Por un parto respetado (y también con respaldo médico)
Lo vemos cada tanto en revistas y programas de televisión: actrices y modelos confiesan su deseo de parir en sus casas, evitando la tecnocratización médica y cumpliendo, de algún modo, con un nacimiento más natural.
Pero esas ideas tampoco surgen de la nada. De hecho abundan los relatos de pacientes que al momento de dar a luz son, apenas ingresan, abordadas con oxitocina, a las que no se les permite deambular a su gusto (y menos alimentarse o hidratarse adecuadamente), con un aumento preocupante de intervenciones innecesarias y cesáreas, todo mientras personas ajenas que entran y salen de la sala y hasta se impide el contacto piel con piel de la madre y el hijo.
El modelo del "nacimiento sin intervención" no es nuevo: en países desarrollados el parto en domicilio, así como el parto respetado en instituciones y casas de parto, figuran entre las políticas de salud. Sin embargo, los datos muestran que la mortalidad neonatal aumenta al triple en los partos no institucionales, lo cual está dando lugar a que las instituciones estén lanzando sus programas para un nacimiento más natural y en un ambiente de serenidad, aunque a la vez en un entorno protegido.
Respetar los tiempos
¿De qué hablamos cuando hablamos de "parto respetado" o "humanizado"? De un modo de atender el proceso de parto en el que se privilegia la voluntad de la mujer que va a dar a luz y se respetan sus tiempos, tanto fisiológicos como personales. Lo que se busca es que el nacimiento se desarrolle de la manera más natural posible, en un espacio familiar donde la mujer y el bebé sean los protagonistas y sin intervenciones quirúrgicas innecesarias, todo en sintonía con una meta clave de la Organización Mundial de la Salud: que los nacimientos por cesárea no superen el 15 por ciento del total.
"Existen claras evidencias científicas de que el parto con mínima intervención, sumado a la atención de calidad, en un ambiente seguro y respetuoso de la intimidad de la familia, se asocia con una menor tasa de partos por cesárea, un menor uso de anestesia y una recuperación más rápida sin incremento de la mortalidad perinatal. Al contrario: un mayor apego y contacto del recién nacido mejora los resultados en lactancia y desarrollo psicoafectivo del niño", dice el Dr. Roberto Casale, médico y Jefe del Servicio de Obstetricia, Ginecología y Perinatología del Sanatorio de la Trinidad de Ramos Mejía, de Galeno.
Ese servicio enfoca su práctica médica en la asistencia del parto sin intervención, respetando los tiempos y las decisiones de la embarazada y su bebé. Único en la Zona Oeste del Gran Buenos Aires, se ha convertido en un centro de referencia en medicina perinatal de la Argentina.
Lo más parecido a un nacimiento en casa
La suites de parto del Sanatorio de la Trinidad de Ramos Mejía de Galeno se organizan para que las embarazadas se sientan cómodas y como "en casa": tienen pelotas de esferodinamia, bancos de partos y colchonetas que permiten adquirir una percepción más integral del cuerpo y el entorno. A todo eso se suma la ambientación con aromaterapia y almohadillas térmicas de semillas, más la posibilidad de graduar la luz y poner la música que a cada quien le guste.
Algunas mujeres deciden realizar su trabajo de parto bajo una ducha tibia, y entonces se les brinda lo necesario para hacerlo de manera segura. Licenciadas en obstetricia guían a las mujeres en todo este proceso. El equipo de enfermería de la institución se destaca por tener la especialidad perinatal: una misma enfermera atiende a la mujer y al recién nacido durante toda la internación.
"Las salas de trabajo de parto, parto y recuperación están preparadas para ofrecer comodidad a la mujer embarazada y a su acompañante, y a la vez tienen los recursos para dar respuesta frente a alguna complicación, tanto del recién nacido como de la embarazada o puérpera", explica Casale. "Si Una vez ocurrido el nacimiento todo transcurre de manera "normal" -agrega-, el recién nacido ingresa a lo que llamamos Protocolo Primera Hora, que posterga las rutinas tradicionales (baño, aplicación de Vit K, vacuna antihepatitis B, profilaxis oftálmica y antropometría) más allá de la primera hora y dentro de las primeras cuatro horas de vida para favorecer el contacto piel a piel y el apego precoz del recién nacido con su madre".
Una oportunidad para la obstetricia
Los cuidados brindados a la madre y al niño se realizan de manera respetuosa, entendiendo el nacimiento como un momento especial y único para cada familia. Luego de la evaluación, el recién nacido vuelve a los brazos de su madre para ser trasladados juntos a la habitación, donde son recibidos por las enfermeras que los atienden y las asesoras de lactancia.
Casale advierte que la obstetricia está frente a una gran oportunidad. "Ser como queremos y debemos, o entregarnos a la tecnocracia médica sin un juicio crítico. No debemos negar sus recursos. Pero tampoco dejar que en la vorágine del desarrollo tecnológico se vayan nuestras convicciones. Tenemos que ser inteligentes y no permitir que la discusión sobre lo humano, el respeto por el otro, la seguridad y la calidad bien aplicadas se dejen avasallar por lo comercial, lo fugaz y lo enseñado como verdades incontrastables".
De acuerdo al experto ya existen instituciones respetadas que con muy buenos resultados generaron programas similares. "El camino ya existe, solo tenemos que ponernos en marcha. La zona Oeste merece también tener un lugar, el primer lugar, donde la excelencia y lo humano se fundan en el objetivo de un nacimiento consciente", concluye.
LA NACIONTemas
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