Por la crisis, cerró otro colegio de doble jornada en San Fernando
Funcionaba desde hacía 69 años y tenía jardín, primaria y secundaria; a fin de año informó a los padres que este año ya no abriría sus puertas
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La noticia no sorprendió, aunque sí resultó triste para la comunidad de San Fernando. Después de casi 70 años de funcionamiento, el Colegio San Fernando, uno de los más importantes de ese partido del norte del conurbano bonaerense, cerró sus puertas de forma definitiva.
Por estos días, las familias que se acercaban al edificio de Constitución al 1337 se encontraban con las puertas y ventabas y cerradas, con polvo acumulado en las persianas y sin visos de volver a abrir. Como Laura Domínguez, mamá de Benjamín, de cuatro años y de Salomé, de dos, que hace pocos días se mudó al barrio y ayer se acercó a averiguar si había vacantes. “Hace varios días que vengo y siempre está cerrado. ¿Cuándo será que empiezan las inscripciones?”, preguntaba la mujer. Pero en los comercios vecinos a este histórico colegio le informaron que no, que en diciembre el colegio había cerrado sus puertas de forma definitiva y que ya no iba a volver a abrir.
“Qué tristeza, dicen que era muy buen colegio”, se lamentaba la mujer. Los vecinos le confirman que era así, pero que en los últimos años estaba enfrentando problemas económicos, dificultad para pagar los sueldos y una merma en las vacantes. Así, sin tener subvención del Estado, ni una comunidad religiosa detrás, los números se volvieron inviables.
LA NACION visitó el edificio del Colegio San Fernando, pero las puertas estaban cerradas. Ya nadie contestaba el timbre, ni por la entrada de la calle Constitución, donde accedían los alumnos del jardín, ni sobre Ayacucho, donde estaba el ingreso de primaria y secundaria. Tampoco nadie contestó los teléfonos. Desde la Dirección General de Educación de la provincia de Buenos Aires confirman el cierre de la institución y aseguran que se trabajó junto a las familias para reubicar a los alumnos en otras instituciones de la zona.
El Colegio San Fernando había sido fundado en 1954, a cinco cuadras de la estación del tren Mitre y funcionó desde entonces, con doble jornada optativa: si bien no era bilingüe, tenía talleres optativos de inglés que se dictaban en la jornada de la tarde. Este año iba a cumplir los 70 años desde su apertura. Aunque atravesó distintas crisis económicas, no había tenido que cerrar sus puertas en otras épocas.
Sí, cuentan los vecinos, que hace unos 20 años, había atravesado una crisis similar, con atraso en el pago de sueldos de los docentes y que finalmente la institución cambió de manos: un ex alumno compró el colegio con la misión de sacarlo adelante. Pero distintos factores jugaron en contra del proyecto educativo. Por un lado, era un colegio que tenía una cuota bastante elevada, en relación con otros colegios de la zona, pero que había quedado en un intermedio a lo ser ni bilingüe ni parroquial. El hecho de no tener una subvención estatal y estar sintiendo una permanente baja en la cantidad de alumnos hizo que en el último año los dueños decidieran plantearse otro rumbo.
“Vienen muchas familias preguntando por el colegio, asombrados de que todavía no hayan abierto a esta altura de febrero. Pero cuando les decimos que ya no van a abrir se sorprenden, porque tenía muchos años en el barrio”, explica Gustavo Pérez, dueño de la ferretería que está junto al colegio.
“Es una lástima porque era el único laico de la zona. Hace algunos años, después de que tuviera muchos problemas económicos, un ex alumno se hizo cargo e intentó sacarlo adelante. Pero no lo logró. Yo mandaba a mi hija al jardín ahí, hace unos 20 años y ya entonces atravesaban dificultades económicas”, explica Heidi Kusters, que tiene un local de productos naturales en la misma cuadra.
Otra vecina comenta que el colegio atravesaba dificulatades económicas desde hacía tiempo, cuando mandaba a su hijo. “Una vez, fuimos a pagar la cuota y detrás venía algún docente a administración y decía, vi que te pagaron, podés pagarme mi sueldo. Porque solían atrasarse en los pagos”, cuenta la mujer.
Proyecto inviable
Mónica Rivas, también vecina de la zona y ex docente del Colegio San Fernando, cuenta que al no conseguir una subvención, la situación del colegio se había hecho insostenible. “Yo trabajé unos años, pero después me fui porque era complicado el tema de los pagos. Siempre fue muy buen colegio. Pero, como en los últimos años tenían pocos alumnos, la cuota era cara, se fue volviendo inviable el proyecto”, apunta.
“Lo más triste es que seguramente van a tirar el colegio y van a hacer edificios”, se lamenta Kusters. Hoy, la calle Constitución, donde funcionaba el colegio se volvió bastante céntrica, con muchos locales y comercios. En la esquina, todavía permanece encendido el cartel luminoso que advierte a los automovilistas que bajen la velocidad. “Despacio escuela”.
Aunque la escuela ya no funciona más. La cartelería propia de la escuela ya fue retirada y solo subsiste una placa con el nombre de la institución y unos banderines algo descoloridos que dicen “abierta la inscripción”.
En la cuadra, hay locales de comida, de mascotas, de ropa, cafeterías, todo en la misma cuadra. Por eso, algunos vecinos creen que otro de los factores que pesó para tomar la decisión es el valor del metro cuadrado, que hacía empalidecer la rentabilidad de la institución educativa.
El cierre del Colegio San Fernando se inscribe en una larga lista de instituciones que este año decidieron ya no abrir sus puertas, o fusionar cursos, o cerrar turnos para afrontar los aumentos de los costos. Y una gran cantidad de jardines de infantes que directamente dejaron de funcionar.
Según se explicó, los colegios cerraron el año con más de un 20% de morosidad en las cuotas y con una baja del 15% en la matriculación del nivel inicial. Y, según informa la Asociación de Instituciones Educativas de la Provincia de Buenos Aires (Aiepba) hay unas 200 instituciones que están viviendo una grave crisis, al no tener subvención y 30 de ellas, podrían cerrar en el próximo tiempo, porque su situación es límite.
“La economía está pasando una dura transición y las escuelas estamos viviendo momentos de profunda incertidumbre. Lamentamos tener que decir que esperamos nuevos cierres, ya que hay establecimientos educativos que se encuentran muy comprometidos. La presente coyuntura impacta de varias formas en las escuelas: regulaciones de cuotas que se quedan justas, sindicatos que reclaman aumentos mayores a los ingresos autorizados, insumos y servicios en ascenso, familias con dificultades económicas. Nuestro objetivo siempre es el mismo, pedir prudencia, responsabilidad y templanza a todos los que forman una escuela, porque la crisis va a pasar, y ese día vamos a querer todas nuestras escuelas en pie”, apunta Martín Zurita, secretario ejecutivo de Aiepba.
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