Poliamor: cómo funciona una relación de a tres
Simón Cazal y Sergio López fueron los primeros extranjeros en casarse en la Argentina por la Ley de Matrimonio Igualitario. Son paraguayos y contrajeron matrimonio en Rosario, en marzo de 2012. Un año después sumaron a Adolfo Ruiz a la pareja, con quien conforman lo que llaman una "trieja poliamorosa", un modo de relación que busca cuestionar la monogamia, el amor romántico y la familia nuclear. Hoy Simón habla de su vida con sus "dos maridos", como se nombran entre ellos.
El "poliamor" en la Argentina empezó a visibilizarse este año con las "confesiones" televisivas de personajes del espectáculo. Aunque se usa como sinónimo de relaciones abiertas, amor libre, polisexo, no implican lo mismo. Lo que esencialmente tienen en común estos conceptos es que se trata de vínculos no monogámicos que se distancian de la idea de "fidelidad eterna".
El psicólogo especializado en diversidad sexual Alejandro Viedma establece la diferencia entre poliamor y relación abierta. "Poliamor es un neologismo que hace referencia a tener dos o más relaciones sexoafectivas e íntimas que se construyen y perduran simultáneamente desde el consenso honesto de todos los emocionalmente implicados. Las personas poliamorosas reconocen que pueden amar y sentirse amadas por más de una persona al mismo tiempo", define. En cambio, señala: "En una pareja abierta se pacta una relación que no implica exclusividad, es decir, se dan permisos para relacionarse sexualmente con otros por fuera. No necesariamente tienen que conocerse todas las personas que rondan ese vínculo".
Simón y Sergio empezaron como una pareja abierta. "Desde el comienzo tuvimos plena libertad de tener otros compañeros, siempre y cuando la honestidad primara: lo hablamos, pusimos algunas reglas, desde cómo usar la casa hasta cómo cuidarnos", dice. "En ese período conocimos a Adolfo y ahí hablamos entre los tres porque nos atrajimos emocionalmente. Llegamos desde lo genuino, no sabíamos si se podía". Se ríe al otro lado del teléfono desde Asunción, algo irónico, porque desde hace tiempo se anima a cuestionar los estereotipos. Pese a que Simón es un activo militante, director de la organización paraguaya Somos gay, no tenía información sobre el tema. "Nos tocó un poco de investigación, de preguntarnos qué nos pasaba, cómo se nombraba esto en el mundo". Así empezaron a adquirir el vocabulario para entender y explicar mejor lo que sentían.
En 2013 decidieron conformar lo que llaman una "trieja", al principio sin convivencia y, cuando la relación fue madurando, unos seis meses después, se lanzaron a vivir juntos. "Nos cambiamos de casa, porque necesitábamos más espacio, y resolvimos lo logístico detrás de tomar la decisión emocional. Después empezamos a batallar con la sociedad, porque es compulsivo el amor romántico de a dos, desde la recepción en los hoteles, por ejemplo, donde no todos te dejan albergar si son tres; o la cuestión más consumista de los regalos: todos los paquetes son pensados para dos y celebran el amor en general heterosexual y para parejas", relata a modo de ejemplo.
La doctora en Ciencias Sociales del Conicet, Mariana Palumbo, especializada en amor romántico desde una perspectiva sociológica, reconoce que el poliamor empieza a estudiarse más en la academia. "Rompe la idea de exclusividad, de un modelo de a dos y el binarismo que implica que el otro es el complemento", dice. "Esto que se rompe permite nuevas formas de relación en las cuales entran más personas. En estos nuevos vínculos no se deposita todo en una persona amada, no está la idea de entrega total en la que ahí se proyecta todo: sexualidad, compañerismo, conexión intelectual, afinidad de gustos. Se habilitan nuevas relaciones con las que se disfrutan cosas distintas. Entienden que no hay por qué proyectar con todo el mundo lo mismo". Estos son, en buena medida, los pilares del amor romántico que empiezan a temblar en estas nuevas formas de vínculos más abiertos.
La especialista menciona la historia de amor entre Sartre y Simone de Beauvoir, pautada como una relación abierta, de no convivencia, en la que tenían vínculos por fuera de un vínculo enfocado en lo intelectual y en el que casi no existía el sexo.
"En la monogamia la promesa de fidelidad y de entrega total están presentes con una carga moral fuerte. Eso responde al amor romántico del siglo XIX, es un modelo que se empieza a cuestionar con más fuerza y ahí surgen nuevas formas de vincularse, más plurales y sin la careta social del deseo eterno donde solo se permite tirar la cañita al aire, porque las infidelidades son moneda corriente", señala Palumbo, que trabaja con entrevistas en campo para estudiar el tema. "Pero qué pasa cuando, con otra persona por fuera de la pareja, se genera un vínculo de más afectividad, que trasciende lo sexual. Ahí se habilita o no la construcción de otras relaciones en paralelo", dice.
