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El crimen de Marito, nota 3 y última
QUIMILI, Santiago del Estero.- Son las 15.30 y en San Martín y 9 de Julio, la esquina más céntrica de Quimilí, el único que trabaja es el semáforo. Rojo, amarillo y verde, una y otra vez, aunque a esa hora no ande un alma por la calle. Lo instalaron hace un par de meses y todavía no le pintaron la senda peatonal. Fue toda una revolución. Hasta hubo un debate entre los vecinos si no convenía apagarlo después del mediodía y hasta las 17. La siesta en Santiago del Estero es asueto. No necesariamente se duerme. Se para. Se deja de hacer para esperar que pase el calor. Buena parte de la trama de este crimen transcurre mientras la mayoría de los santiagueños no ve lo que ocurre fuera de su casa. Porque la siesta es una porción de noche que se sirve a mitad del día.
En el pueblo donde todos son sospechosos, los agentes de la policía judicial recorren las casas con los hisopos en busca del ADN del culpable del crimen de Marito Salto, de once años, asesinado, violado y descuatrizado hace más de dos años, según cree la Justicia, en un ritual satánico. Los resultados de las muestras estarán recién en diciembre y hasta entonces, cualquier cosa puede pasar. La única carta que tiene la jueza Rosa Falco es el ADN de dos hombres encontrados en el calzoncillo y en las uñas de Marito. Ya lo tiene decidido: si no encuentra al culpable en Quimilí, va a seguir tomando muestras de ADN por los pueblos vecinos. Otumpa, a 40 km, será el próximo pueblo hisopado. Lo anuncia entusiasmada. Los agentes de policía parecen los edecanes del rey en busca de la dueña del zapatito de cristal. A decir verdad, la investigación por el asesinato de Marito, se mueve casi exclusivamente por golpes de magia.
Previamente: la jueza ordena un ADN de todos los hombres de Quimilí, confiada en encontrar al autor material del crimen de Marito Salto, de once años, asesinado, violado y descuartizado hace dos años y medio, como parte de un ritual satánico. Miguel Jiménez deja de ser el benefactor de Quimilí para convertirse en el Brujo de San La Muerte y es para la jueza el autor intelectual. Mientras, los conflictos sociales se incrementan en el pueblo, de la mano del avance de la droga y los vecinos ya hablan de un pueblo narco.
Durante el primer año y medio, la causa casi no tuvo avances. No había una hipótesis, ni sospechosos. Solo una larga lista de testigos que declaraban no haber visto nada. La primera autopsia sólo tiene una carilla y media. Fue ordenada por el juez original de la causa, Miguel Ángel Moreno, destituido un tiempo después, por irregularidades en una causa de defraudación al gobierno tucumano, que involucró al primo del presidente del supremo tribunal santiagueño. La autopsia no registró que al cuerpo le faltaba una vértebra. El informe apunta que Marito fue descuartizado con cortes filosos y certeros, que cortaron articulaciones en lugares muy precisos. Habían pasado cuatro días del asesinato cuando el juez Moreno decidió indagar a todos los carniceros del pueblo. Secuestró cuchillos y requisó las cámaras frigoríficas de la zona. Los primeros detenidos del caso, luego liberados, fueron dos carniceros.
El manuscrito hallado en la casa del hombre que se llevó a Marito de la laguna
Pero la segunda autopsia, que se hizo en la morgue del Poder Judicial, en Buenos Aires, en febrero último, a pedido de la familia, determinó que los cortes habían sido hechos con un elemento dentado, que eran imprecisos e incluso que en las piernas había recibido hachazos. A Marito, empezaron a desmembrarlo por las piernas, cuando todavía estaba vivo.
El payador
Casi un año y tres meses más tarde, Santiago Luna, un payador de La Pampa que pasó por el pueblo se enteró del caso. Y subió un video a YouTube, pidiendo justicia por Marito. El video se hizo viral y lo vio Marcos Herrero, el entrenador de perros de la Brigada Canina de la policía científica de Río Negro. Se puso en contacto con el payador para que le dijera a la familia que pidiera una búsqueda con perros.
Existe algo que se llama huella odorífica, que permite a los perros entrenados identificar los lugares en los que estuvo una persona y las personas y objetos con los que estuvo en contacto, hasta cinco años más tarde. A Marta Salto, la tía de Marito, le pareció una gran idea. La familia insistió hasta que, en noviembre del año pasado, Alcón y Duke, los perros que participaron de la búsqueda de Santiago Maldonado y que encontraron a Araceli Fulles, llegaron al pueblo.
