Aerolíneas Argentinas y Austral: más de 120 vuelos cancelados y 14.000 pasajeros afectados por un conflicto gremial
Más de 14.500 personas se encuentran afectadas por la paralización del servicio de Aerolíneas Argentinas y Austral en los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque. Desde esta mañana se registran más de 120 cancelaciones de vuelos por un conflicto gremial.
Fuentes de Aeropuertos Argentina 2000 indicaron a LA NACION que hacia el mediodía se habían registrado 121 vuelos canceladosy demorados. En total, la medida afecta a 14.500 pasajeros aproximadamente.
Según explicaron, no se trata de una asamblea, sino de un problema con un operador, la persona encargada de realizar las comunicaciones con las aeronaves.
"Hay un radio operador que está con licencia médica prolongada y está siendo reemplazado por otra persona de manera temporaria. Esto sucede hace un tiempo pero hoy el gremio decidió no aceptar este reemplazo y por eso está paralizado", indicaron fuentes oficiales.
Las complicaciones iniciaron a las 6, cuando los trabajadores liderados por el iniciaron reuniones en sus lugares de trabajo. Esperan que los vuelos se normalicen a partir de las 14, cuando ingresa el personal del turno siguiente.
La versión del gremio de técnicos
Esta mañana, había trascendido que las cancelaciones se debían a una asamblea sorpresiva de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA), pero el gremio lo negó y apuntó contra los operadores: "Ni paro ni asamblea, solo es incapacidad de quienes conducen la gerencia de operaciones", dijo Ricardo Cirielli, secretario general de APTA a LA NACION.
"Las cancelaciones en Aeroparque son exclusiva responsabilidad de operaciones, lo sabían pero no tomaron los recaudos para que se cubra el puesto en este turno", indicó Cirielli.
Este sector es el encargado de realizar toda comunicación a las aeronaves en vuelo de la empresa ya sea para alertar de cambios de destino, monitoreo de combustible a bordo, puntos de notificación y fundamentalmente de recepcionar y comunicar cualquier tipo de ayuda necesaria o declaración de emergencia. Es el nexo constante para informar cambios meteorológicos en arribos y confirmar desvíos, explicaron.
Fuentes cercanas al sindicato aseguraron que todo este problema se debe "a la ineficacia de la empresa que sabiendo que un trabajador no iba a poder asistir por encontrarse enfermo hizo caso omiso a la advertencia sobre su ausencia".
"Cuando se hicieron las 6 de la mañana, y llega el turno que le corresponde a este trabajador radio operador, quedó en evidencia que no se había designado un suplente y comenzaron los problemas porque los vuelos sin radioperador no se pueden despachar. Es una vergüenza que te quieras fabricar una responsabilidad sobre sindicatos y los trabajadores cuando en realidad se trató de negligencia de la empresa", dijeron.
Afectados
Gloria Ballen camina perdida por los pasillos de Aeroparque. Busca dónde está el final de la cola para que la atiendan en el servicio de información de Aerolíneas. "Tengo que hacer la fila. Ya no me sirve volar", dice a LA NACION. Tenia un viaje programado a Mar del Plata. A las 7.50 debía partir el vuelo, pero eso nunca ocurrió. "Yo solo quiero que me devuelvan la plata. Tenia una actividad para hoy a la que ya no llego. Y ahora no se qué pasará el viernes, que tengo que viajar a El Calafate", explica, confundida.
Paula Zuchela, Juan Pablo y su bebé están cerca de ser atendidos en esa extensa fila. "Nos van a reprogramar el viaje para mañana, parece", cuenta la joven. Tendrán que esperar algunas horas más para llegar a Ushuaia, donde viven. Su vuelo de hoy a las 6.30 se suspendió. Primero, lo reprogramaron para las 9.40 pero esa hora llegó y la pareja continúa en Buenos Aires. Ya habían embarcado cuando el paro los tomó por sorpresa.
"No lo puedo creer. Encima, 200 pesos tuve que pagar el taxi. Después te llamo para ver si salgo o no y a qué hora", dice una joven mientras habla por teléfono. El intenso movimiento de gente a su alrededor no le impide dejar de ver con atención el cartel electrónico que informa sobre el estado de los vuelos. A primera vista, el rojo que alerta de demoras y cancelaciones es el color que predomina.
Alberto Panizzi está molesto. Se encontraba en espera en la sala de embarque cuando confirmó su temor: su vuelo a la ciudad de Trelew, de las 9.40, había entrado en una nebulosa que no podía asegurar que partiera. "De 'demorado' pasó a 'consulte a la empresa'. Desde que bajé de la sala no hubo un responsable de Aerolíneas que diera una explicación", enfatiza mientras aguarda en la fila para ser atendido en una ventanilla. Delante de él hay alrededor de 80 damnificados.
Por los pasillos de Aeroparque se ve gente deambulando de un lado a otro. En los mostradores de check in hay personal de Aerolíneas. Cada tanto, se oyen unos pocos aplausos que reclaman respuestas, pero, en general, el ambiente se mantiene tranquilo.
Las amigas Karina y Paula intentan mantener la calma, según sus propias palabras. Los días de vacaciones empezaron a correr y ellas siguen en Buenos Aires. "Listo. No hay que viajar más por Aerolíneas. Es una vergüenza", dice, enojada, Paula. Apoyadas en una pared, con las valijas a mano, analizan el reclamo que harán. Karina cuenta: "Nos dijeron que hasta el jueves no nos pueden reprogramar el viaje a Iguazú". De ser así, las mujeres perderán parte de su estadía y excursiones que ya tenían abonadas.
Los pasajeros hacen una larga fila para obtener alguna respuesta que puede o no resultar positiva. Para Mariana Colichelli fue un fiasco. "A mí no me cubre el gasto del hotel porque yo no hice conexión. En cambio, a mis familiares ya les dieron el voucher porque sí lo tienen. Es injusto", cuenta la mujer mientras de fondo se oye que desde los altoparlantes informan que por una medida gremial interna podría haber demoras y cancelaciones. La joven llegó a las 6 desde Río Gallegos y debía continuar el viaje a Santa Fe. Son las 11 y sigue caminando por Aeroparque con su pequeño bebé, Mauricio, en brazos.
Matías Álvarez ya no sabe cómo pararse. Esta cansado de hacer la cola. Dos veces le cancelaron su vuelo a Comodoro Rivadavia. En un momento, hasta aceptó que lo acomodaran en un vuelo a Trelew y él abonaría el viaje en micro entre esa ciudad y su destino. "Pero ese vuelo también se cayó. Ojalá me den un lugar en un hotel porque no tengo otra opción", agrega, malhumorado.
Informe de Valeria Musse
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