Por debajo del promedio regional. Un ranking de la ONU marca las deudas argentinas en compromisos ambientales: energía, residuos y pesca
Se trata de los objetivos a los que se comprometió nuestro país para cumplir la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, a la que adhirió, junto a otros 166 países, en 2015; el ranking argentino y los puntos más complicados
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El nombre oficial del plan de acción internacional de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es Agenda 2030, pero para María José Murcia, directora del Centro de Estudios en Sustentabilidad e Innovación Social de la Universidad Austral, debería ser renombrado como Agenda 2050. “Desgraciadamente, a nivel mundial, ya no llegamos al año 2030, hemos perdido mucho tiempo”, afirma, en diálogo con LA NACIÓN, en referencia al proyecto al que suscribieron, en 2015, la mayoría de los estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El compromiso tiene un total de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que incluyen cuestiones vinculadas con las acciones contra la pobreza, el hambre, la calidad de la educación y el cambio climático, además del saneamiento de los cuerpos de agua y las mejoras de los sistemas de salud, entre otras.
Entre el total de países suscriptos –166–, la situación argentina es particular. Dentro del ranking de cumplimiento de los compromisos de la agenda, que es liderado por los países nórdicos, el país se ubica en el puesto 47, con una puntuación de 74,40. Respecto de la situación en América Latina, que Murcia define en términos generales como “alarmante”, la Argentina se ubica en cuarto lugar, detrás de Chile (77,82), Uruguay (77,09) y Cuba (76,74).
Pero hay objetivos en particular en los que el país se encuentra en especial desventaja a nivel regional, llegando a estar en el lugar número 12 e incluso 13 dentro de un total de 15 países. En estos puntos, la Argentina muestra una tendencia “decreciente” o de “estancamiento” respecto de los objetivos a los que se comprometió hace ya nueve años.
Justamente en estos desafíos hace hincapié el informe de la Universidad Austral. El artículo tiene como objetivo principal medir y detallar en qué situación se encuentra el país respecto de los compromisos en los que cuenta con desventaja en comparación con el resto de América Latina.
“La Argentina, en estos puntos, queda muy retrasada respecto al promedio de la región, muy abajo en la tabla. Estamos hablando de un subcontinente con una situación alarmante, en el que menos de una cuarta parte de los objetivos de la agenda de la ONU pueden llegar a cumplirse para 2030. Otro tercio de los objetivos están estancados y el resto está en claro retroceso”, afirma la investigadora de la Austral.
Resultados
En el país, los peores desempeños respecto al promedio regional se dan en los compromisos relacionados con la proporción de energía renovable sobre el total utilizado, la cantidad de residuos electrónicos generados por persona, el porcentaje promedio del área total protegida en sitios marinos considerados importantes para la biodiversidad y el nivel de sostenibilidad de la pesca.
El primero de estos, destaca Murcia, es de los más preocupantes. En la Argentina, detalla el informe de las Naciones Unidas, la energía renovable tiene solo un 12,12% de participación en el consumo final total de energía, cuando el promedio regional es de 37,4%. En el ranking latinoamericano, liderado por Uruguay (99,52%) y secundado por Brasil (83,46), la Argentina se encuentra en el puesto 13. Debajo se posicionan República Dominicana (9,42%) y Guatemala (7,5%).
“Esto se debe a que en la Argentina se observan déficits de infraestructura importantes en ese sentido, con poca capacidad de generación y falta de tecnología para la transmisión y el almacenamiento”, afirman en el informe. “Hace falta un régimen de promoción de energías renovables. Durante el gobierno de Mauricio Macri hubo un proyecto, pero cuando terminó el gobierno se perdió. Actualmente no hay una iniciativa a nivel nacional de transición energética. Implica sentar a todos los actores a conversar y consensuar un rumbo y unas reglas de juego claras”, suma Murcia, en diálogo con LA NACIÓN.
Este medio contactó a la Subsecretaría de Ambiente de la Nación para consultar sobre el futuro de los diferentes objetivos de la agenda, pero no obtuvo respuestas.