Alcón es un pastor alemán y Duke, un bloodhound. El entrenador se encerró con los perros en una habitación expuesta al calor y les hizo oler las prendas de Marito. Entonces, los perros empezaron un raid por el pueblo que les marcó a los investigadores lugares en los que había estado el chico y pruebas clave.
El primer lugar que señaló Duke fue la represa. No marcó la orilla en donde encontraron la caña y la bicicleta de Marito sino la otra, donde él solía pescar. La escena había sido alterada. Desde allí, corrió al barrio Cooperativas, a la casa de Pablo Ramírez, un hombre de 38 años, apodado "el loco". Duke marcó un auto negro, y en el baúl la policía encontró huesos secos. Desde allí siguió Alcón, que se internó entre los arbustos y volvió con una maderita. Pertenecía a Marito. La familia contó que la usaba para trampear animalitos. Alcón siguió su búsqueda y empezó a cavar junto a un árbol, en la casa de Ramírez. Cavó hasta encontrar una billetera, donde la policía encontró el primer manuscrito. Tenía frases sueltas como "Marito", el 666 y un dibujo del Ojo de la providencia. Ese fue el primer indicio del ritual.
Los perros
Hacía calor, todo el calor que puede hacer un 28 de noviembre en Santiago del Estero. Los perros iniciaron la búsqueda temprano y no se detuvieron ni siquiera a la hora de la siesta. Alcón siguió su carrera, abriéndose paso entre el monte y las matas. La jueza, con sombrero de paja, el entrenador, con ropa deportiva y los agentes la policía corrían atrás de ellos con miedo a perderles el paso. El olfato animal había dado al fin con ese rastro que ningún investigador había detectado. La carrera de Alcón se detuvo en la casa de Rodolfo "Rody" Sequeira, que ya había sido detenido por el caso porque los testimonios de los chicos que jugaban en la laguna con Marito lo identificaron en cámara gesell como la persona que lo llamó desde la otra orilla. Y también, que lo empujó hacia adentro del vehículo. Sequeira negó todo y dijo que era una causa que le había armado el benefactor de Quimilí, Miguel Jiménez, en acuerdo con el juez Moreno. Tiempo después lo liberaron.
Alcón buscaba con una pulsión que lo desbordaba. Hasta que dentro de un placard, encontró una gomera que tenía la letra M: era la de Marito. Después se enloqueció cuando entro al baño. Se metió dentro de la bañadera y empezó a arañar las paredes. Los investigadores detectaron una enorme e invisible mancha de sangre.
Uno de los manuscritos hallados por los perros
Los perros también encontraron un segundo manuscrito, con la misma letra, en una campera de Sequeira, en una chatarrera, donde trabajaba: contenía frases desordenadas. "Chango virgen" y al lado el nombre "Marito", en un círculo y con un check. "Llevar vino, azúcar, caña, yerba, ropa blanca". También dice: "Familia vigilada. El chango sale solo siempre. Todo el día pesca". Y en la esquina detalla: "Policía, fiscal, cámaras, arreglado". En la casa de la ex mujer de Sequeira, encontraron otro escrito, que describía de forma pormenorizada el ritual.
Le tocó entonces a Duke, que corrió hasta la ruta y avanzó por la rotonda, desde donde reinició todo el recorrido que hizo Marito, desde allí hasta la represa. Se paró en el kiosquito en el que el chico saludó a un amigo. Se detuvo en la ventana de la casa de un compañerito que vive a la orilla de la ruta, donde Marito pidió agua. Después siguió corriendo otra vez a la represa. Siguió de largo y se metió en la casa de Ramón, "el Burra" Rodríguez, el ladrillero que pese a haber estado vigilando el horno de los ladrillos, declaró no haber visto nada en la tarde que se llevaron a Marito. En el patio trasero de la casa había un perro muerto colgado. Duke se metió dentro de la vivienda y marcó un bolso, en el que la policía encontró un hueso y pelos humanos. Después volvió al fondo de la casa y marcó el pozo de una letrina. Allí la policía sacó un paquete encintado, metido dentro de una bolsa. Adentro estaba el cuarto manuscrito.
