Avanza el plan para el ingreso de transporte público en Nordelta
Comienza una nueva era en Nordelta: a casi 20 años de su creación, el exclusivo country tendrá que permitir el ingreso de transporte público si el Concejo Deliberante de Tigre así lo aprueba. El cambio ocurre días después de que una sesión legislativa naufragó y de que se difundieran reportes de presuntos episodios de discriminación contra el personal doméstico que trabaja en el complejo.
"Estamos trabajando para que entre el colectivo 723, que sea un transporte para todos con SUBE como sucede en cualquier ciudad de la provincia, siempre teniendo como prioridad la seguridad", dijo Diego Moresco, director ejecutivo de Nordelta SA. "Nuestro objetivo es ser una ciudad integrada con el municipio, abierta, inclusiva, diversa y segura", agregó.
Moresco reconoció que la iniciativa no es del agrado de todos los habitantes de Nordelta. Un puñado de ellos, incluso, acudió al Concejo Deliberante la semana pasada con pancartas para protestar contra el posible ingreso de la línea de colectivos al country. "Algunos vecinos están de acuerdo y otros no, es parte de la vida pública -sostuvo el directivo-. Esto empezó como un emprendimiento privado y fue virando hacia algo más público y seguirá evolucionando, la gente tiene que entender que esa fue siempre la meta".
Antes de que esto suceda, será necesario que el Concejo apruebe la norma, que en su versión original autorizaba el desdoblamiento de los recorridos de la mencionada línea de colectivos (manejada por la empresa Utenor) para "optimizar el transporte de pasajeros en algunas localidades del partido a los efectos de cubrir necesidades de la población que se fueron manifestando con mayor intensidad a partir del crecimiento urbano y poblacional".
El intendente de Tigre, Julio Zamora, que impulsó su tratamiento, señaló que llamará a sesiones extraordinarias para reflotar el proyecto antes de fin de año."Lamentablemente no pudo tratarse en la sesión porque no alcanzaron los votos. Como el tema es muy importante, ya he enviado una nota exhortando a los concejales a discutirlo lo antes posible", detalló.
Vecinos de Nordelta que prefirieron permanecer anónimos expresaron su preocupación ante la posible llegada del transporte público. A sus ojos, esto vulneraría el "doble anillo concéntrico de seguridad" del barrio cerrado, como se denomina al sistema de control de acceso, domo, cámaras de vigilancia, detección perimetral y botones antipánico. En su primera versión, la ordenanza no especificaba qué mecanismos de seguridad se aplicarían a las unidades que ingresen al complejo.
Recorridos
Nordelta tiene una superficie de 1600 hectáreas y una población aproximada de 35.000 residentes distribuidos en 23 barrios. Además ingresan cada día unas 10.000 personas como personal doméstico. La empresa de micros MaryGo es la encargada de operar un circuito interno al que pueden acceder los empleados y un chárter que viaja a la Capital, con una frecuencia de 45 viajes de ida y vuelta.
Desde comienzos del mes pasado, algunas empleadas domésticas comenzaron a denunciar que esta compañía se negaba a llevarlas dado que los vecinos se habían quejado de que "tienen olor" y "hablan mucho". El 7 de noviembre, unas 70 empleadas que habían esperado infructuosamente la llegada de una de estas unidades se manifestaron en la puerta del country.
Nicolás Pasqualini, propietario de MaryGo, rechazó que hubieran existido hechos de discriminación. "Es una fantasía, eso no pasó", sostuvo. Según él, lo que sucedió en el último mes fue una disminución de las frecuencias a partir del anuncio de la llegada del transporte público. "Cuando se conoció la noticia, nosotros tomamos otros trabajos para compensar, lo que hizo que tuviéramos menos coches disponibles, pensando que los colectivos públicos arrancaban en marzo o abril. Esto generó un gran malestar porque pensaron que se las estaba discriminando. Nosotros rediagramamos el servicio y hubo un momento de tensión, pero eso fue todo", dijo.
También ofreció una explicación sobre el video viral que se conoció a comienzos de la semana, en el que se ve al chofer de uno de estos vehículos que no deja subir a una empleada del barrio cerrado y le pide que espere la llegada de otra unidad. Para Pasqualini, la mujer confundió un bus que va para la Capital cuando en realidad le correspondía tomarse uno interno.
El chileno Ricardo Greene es el autor de Urbanizaciones privadas como aparatos de poder: raza y confort en la Argentina contemporánea, una tesis doctoral, que presentó en Goldsmiths, University of London, y que está centrada en Nordelta. En el trabajo sostiene que impedir el ingreso del transporte público es una de las formas de sostener la segregación residencial. "Es fácil demonizar, sí hay casos de discriminación, pero no son todos. Hay gente que se preocupa de que sus empleadas viajen bien, estén cómodas e incluso reclaman por su seguridad", concluyó.
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