Un grupo de investigadores del Conicet relevaron los datos disponibles de partículas en el aire de las tres localidades donde funciona el polo petroquímico de Ensenada-Berisso
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Hay alrededor de 1,5 millones de bonaerenses que conviven desde hace años con una amenaza para su salud sin información ni alertas para tomar cuidados: un polvillo negro en el aire que vecinos del Gran La Plata refieren que causa irritación ocular, problemas respiratorios y cae sobre los cultivos de las quintas y los bebederos de animales de la zona.
Una red de científicos del Conicet que relevó los datos históricos de calidad del aire alrededor del Polo Petroquímico de Ensenada-Berisso advierte que faltan datos sobre la contaminación ambiental para alertar en tiempo real a la población, hay que determinar las fuentes de ese polvo de carbón de coque que afecta su calidad de vida y es “urgente” implementar la vigilancia de las enfermedades potencialmente asociadas con las actividades del polo industrial.
Las casi 100 páginas del informe de un grupo ad hoc de la Red de Seguridad Alimentaria (RSA) son de acceso público y sus recomendaciones promueven la protección del ambiente y la población, lo que coincide con el lema del Día Mundial de la Salud, que se conmemora hoy: “Nuestro planeta, nuestra salud”. El trabajo de recopilación de la información y el análisis de riesgo lo hizo un grupo ad hoc de la red. Surgió a pedido de vecinos autoconvocados que conviven con este conflicto ambiental desde hace años y la intendencia de Berisso.
El grupo determinó que en las dos últimas décadas disminuyeron los niveles de algunas partículas en el aire potencialmente dañinas para la salud, ya que, pueden penetrar en los pulmones y hasta las células. Aun así, observó que superan en algunos casos el umbral “seguro” de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “pero no los de la norma provincial”, que están por encima de los valores guía internacionales. Una de las recomendaciones del equipo es “actualizar de manera urgente” esos niveles para que por lo menos coincidan con los de la OMS.
Jorge Esteban Colman Lerner, investigador adjunto del Centro de Investigación y Desarrollo de Ciencias Aplicadas (Cindeca) en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP-CIC PBA-Conicet), coordinó el grupo ad hoc de la RSA. “Vimos en la recopilación de los datos obtenidos [para el período 1999-2019] que las partículas sedimentables, que es lo que la población ve, superaron los límites, pero faltan datos nuevos –explicó–. Y observamos un incremento de las emisiones de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), de riesgo ambiental y toxicológico —agregó—. No hay un solo culpable y, como grupo de investigación, seguimos trabajando en armar una red de monitoreo enfocado al material particulado y poder encontrar las fuentes. Vamos a intentar cubrir las preguntas que no resolvimos con este informe.”
El contenido de esas partículas atmosféricas es lo que define la amenaza. Si son mayores a 100 micrómetros (un micrómetro equivale a una milésima de milímetro), son visibles y eso las convierte en una señal de alerta a relevar.
Con urgencia
Ante la evidencia reunida y por tratarse de un área “inmersa en un polo petroquímico de alta contaminación del aire (compuestos orgánicos volátiles, material particulado, metales pesados, HAP, entre otros), los investigadores solicitan de manera “urgente” hacer estudios epidemiológicos “actualizados y profundos” del estado de salud de la comunidad y su relación con la calidad del aire. “Además –señaló el equipo–, es importante profundizar la caracterización química del material particulado sedimentable en todo el Gran La Plata para estimar de manera certera las fuentes principales de emisión.”
Hasta obtener esos datos, para la RSA debe aplicarse el principio de precaución: “En caso de amenaza para el medio ambiente o la salud y en una situación de incertidumbre científica, se tomen las medidas apropiadas para prevenir el daño”.
El grupo solicitó y no recibió información pública sobre los niveles de material particulado (MP 10 y 2,5) en el aire. Trabajó con estudios publicados por otros equipos de argentina y la Universidad de Miami y los datos que vecinos recibieron a través de informes de la Dirección Provincial de Evaluación de Impacto Ambiental entre 2014 y 2019. La empresa Oxbow-Copetro, que se dedica a la calcinación de carbón residual de petróleo, también aportó información. La refinería emblema de YPF que funciona en el polo le provee materia prima. En el polo opera una decena de empresas dedicadas a la explotación del petróleo y sus derivados.