Tenía una especie de sello concéntrico y palabras sueltas escritas en círculo: juez, 666, fiscal, Marito, vida, muerte, riqueza, sacrificio, gobierno, poder. Un número 4 junto al nombre de Marito y un 3 en un dibujo balanza de la justicia inclinada. Pero esta vez, el ojo de la providencia, que va a aparecer en casi todos los manuscritos parece una fotocopia o una impresión del círculo del manuscrito que aparece en la serie animada de Disney XD, Gravity Falls, donde el ojo de la providencia tiene moño, brazos y galera, y se llama Bill Cypher. Es un demonio que vive en las pesadillas. ¿Es una pista o un dato que debilita la teoría del rito satánico?
En el pozo de un letrina los perros hallaron este manuscrito
Mientras la policía, de guantes celestes no salía del asombro, Duke siguió buscando: se metió entre las plantas y marcó unas gomitas que eran de la gomera de Marito. También un plato, que cuando la policía científica hizo la prueba con el test de luminol, evidenció una mancha de sangre humana. Unos 30 metros más allá, el perro desenterró un cuchillo, con una mancha rojiza y tres latitas de picadillo vacías, con atados de huesos y pelos, como si fuera un elemento de brujería.
Después volvió el turno de Alcón, que corrió hacia la casa de Daniel Albarracín, un muchacho que tiene un retraso madurativo y que había sido indagado al comienzo del caso. En ese momento, Albarracín se había autoincriminado. Dijo que él se había llevado a Marito al monte, que lo violó y que lo entregó a dos hermanos: Enrique y Daniel Ocaranza, que se lo llevaron en moto. La policía los detuvo a los tres, pero cuando se corroboraron sus descripciones no se sostenían con los lugares. Además, el ADN de todos ellos resultó negativo. En la casa de Albarracín, Alcón marcó una conservadora vieja. Y después marcó el Fiat estacionado en la entrada. Se metió dentro de la casa y destrozó un sillón, hasta encontrar un atado de brujería. El chico dijo que se lo había dado su mamá, que vive en La Pampa y hace trabajos de magia.
El brujo
El raid de los perros siguió hasta la casa de Miguel Jiménez, en el barrio Malvinas. Esta fue la primera vez que fue señalado como parte del caso. Alcón marcó un placard, en el comedor. Los agentes de policía lo abrieron, ya con la piel erizada. La bisagra chilló y entonces apareció San La Muerte, en pie, en varias figuras. En el suelo del placard encontraron varios artículos periodísticos viejos del caso Marito.
Después, Alcón se metió en la habitación principal y junto a la mesa de luz de Jiménez empezó a ladrar. Los investigadores abrieron el cajón y encontraron otro manuscrito: una especia de carta que que sellaba el pacto. "Ya tengo su virilidad, su juventud, su fortaleza". Y había otro papel que reclamaba "Dame lo que te pido". Llevaba las firmas de Jiménez, de Rody Sequeira y del Burra Rodríguez. La policía allanó toda la casa. En el quincho se encontró una pequeña habitación donde el mandamás del pueblo tenía su altar a San La Muerte, que iba escoltado por algunos santos y vírgenes. Había banderas, velas y toda una repisa con habanos, cigarrillos a mitad de fumar y botellas de tequila, whisky que Jiménez y sus amigos le ofrecían al santo a cambio de favores. Salud, más vida, más poder, los más pedidos. También había dos cálices.
Antes de llegar al cuarto del altar, hay un guardacosas. En el centro, justo debajo de un foquito que cuelga de su portalámparas, hay un gancho de carnicero. Debajo, en el piso, una gran mancha oscura. Jiménez argumentó que ese era el lugar donde colgaba los salamines que él mismo elaboraba. Pero la policía no le creyó y la jueza menos. La búsqueda siguió en la otra casa que tiene el hombre en el barrio Las Tres Rosas, donde los perros marcaron una heladera y una sierra con marchas de sangre humana. También encontraron una caja de herramientas con 260.000 pesos dentro.
Los siete detenidos
Esa tarde, los vecinos vieron cómo Miguel El Terrible se convertía en El Brujo. El principal sospechoso de ese crimen aberrante. Lo mismo que su mujer, Arminda Díaz, directora del colegio al que había asistido Marito y Miguelito, su hijo que después fue liberado. La Justicia cree que fueron los autores intelectuales.
