Por qué el acuerdo entre el Arzobispado de Salta y las carmelitas descalzas no cierra la grieta religiosa
El próximo 10 de diciembre habrá nuevamente misa en la festividad de la “Virgen del Cerro”, pero la Iglesia aclara que la celebración no implica reconocer o autorizar esa devoción “privada”
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CÓRDOBA.— No pareciera que el acuerdo de hace unos días sea el fin de la grieta religiosa abierta en Salta por la devoción y el involucramiento de las monjas carmelitas por la “Virgen del Cerro”, no reconocida por la Iglesia Católica. Un documento con la firma del arzobispado de Salta Mario Cargnello —quien, junto a otros tres sacerdotes, fue denunciado por las religiosas por supuesta violencia de género y económica— adelanta que habrá una suerte de seguimiento de las manifestaciones hacia la Virgen del Cerro y, además, confirma que se autoriza nuevamente la misa del 10 de diciembre, fecha de la festividad, luego de dos años sin hacerse.
Según pudo confirmar LA NACION, el delegado del Papa Francisco Javier Belda Iniesta participó en la redacción del comunicado cuyo título se refiere a la “atención pastoral de los fieles que participen de la devoción privada a la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús”.
Básicamente la Iglesia reconoce que hay una devoción privada (el adjetivo se refiere a que no es reconocida por la Iglesia porque no se cumplieron los pasos protocolares) por la que los fieles se juntan a rezar y por lo tanto, deben ser atendidos por sacerdotes para “facilitar el encuentro con Cristo en el Sacramento del Perdón”.
En el punto cuatro se plantea que, como el 10 de diciembre se prevé la presencia “de muchos fieles en el cerro en ocasión de la devoción particular que practican”, se autoriza la celebración de una misa “designándose al efecto a quien presidirá dicha celebración”.
Hasta la pandemia del Covid-19 había misas anuales autorizadas por Cargnello: en el 2020 no se realizó por la cuarentena y el año pasado el Arzobispo no dio el visto bueno. Días antes de esta decisión, se había terminado la “visita” al monasterio San Bernardo de una monja benedictina y el obispo Martín de Elizalde que fue solicitada por el Arzobispado. De Elizalde está incluido en la denuncia de las monjas de clausura que ahora se archivará.
El comunicado advierte en el punto cinco que dar la Misa no puede entenderse “como una autorización, legitimación o anticipo del juicio de la Iglesia en cuanto a la posible naturaleza sobrenatural de los acontecimientos y mensajes que rodean esta devoción privada”. Enfatiza que “tal juicio concierne a la autoridad competente de la Iglesia, ante la que todo fiel debe someterse”.
En síntesis, la Iglesia sigue sin reconocer la devoción de la “Virgen del Cerro”. Para eso, el Derecho Canónico establece una serie de pasos que deben cumplirse en todos los casos, sin excepciones. María Livia Galliano, la “vidente” como la llama la Iglesia, es la mujer que dice tener las “apariciones” de la Virgen y receptar sus mensajes. Ella nunca entregó las pericias psicológicas pedidas por el Arzobispado de Salta y el proceso se cortó. Si se quisiera continuar, podría retomarse en esa misma instancia o directamente hacerse cargo la Santa Sede.
Disconformidad de las partes
El acuerdo —al que se llegó días antes de la mayor festividad religiosa de Salta, la de “Nuestro Señor del Milagro— está lejos de marcar una reconciliación entre las partes. Lo primero que llamó la atención fue la designación de Belda Iniesta como mediador; fue el abogado canónico del exobispo de Orán, Gustavo Zanchetta, detenido y condenado a cuatro años y medio por abuso sexual simple continuado agravado por ser cometido por un ministro de culto religioso reconocido. El encargado de presentar las denuncias de las víctimas ante la Iglesia argentina y el Vaticano fue Cargnello.
Fuentes allegadas al Arzobispado insisten en que el Arzobispo no quería que la denuncia por supuesta violencia de género y económica terminara archivada. Según confiaron a LA NACION, convencido de su inocencia, pretendía que la Justicia dictara sentencia.
Por otro lado, la relación entre las monjas del convento San Bernardo con la fundación que administra y gestiona todo lo relacionado con la “Virgen del Cerro” queda en una suerte de limbo. Las carmelitas integran esa institución.
El concepto que dominó es que, si ahora le pedían que cortaran de raíz el vínculo, no hubiera habido acuerdo, que era lo que el Vaticano buscaba. Hay quienes esperan que eso cambie a finales de marzo o abril, cuando volverá el delegado papal. Belda Iniesta, en el paso que hizo en las últimas semanas, nunca reunió a todas las partes; fueron encuentros por separado, que incluyeron uno con Galliano y su esposo, Carlos Obeid.
Como un desprendimiento de la causa de violencia de género, se abrió una investigación preliminar en la Fiscalía de Delitos Económicos sobre la fundación, su vínculo con las monjas y la administración de bienes del convento que realizan personas vinculadas a esa entidad.
Desde el Carmelo, uno de los planteos que hicieron para firmar el “acuerdo” fue que también se cerrara el capítulo económico. El documento plantea que se dan por rendidas las cuentas en el ámbito eclesiástico, pero será la Fiscalía la que decida qué hacer. “Son dos áreas diferentes”, indicaron desde Tribunales, pero sin anticipar qué resolución se tomará.
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