¿Por qué es importante atender la depresión posparto?
Los especialistas hallaron que las mujeres embarazadas con depresión cuidan menos su salud prenatal; también las enfermedades mentales maternas pueden afectar al niño, porque ocasionan problemas de conducta, inestabilidad emocional y dificultades en la escuela
Las mujeres deberán ser evaluadas para descartar casos de depresión durante el embarazo y después de dar a luz, declaró el martes un influyente grupo de expertos en salud, designado por el gobierno de Estados Unidos. Es la primera vez que se recomienda la valoración de enfermedades mentales maternas.
El objetivo es lograr que más profesionales de la salud realicen la evaluación y la recomendación se hace tras descubrir nuevas evidencias que reflejan que las enfermedades mentales maternas son más comunes de lo que se pensaba; que muchos de los casos que se han denominado como depresión postparto en realidad inician desde el embarazo, y que dejar sin tratamiento estos trastornos emocionales puede afectar el bienestar del niño.
La recomendación es también resultado del esfuerzo, cada vez mayor, realizado por países, organismos médicos y promotores de la salud para ayudar a las mujeres con síntomas de depresión posparto —que sufre una de cada siete madres en puerperio, según algunos especialistas.
"Hay mejores fundamentos para identificar y tratar a las mujeres con depresión" durante y después del embarazo. "Subrayamos, de manera expresa, la obligación de realizar un diagnóstico durante este periodo", declaró Michael Pignone, catedrático de medicina en la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, y uno de los autores de la recomendación publicada por el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos.
La conclusión forma parte de la actualización hecha a los lineamientos para la detección de depresión establecidos por este grupo independiente, designado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos. En 2009, dicho grupo determinó que los adultos debían ser evaluados por depresión si los médicos contaban con el personal y el tratamiento para brindar la ayuda. Las nuevas instrucciones recomiendan que se haga el diagnóstico, aunque no se tenga el personal especializado, con el argumento de que actualmente se tiene más acceso a servicios de salud mental. En 2009, no mencionaron la depresión durante y después del parto.
"Es de gran relevancia que el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos presente una recomendación específica para mujeres embarazadas y en etapa postparto. Los responsables de las políticas le prestarán atención. El aumento en la evaluación y detección de depresión es una enorme necesidad en la salud pública", comentó Katy Kozhimannil, profesora asociada de salud pública, en la Universidad de Minnesota.
El grupo de expertos clasificó la recomendación, publicada en la revista JAMA, como categoría "B". Esto significa que la aplicación de pruebas para detectar depresión debe estar incluida en la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio.
Durante años, los obstetras y otros profesionales de la salud que suelen atender a las mujeres durante y después del embarazo con frecuencia fueron reacios a, o sin la preparación para, indagar acerca de problemas como depresión, ansiedad o trastorno obsesivo compulsivo.
"Los ginecobstetras creían que, si identificaban algo y no tenían los recursos para tratarlo, se ponían en un riesgo legal grave". Por su parte, "los pediatras tienen además la idea de que su paciente no es la mamá, sino el niño", explicó Samantha Meltzer-Brody, directora del Programa Psiquiátrico Perinatal de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill.
Añadió que hay muchas mujeres que se rehúsan a comentar sus síntomas con un doctor. Si una mamá se está sintiendo "tan ansiosa que cree que va a enloquecer o que va a lastimar a tu bebé, puede pensar: ‘¡Ay, Dios, tengo estos sentimientos extraños y de los que nunca he oído hablar! ¡Debo ser una mala madre!’".
A Melissa Mead, de 30 años, en The Dalles, Oregon, nadie le hizo una valoración durante o después de su primer embarazo, hace cinco años. Poco después del nacimiento de su hijo Brady experimentó "depresión postparto, ansiedad y TOC. No sabía lo que tenía", explicó.
Melissa describió que lloraba todo el tiempo, que casi no dormía, que en raras ocasiones salía de casa y que tenía "muchísimo miedo de que el bebé se fuera a ahogar". Es oculista, y en su trabajo la gente preguntaba: "‘¿No es maravilloso?’. Y yo pensaba: ‘Me estoy muriendo por dentro’. Pero no quieres decirlo porque tienes miedo de lo que vayan a pensar".
Después de un año, fue a terapia con un psiquiatra. Cuando nació su segundo hijo, Emmet, experimentó más síntomas, incluido el miedo de apuñalarse a sí misma con un cuchillo de la cocina, así que probó varios medicamentos hasta que uno funcionó. Ahora es voluntaria en Postpartum Support International.