David Chicho Sosa, el tío de los chicos con los que jugó Marito al borde de la represa, había declarado al principio como testigo protegido, pero quedó procesado como partícipe necesario: se lo acusa de haber sido responsable de seguir a Marito y entregarlo, junto con Rody Sequeira, el hombre que se lo habría llevado de la laguna. Burra Rodríguez, el hombre de los ladrillos, sería el encargado de avisar de la llegada del chico a la laguna.
La prueba caligráfica determinó que Pablo Ramírez es el autor de todos los manuscritos hallados por los perros, aunque hay dudas sobre la fecha en la que se hicieron. Pero ¿por qué esas personas habían conservado en sus casas las pruebas que los incriminaban? La justicia tiene una teoría: a Marito lo mataron como parte de un rito satánico para cosechar su fuerza vital.
Cómo fue el ritual
Parte del ritual implicaba que uno de los participantes llevara un registro gráfico de todo lo que ocurría. Esto es una característica del culto a San La Muerte, que también apareció en el sacrificio humano del que fue víctima Ramón Gónzález, un chico de 12 años en Corrientes, en 2006. El pacto debía sellarse con sangre. La justicia convocó a un antropólogo especialista en sectas para que interpretara los hallazgos. Es muy probable que quienes participaron en el ritual no sólo bebieron la sangre de Marito. También se cree que secaron y consumieron el pene.
¿Por qué lo eligieron a él? Tenía que ser un chico virgen y bautizado por la Iglesia Católica. No servía la ofrenda si era evangélico: mientras que los católicos rocían sólo la cabeza con agua bendita, los evangélicos sumergen todo el cuerpo. Por eso, la cabeza fue lo primero que se descartó para el rito satánico. No servía para el sacrificio. Parte del pacto de sangre, implicaba que los participantes conservaran consigo los manuscritos. Había que guardarlos bien. Destruirlos traería la maldición para ellos y para toda su familia.
Ninguno de los detenidos se declaró partícipe del ritual. Nadie se quebró ni siquiera como arrepentido. Todos niegan su parte y aseguran que esta es una causa armada.
"Es una payasada. ¿Quién puede creer esa historia diabólica que armó la jueza? Mi cliente no es un brujo, jamás sacrificó un animal, menos a una persona", argumenta Hugo Frola, el abogado de Miguel Jiménez, que pidió que se impugnara el procedimiento de los perros porque denuncia irregularidades en la forma en que se hizo y hasta la idoneidad de Herrero, el entrenador. "Este es claramente un crimen narco, vinculado al poder", dice.
La hipótesis del crimen narco
Un año antes del operativo con los perros, cuando el primer juez de la causa Miguel Angel Moreno fue recusado por irregularidades en otra causa, de inmediato viajó a Buenos Aires y presentó un escrito ante el juez federal Claudio Bonadío, denunciando que el caso se vinculaba con el narcotráfico y pidiendo protección. Denunció que la familia del entonces senador y hoy gobernador de la provincia, Gerardo Zamora estaba involucrada en el encubrimiento del caso Marito. Y que su destitución se había impulsado después de que él pidiera el cruce de llamadas del teléfono de Sequeira (el entregador de Marito, a quien se lo involucra con la venta de drogas en Quimilí) donde figurarían varios llamados entorno de Zamora. Específicamente del secretario de Seguridad, David Pato. En la denuncia, Moreno apunta que desde el inicio de la causa, desde el comisario hasta los agentes de policía desoyeron sus órdenes y obstaculizaban la investigación. "Vengo a denunciar los delitos de comercialización y tráfico de estupefacientes, narcotráfico y violencia institucional", argumentó.
También sostuvo que la hipotesis del crimen de Marito que él investigaba era la de estupefacientes y una supuesta venganza. Además, que la decisión de destituirlo llegó arbitrariamente, por su intervención en un caso en el que, según sus palabras, el presidente del Superior Tribunal provincial, Sebastián Argibay, le requirió su participación para la liberación de fondos para un pago a favor de su primo Luis Pericas.
En su escrito Moreno que, según sus propias palabras, por muchos años perteneció al círculo íntimo del gobernador Zamora y su mujer (incluso fue testigo de su casamiento), dice que le soltaron la mano por investigar casos que tocaban al poder político. Además explica que recurre al juez Bonadío, en Buenos Aires, porque el juez federal de la provincia, Guillermo Molinari, es tío de Claudia Ledesma Abdala de Zamora, entonces gobernadora de la provincia. Pero Bonadío se excusó y la causa volvió a Molinari. En mayo último, la Cámara Federal de Casación Federal concedió el recurso presentado por Moreno, para que la investigación vuelva a manos de Bonadío, mientras se espera la designación de un segundo juez federal en Santiago del Estero. Nombrar jueces federales en las provincias en las que la droga es un problema grave es una de las medidas que impulsa el gobierno en la lucha contra el narcotráfico: el candidato presentado ante el Senado, que cuenta con el aval del presidente Mauricio Macri, es el propio Argibay, que es también el candidato del matrimonio Zamora. Anteayer, Elisa Carrió impugnó su candidatura, entre otros argumentos, con la denuncia del juez Moreno en su contra.
