejan heridas con las que tienen que luchar y que los hacen más vulnerables ante hongos e infecciones”, apunta Pontieri.
“El árbol es adaptativo, genera madera para ser más resistente. Cuando se los poda indiscriminadamente, sin sentido, cuando se le cuestionan sus ramas, se lo debilita porque el árbol insumirá energía para recuperar su equilibrio”, dice Anaya.
Y explica cómo, a su criterio, la poda puede debilitar un árbol sano. “Si bien no tuvo característica de tornados, hubo ráfagas circulares que generaron mucha torsión en los árboles y ramas caídas por torsión”, agrega.
“Una inadecuada poda altera la lateralidad, provoca que el árbol genere ramas muy horizontales en búsqueda de la luz. Esto genera un gran brazo de palanca que se quiebra con facilidad porque tiene mucho peso en la punta”, explica Anaya.
Otro de los problemas que genera la poda frecuente es la esbeltez en árboles que no tienen esa característica. “Esa moda de subir la altura y la copa de los árboles, crea una inadecuada relación entre la altura y el diámetro, y eso explica por qué muchos árboles se quebraron a la altura de la raíz”, dice el especialista.
Otro problema que detalla como consecuencia de la poda frecuente es el fenómeno de resonancia. Cuando los árboles tienen copas amplias, el movimiento de una rama y de otra rama en sentido opuesto equilibra el peso del árbol. Además, los árboles se mueven en conjunto, con otros ejemplares y amortiguan el peso de la fuerza del viento sobre el tronco y sus puntos débiles, explica Anaya. “Eso desaparece en los árboles que tienen su copa mutilada o que están lejos de otros ejemplares, no pueden amortiguar en conjunto el peso del viento y dejan expuestos sus puntos más débiles”, explica Pontieri.
Desde la agrupación que integra, cuestionan que una importante parte del presupuesto de la ciudad en arbolado urbano se destine a la poda.
Deterioro del sistema radicular
Otro de los problemas que podrían explicar la caída de tantos árboles, dicen, es el deterioro del sistema radicular, por distintos motivos. Desde por pedidos de los vecinos para que se poden las raíces, que están entrando a sus casas, como por la decisión de constructores y propietarios que mandan a construir un cajón de cemento en torno a las raíces, para evitar que se expandan. “Esto no está permitido y debilita el equilibrio del árbol. Cuando se solicita poda de raíces, nosotros evaluamos si es posible hacerlo sin debilitar al árbol y si no, directamente se debe retirar el ejemplar”, dice Fiorentino.
Sin embargo, se tornó una práctica ilegal pero frecuente el encajonado de las raíces, cuando se construye un edificio o se hace una vereda. Incluso, algunos recurren a echarle cal a las raíces para que el árbol se seque. Esto representa un gran peligro para la estabilidad del árbol y podría explicar por qué hubo tantos ejemplares partidos a la altura de las raíces.
“Ahora no es cuestión de salir ahora con la motosierra y cortar a todos los árboles. Hay que hacer un estudio cuidadoso y retirar solo aquello que representa un peligro. Así lo hicimos en Nueva Orleans”, dice Anaya.
“Ahora hay que minimizar el riesgo. Sacar las ramas quebradas y ni una hoja más. Analizar árbol por árbol. Cada hoja es energía que tiene el árbol para volver a equilibrarse”, dice Anaya.
“Este fue un temporal muy fuerte, por lo cual muchos de los daños fueron inevitables. El tema está es la falta de gestión del arbolado –dice Agustín Tesio, arborista y Tree Worker certificado por ISA–. Yo creo que van a hacer más daño las cuadrillas municipales que la tormenta en sí”.
“Esto lo digo porque los árboles que quedaron en pie y dañados son muy difíciles de gestionar y lo tienen que hacer especialistas en el tema. El temporal sacó a la luz la falta de necesidad de tener profesionales que gestionen el arbolado de las cuidad”, apuntó.
Por su parte, Fiorentino, aseguró que las cuadrillas que realizan las podás cuentan todas con ingenieros agrónomos y especialistas, que trabajarán las próximas semanas para devolver la seguridad al arbolado.
“La caída de árboles en la tormenta nos da pauta de unas ciertas especies. Cayeron muchos paraísos, tipas y arces. Son árboles que los dejamos de usar. En cambio, los plátanos, que suelen ser muy cuestionados por el efecto alergénico fueron los que mejor se comportaron”, asegura el responsable de arbolado de la Ciudad.
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