Otra de las principales deudas que tiene el país para el cumplimiento de la Agenda 2030 es la baja de la cantidad de residuos electrónicos generados por persona en kilogramos, una métrica considerada importante en términos de impacto ambiental. Esta categoría abarca computadoras, teléfonos móviles, televisores, electrodomésticos que son desechados al final de su vida útil. También en esta categoría, la Argentina se posiciona en el puesto13 en el ranking regional, que mide el nivel de tratamiento de residuos electrónicos. Por debajo se encuentran Uruguay (14) y Venezuela (15).
“Mucho se viene debatiendo respecto de normativa para la adecuada gestión de los residuos electrónicos, pero con poco éxito y pobres resultados. Falta una legislación más clara respecto de la responsabilidad del productor, que debería recuperar ese material para hacerlo recircular en la matriz productiva”, destaca Murcia.
La investigadora cree que este problema, la falta de reglas claras de juego, es el principal obstáculo de la Argentina para cumplir con todos los objetivos propuestos en la Agenda 2030. “Falta política en muchos rubros. Más que nuevas regulaciones, falta que esas regulaciones sean eficientes. Son necesarias reformas legislativas en diferentes ámbitos que, de alguna manera, tracen las reglas de juego, que dejen en claro qué es lo que se puede hacer y lo que no, y que pongan incentivos a favor del cumplimiento de la Agenda 2030″, afirma.
Lo mismo, dice, sucede en otros dos ámbitos en los que el país se encuentra en desventaja regional: la protección de la vida marina y la pesca sostenible. Por un lado, la Argentina se encuentra en el puesto 12 dentro del ranking latinoamericano de porcentaje de áreas protegidas en sitios marinos importantes para la biodiversidad, con una tendencia al estancamiento, según el informe de la Universidad Austral. Por otro lado, se encuentra en el último puesto de la métrica de peces capturados de poblaciones sobreexplotadas o colapsadas.
Los niveles de pobreza también son una de las principales deudas argentinas, aunque en este objetivo, el país se encuentra por encima del promedio latinoamericano. “La Argentina muestra un serio retroceso de los números de pobreza. Niveles iguales o peores a los de 2002, que fue el pico máximo. En el último año y medio, muchas familias de la clase media han caído debajo de la línea de pobreza. No destacamos en nuestro informe este indicador porque estamos por encima de los promedios latinoamericanos, que son muy serios. Es el subcontinente más desigual de la faz de la tierra”, indica Murcia.
De acuerdo al último relevamiento del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, el 55% de la población argentina es pobre, mientras que la indigencia llegó al 20,3% en el primer trimestre. Los datos surgen del análisis de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec. Las tasas de pobreza por aglomerado urbano van desde 80% en Gran Resistencia al 25% en la ciudad de Buenos Aires.
A nivel mundial, uno de los principales desafíos para el cumplimiento de la Agenda 2030, indican en el informe de la Austral, es la “subfinanciación y los subsidios contradictorios”. “Para movilizar la agenda, necesitás financiación e infraestructura. Tenés que invertir para cambiar la situación energética, por ejemplo”, suma la investigadora a cargo del informe.
Respecto de los subsidios contradictorios, explica: “En gran parte del mundo se sigue financiando la industria de combustibles fósiles, en medio de un contexto en el que se ve muy claro que hay que diversificar la matriz energética y transicionar, porque los combustibles fósiles son grandes contribuidores al cambio climático. En la Argentina tenemos nacionalizada la producción de combustibles fósiles. Entonces, si bien YPF tiene proyectos dedicados a energías renovables, esto todavía no alcanza”, sigue.
Según el último informe de la ONU, solo el 16% de los objetivos de la Agenda 2030 están en camino de alcanzarse en todo el mundo, mientras que el 84% restante demuestra un “progreso limitado o una reversión de ese progreso”.
Murcia destaca la importancia de América Latina dentro de este compromiso internacional. “Es el subcontinente más biodiverso del mundo, y además todavía tiene una población joven, aunque esté envejeciendo rápidamente. Al mismo tiempo, es el subcontinente más desigual del mundo”, explica.
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