La hipótesis del crimen narco señala que este pudo haber sido un mensaje para el tío de Marito, Marcelo Salto, que es agente de policía y había participado en cinco operativos antidroga, antes de que lo cambiaran de división. En uno de ellos, secuestraron un gran cargamento en varios vehículos. Marcelo no debía estar en ese operativo, porque estaba de franco, pero fue a trabajar para cubrir a un compañero que estaba enfermo. Esa noche, cuando llevaban uno de los autos en los que se habia secuestrado la droga hacia la la comisaría, Marcelo descubrió que había más droga bajo los asientos y en la guantera. Volvió, lo denunció y entregó el vehículo. Unos meses después ocurrió el crimen de Marito. Sobre esa historia se apalancan quienes impulsan la teoría narco. Pero el mismo Marcelo Salto descree de esa versión. El mensaje podría haber sido más directo hacia él. Hacia sus hijos. Y esa versión, dice, no alcanza para explicar el encubrimiento y la inacción que tuvo el caso desde el inicio. Ni para explicar cómo se pudo haber fraguado la pesquisa de los perros.
La tía
"Este es uno de los crímenes más aberrantes del país". Quien habla desde el megáfono, es Marta Salto, la tía, mientras marcha por las calles de Santiago Capital, hacia la gobernación, junto a una multitud. No sólo piden por Marito, sino también por otros crímenes cruentos que jamás se esclarecieron, según denuncian, porque tocaban a personas cercanas al poder de la provincia. "A Marito Salto lo secuestraron, lo violaron, lo descuartizaron. ¿Y qué sabemos del crimen? Nada, que todavía está impune", dice la tía. Habla con indignación, arrastrando los acentos, con esa tonada santiagueña que convierte en esdrújulas todas las palabras. Esta es la marcha 122 que hace la familia de Marito, a razón de una por semana. Las palabras salen del megáfono sin emoción. Como si al repetirlas tantas veces, ya no la impactaran.
¿Por qué lo mataron a Marito? Ese es el gran misterio que nadie logra develar. La jueza Falco sigue una pista, la del ADN, que en el mejor de los casos la llevará a descubrir a los violadores. Pero aun así le faltará el asesino. Después de que la Justicia coteje los ADN de todo el pueblo con los patrones genéticos de encontrados en la ropa y las uñas de Marito, toda esa información se destruirá. No quedará un banco de ADN, como se había anunciado que sirva para resolver futuros crímenes. "Eso atentaría contra los derechos personalísimos de los habitantes", explica la jueza.
El 31 de mayo de 2016, durante la siesta, a Marito lo secuestraron de la represa. Lo torturaron y lo asfixiaron pero no murió. Despertó más tarde, quizás en medio del ritual, cuando intentaban desmembrarlo. Todavía estaba vivo cuando recibió hachazos en las piernas. Uno de los manuscritos encontrados por los perros en la casa de la ex mujer de Sequeira, describe cómo pudo haber sido aquel horror. Lo dibujan cabeza abajo, colgando de un árbol seco. También escribieron su nombre en una especie de altar, de lugar del sacrificio. El dibujo tiene una serie de números que se repiten en otros manuscritos y que parecen indicar una secuencia: Uno es la laguna. En el dos hay una mesa en la que se lee "chango Marito", y abajo "banquete de la vida" y "sacrificio de Marito". El número 3 marca tanto el ojo de la providencia como la balanza de la justicia inclinada hacia la derecha. El cuatro parece un tridente, tiene la palabra "ritual" y una flecha que señala un extremo de la hora donde se lee "Fuego", "aire", "tierra" y "cielo". Para los investigadores, eso indica que el ritual debía hacerse al aire libre. El número 5 falta. Y el 6, es en realidad un 666 que marca el árbol seco (como el árbol cerca del que lo encontraron, descuartizado) del que cuelga una persona cabeza abajo y con un balde bajo la cabeza.