Simón Cazal apunta que en las parejas poliamorosas no se concibe la idea de la infidelidad, porque existe la libertad para estar con otras personas por fuera de la relación, pero sí existen los celos. "Están siempre. Lo que pasa es que uno aprende a no romantizarlos", dice. "Aparecen como algo negativo de la personalidad y en alguna medida todos los experimentamos en algún momento: de pareja, entre hermanos, etc. Lo que hicimos fue deconstruir los celos y aprendimos que son una manifestación de una cultura patriarcal y capitalista que extiende la propiedad a los cuerpos. Cuando uno cela es porque está entendiendo que alguien invade una propiedad, un territorio, afectivo en este caso, del que se cree propietario. Nos ayudó mucho hablar de los celos, de reírnos incluso", dice.
- ¿En este trío poliamoroso y abierto se podría sumar alguien más?
- Nosotros somos una trieja poliamorosa y estamos abiertos a que se sume alguien más, tenemos el permiso colectivo de ir adonde nuestros afectos vayan y podemos hablar de lo que nos pasa con otra gente, cuando nos gusta alguien más, por ejemplo. El desafío es mantenernos honestos, eso es lo que se plantea la relación. Mantenemos ese valor en el centro y generamos los espacios para hablar de miedos, de celos, inseguridad, lo que sea".
Viedma aclara que no todas las personas están preparadas o podrían aceptar una relación de tres. Explica que "el amor potencia lo positivo y negativo de todos los humanos y a algunos sujetos el poliamor le podría aparejar costos psíquicos y emocionales que los desborden". Por su experiencia, hay casos en los que sí pueden materializar o concretar vínculos sexuales con más de una persona, pero pueden o necesitan amar y sentirse amados por una sola. "Por eso a veces una relación pactada implícita o explícitamente en un principio como monogámica se torna una relación abierta, donde se pueden tener historias con otras personas y donde algunos prefieren conocer detalles de lo que hace el/la compañero/a y otros no, y la diferencia es que no todos los partenaires sexuales llegan a enamorarse".
Simón en toda la entrevista habla de sus dos maridos, así se refiere a ellos. Luego aclara: "Estamos casados con Sergio, porque no podemos casarnos los tres, pero a eso por ejemplo también lo hablamos. ¿Cómo nos definimos unos a otros, novios, pareja? Y decidimos que los tres somos esposos, pese a que legalmente no es así".
Se explaya en una realidad que históricamente observa en su país. "Acá el poliamor no asumido existe desde siempre. El arreglo de las mujeres de compartir hombres es la costumbre popular. En nuestro caso, mi madre fue la segunda mujer de mi padre, que se había casado con otra persona y tenía dos familias. Siempre tuve vínculo con mis otros hermanos", dice. "Son los arreglos que hay y que el Estado intenta negar, insistiendo en reconocer solo el tipo monogámico católico".
Viedma recuerda que en los debates por la Ley de Matrimonio Igualitario en la Argentina algunos de estos puntos ya se habían deslizado, cuando más de un diputado o senador había expresado: "Ahora van a querer casarse entre 3 o 4…". "Allí preguntaría: ¿Cuáles son los miedos sociales que genera el poliamor? ¿Por qué despierta tanto rechazo cultural blanquear la poligamia? El movimiento o comunidad de diversidad sexual fue punta de lanza en estas cuestiones, por ejemplo, en repensar la no obligatoriedad de vivir bajo un mismo techo. Tal vez como las leyes igualitarias no dejan de ser recientes, las personas LGBTIQ estaban acostumbradas a otros tipos de relaciones, en las cuales lo legal no estaba presente y sí otras variables como la sinceridad y la necesidad de crear otros tipos de lazos distintos a los que históricamente les fueron transmitidos a las personas heterosexuales, con los mandatos de amor romántico y la formación de familias tradicionales, siempre desde la base de conceptos religiosos".
Estas transmisiones, como explica, son las que pusieron a la monogamia como natural y, por ende, lo que se salga de esa línea se considera antinatural o anormal y es motivo de condena. "Desde el advenimiento del lenguaje, no hay nada natural en lo humano, todo es construido o a construir en cuanto a lazos sexoafectivos. En general, el enamoramiento pasa, el amor muchas veces declina y, si eso le sucede a una persona, ¿debería sí o sí seguir comprometida con su pareja por el resto de su vida?", se pregunta Viedma.
- ¿Ustedes se consideran una familia?
- Sí, nosotros tres somos una familia y nos manejamos como tal. Nuestras familias de origen de cada uno y nuestros amigos también nos reconocen así.
Conceptos clave
- Amor libre: Se trata de un movimiento que repudia el matrimonio ya que lo considera un modo de esclavitud sociocultural y creen que el Estado y la iglesia no deben inmiscuirse en las cuestiones sexuales de las personas. Se pide respeto por la libertad de los placeres.
- Polisexo: Refiere a la orientación sexual que consiste en el interés o involucramiento emocional, estético o sexual con personas de varios géneros.
- Poliamor: Es un neologismo formado por poli, del griego pluralidad, y amor, que contiene profundos sentimientos y deseos, que hace referencia a tener dos o más relaciones sexoafectivas e íntimas que se construyen y perduran simultáneamente, desde el consenso honesto de todas las personas emocionalmente implicadas. Las personas poliamorosas reconocen que pueden amar y sentirse amadas por más de una persona al mismo tiempo.
- Pareja abierta: Se pacta una relación con la pareja que no implica exclusividad con ella, es decir, se dan permisos para relacionarse sexualmente con otras personas por fuera. No necesariamente tienen que conocerse todas las personas que rondan ese vínculo.
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