Las recomendaciones del grupo de expertos no especifican qué médicos deben realizar la valoración o qué tan a menudo hacerla, así que el Dr. Pignone aclaró que "todo aquel que tenga una buena relación con su paciente" deberá "detenerse y preguntar: ‘¿Cómo queremos proceder?’" En cuanto al método de evaluación, los expertos explicaron que la Escala de Depresión Posparto de Edimburgo, un cuestionario de 10 preguntas, funciona bien.
De acuerdo con la evidencia mostrada, la terapia conductual cognitiva resulta de gran ayuda para las madres, aseguró el grupo. Se dice que el uso de algunos antidepresivos durante el embarazo podría causar "posibles daños graves al feto", pero "la probabilidad de estos daños graves es baja".
Pignone hizo énfasis en que "la depresión no tratada implica por sí sola muchas consecuencias adversas".
Entre estas implicaciones, se observa que las mujeres embarazadas con depresión cuidan menos su salud prenatal, comentan los especialistas. Así mismo, las enfermedades mentales maternas pueden afectar al niño, pues ocasionan problemas de conducta, inestabilidad emocional y dificultades en la escuela.
El grupo de expertos mostró que una valoración acompañada de terapia, por mínima que esta sea, ayuda a las mujeres con depresión, y que además no causa ningún daño.
"Hace una década había más preocupación porque estas evaluaciones ocasionaran más mal que bien a las mujeres. Los profesionales de la salud me decían: ‘Si la valoro y el resultado es positivo para depresión y ansiedad, siento que se asustará más, o que tal etiqueta tendrá mayor estigma’", comentó Wendy N. Davis, directora ejecutiva de Postpartum Support International.
Sin embargo, "las herramientas de la evaluación pueden ofrecer un lenguaje que haga sentir más cómodos a los profesionales de la salud y a las pacientes al hablar del problema, y así evitar el estigma", explicó Davis.
El grupo recomendó que los médicos estén capacitados para diagnosticar y tratar a las mujeres, o para enviarlas con alguien que pueda hacerlo.
Esto es esencial, declaró Lee. S. Cohen, director del Centro de Salud Mental para Mujeres en el Hospital General de Massachusetts. "Aplaudo que se identifique a las mujeres que están enfermas", pero, "¿las remitirán al lugar correcto o las tratarán con la medicación o terapia adecuada y, en última instancia, de verdad se recuperarán?"
Nueva Jersey, el único estado que ha puesto como requisito esta valoración, tiene resultados mezclados, dado que son muy pocas las opciones de tratamiento disponibles. Aunque se ha capacitado a los pediatras y obstetras para llevar a cabo la evaluación, no se les ha pagado por hacerlo, reveló una investigación realizada por Kozhimannil.
Hasta hoy, otros 12 estados, incluido Nueva York, tienen leyes que impulsan la valoración para la depresión, capacitación sobre el tema, así como su tratamiento. Bill de Blasio, alcalde de la ciudad de Nueva York, anunció hace poco tiempo que la valoración universal de mujeres embarazadas o en etapa de posparto era una de las metas de su gobierno, y declaró que "debería ser parte de la atención médica de rutina".
Una valoración de rutina pudo haber ayudado a Jenna Zalk Berendzaen, de 40 años, en Cedar Falls, Iowa, durante su primer embarazo hace cinco años, a pesar de que estaba estudiando para ser enfermera calificada y tenía conocimiento médico. Zalk Berendzaen tenía antecedentes familiares de depresión posparto, pero pensó: "A mí no me va a pasar".
Una semana después de haber dado a luz a su hijo, Maxwell, la depresión "me pegó muy, muy duro", explicó. Pensaba en el suicidio y, en un momento determinado, mientras su esposo y el bebé dormían, "tuve frente a mí 15 frascos con distintos tipos de medicamento. Los abría y los cerraba, los abría y los cerraba. No me quería morir, solo pensaba: ‘Esto no va a mejorar nunca’", relató.
Al final, Zalk Berendzaen encontró un tratamiento efectivo y desde entonces ha ido disminuyendo la dosis. Cuando en 2014 nació su otro hijo, Samuel, no sintió ningún síntoma. Ahora trabaja en el área de ginecología de UnityPoint Health, en Waterloo, Iowa, en donde "en el último año nos hemos dado cuenta de que debemos evaluar a todas las mujeres", comentó.
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