Otras de las frases son pinceladas del ritual: "Sangre vida muerte, ritual de los doce discípulos" Hay un cáliz dibujado seguido de la frase "Giménez (está escrito con G) toma su virilidad con el pene sagrado, en el chango consumido en polvo". Y sigue: "San La Muerte trae la vida eterna. Todos tienen su parte". Y al final: "Traición, su día llegó" y "Entregado virgen su espíritu".
La autopsia indicó que después de matarlo, a Marito lo descuatrizaron y los tuvieron varias horas en una heladera. Lo metieron en once bolsas de supermercado, todas adentro de una bolsa de papel madera, de las que se usan para el carbón y lo tiraron en el basural. Nunca encontraron sus genitales. También le faltaba una vértebra.
El día del secuestro de Marito Salto, el presidente Mauricio Macri estaba en Santiago del Estero. Dos horas antes de que se lo llevaran, el presidente subió una foto a Twitter, de una reunión conjunta de su gabinete y el de la entonces gobernadora Claudia Ledesma de Zamora, mujer del actual gobernador. Más tarde participó de un encuentro en un centro de jubilados y lanzó una frase que desconcertó a muchos. "Este país va a salir adelante. Y este gobierno no dejará que ningún mafioso se interponga", dijo el presidente. ¿De quién estaba hablando?
En octubre de 2017, Gerardo Zamora que es radical de formación y aliado del kirchnerismo, sacó una ventaja de más del 50% de los votos respecto del siguiente candidato y asumió su tercer mandato en la provincia, apenas unos días después de que los perros de la Brigada Canina armaran semejante descalabro en Quimilí y de que la hipótesis del ritual satánico se impusiera por sobre la del crimen narco.
"Ya tengo su virilidad, su juventud, su fortaleza: Dame lo que te pido". Las palabras de la carta que sellaba el pacto, encontrada en la casa del brujo, es una de las intrigas que la jueza no ha podido resolver.
La monja Pelloni
"La investigación oculta desde el inicio la verdad del hecho. Esto ha sido un coctail de connivencia, droga, trata, política y brujería. Este es un asesinato cometido como parte del culto a San La Muerte, que existe desde el 412 Antes de Cristo. No quieran incorporarlo al cristianismo. ¡Por Dios! Ese San La Muerte es pagano y demoníaco. No defiende la vida. Mata para ofrecer la vida. El valor de la sangre es el medio que utiliza como ofrenda cuando se pide poder, dinero y manejo de personas". Quien les habla a los vecinos de Quimilí, desde un micrófono es la hermana Marta Pelloni, en el aniversario de los dos años de la muerte de Marito.
Esta carmelita se convirtió en la insignia de la lucha contra la impunidad de los feudos provinciales, hace 30 años, cuando con sus marchas del silencio consiguió que cayeran quienes violaron y mataron a María Soledad Morales, en Catamarca. Hace unos años, también impulsó el reclamo de la familia de Ramoncito González, en Corrientes, asesinado durante un rito a San La Muerte.
"Es un crimen narco y un rito satánico, siempre aparecen juntos", dice. En los próximos días, Pelloni se instalará en Santiago del Estero, para dictar un taller en Añatuya, a unos 100 km de Quimilí, sobre trata de personas, droga, poder, sectas y culto a San La Muerte. "Todo este tiempo acompañé a la familia en el pedido de Justicia. Estoy muy preocupada por el caso de Marito", dice.
"No es casual el lugar en el que se instala el culto, ni tampoco la persona elegida para la ofrenda. La droga está siempre presente en el culto a San La Muerte. No puede entrar en una ciudad si no tiene el aval y la connivencia del quienes comparten el enriquecimiento", denunció en la plaza de Quimilí. "Está preso un brujo de la secta de San La Muerte. Yo pregunto, ¿qué pidieron por la muerte de este niño? Por favor, que la madre pregunte eso…", terminó Pelloni su discurso.
Cuando se le pregunta por el crimen de Marito, desde el otro lado del teléfono, en Goya, Corrientes, repite aquella misma pregunta. Como si fuera un mantra, una oración con el poder de resolver el misterio: “Dame lo que te pido, decía la carta del brujo. Y eso es lo que se tiene que preguntar la Justicia si quiera saber quién lo mató. No de quién es el ADN… sino, ¿qué pidieron a cambio de la muerte de Marito?”.