Natalia Penda es licenciada en psicología e integra la Asamblea de Vecinos Contaminados de Berisso, Ensenada y La Plata que se contactó con la RSA. En 2019, fue firmante de un amparo colectivo por remediación ambiental dirigido al organismo de control provincial y a Oxbow-Copetro que no duró más de 48 horas. “Vivimos al lado [del polo] y no tenemos ningún tipo de dato epidemiológico. Como vecinos, le solicitamos un informe a la RSA sobre el impacto en la población [de ingerir o respirar material particulado], el ambiente y la producción primaria de alimentos para acceder a más información, pero como no les proporcionaron todos los datos, no se pudo determinar la fuente de contaminación”, contó.
Por ley provincial de radicación industrial, es una industria de tercera categoría: establecimientos que se consideran peligrosos porque su funcionamiento constituye un riesgo para la seguridad, salubridad e higiene de la población u ocasiona daños graves a los bienes y al medio ambiente.
“Nos consideramos una zona de sacrificio, no solo por la exposición con nuestro cuerpo, sino la afectación del ambiente. Nos contaminan los bebederos de los animales, los alimentos –continuó Pende–. Las partículas más grandes, que son el polvo negro que vemos, caen a 5 kilómetros a la redonda de la planta de Ensenada, pero las más pequeñas, que no vemos, siguen dispersándose más allá. Los médicos nos dicen que nos mudemos. Hay casos de enfermedades respiratorias, cáncer, y no tenemos información. Vivo a 2 kilómetros de la planta y cuando sopla viento norte no se puede colgar la ropa blanca o no se puede comer en los patios porque cae en la comida. Más allá del riesgo de enfermedades, está el problema de la calidad de vida y la salud psicológica de millones de personas.”
Desde Oxbow-Copetro respondieron que cuentan “con una planta tecnológicamente de vanguardia y la red de monitoreo de material particulado más importante de la región, generada bajo las directrices de la regulación provincial y el Organismo Provincial de Desarrollo Sostenible (OPDS)”, con la que afirmaron que monitorean la calidad del aire “desde hace más de 20 años”. Esos datos, según indicó la firma, los comparte “abiertamente” con el OPDS y los municipios vecinos. “Los estudios de calidad de aire en la región dan cuenta de que el material particulado también se encuentra dentro de los límites establecidos por la legislación vigente”, afirmaron por escrito.
“YPF no genera emisiones de particulado de carbón y el OPDS tiene acceso a los medidores de calidad de aire, cuyas mediciones dan por debajo del nivel permitido. No sabemos qué controles tiene el OPDS en otras empresas del polo”, argumentó la compañía ante la consulta.
Pésima calidad
Para la asamblea de vecinos, el informe comprueba que la calidad del aire que respiran “es pésima”, pero ante la falta de respuesta de los organismos públicos, sigue pendiente determinar la fuente de las emisiones. “Iniciamos reclamos por todos los canales legales desde el primer momento”, agregó Penda. En una de esas presentaciones, la Justicia dispuso que se indemnizara a vecinos por la disposición final de residuos de destilación “que contamina el suelo, el aire y el agua de tres ciudades”.
La instalación de una estación de monitoreo de la calidad del aire en el municipio y la capacitación del personal a partir de este relevamiento en un proyecto conjunto con las autoridades locales permitirá, según explicaron los investigadores, avanzar con la disponibilidad de datos y un mapa de riesgo en tiempo real de fácil acceso para la comunidad a través de financiamiento otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.
Los datos sobre la calidad del aire que recopila la autoridad de aplicación bonaerense, antes OPDS y, ahora, el Ministerio de Ambiente provincial, según se indicó en esa cartera, proviene principalmente del sistema de monitoreo propiedad de las empresas del polo petroquímico, en especial de YPF y Oxbow-Copetro, según coincidieron desde ambas compañías. Este medio se comunicó con la cartera ambiental bonaerense, sin respuesta hasta el momento.
Carlos van Gelderen, director de la RSA, sostuvo que “los datos del informe son públicos y están a disposición de las autoridades para tomar una decisión”.
Para Gerardo Leotta, del Instituto de Genética Veterinaria de la UNLP-Conicet y representante de la RSA en el grupo ad hoc, “la contaminación que no se ve es la más grave porque está superando todos los límites de la OMS para los HAP. La que se ve está en los pisos, las rejas, los patios de las casas, en las quintas, los cultivos, el agua de los animales”. Conocedor de la zona, el investigador agregó que hay épocas del año que su aparición se agudiza.
“Es importante hacer mediciones en tiempo real y que el vecino esté debidamente informado –insistió–. La idea no es cerrar el polo, sino que sus empresas cuenten con las medidas de seguridad necesarias para minimizar el impacto en la población y el ambiente, además de identificar las fuentes de emisión y medir su impacto. No hay vigilancia epidemiológica clínica sistematizada sobre las enfermedades potenciales asociadas con la actividad del polo.”
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