Polémica y confusa inauguración de la línea H del subte
La mitad de los trenes no pudo circular y muchas instalaciones no funcionaron
La línea H de subtes, la primera en ser inaugurada después de 63 años, comenzó a funcionar ayer, pero a los tropiezos. Así, un hecho que debería haber quedado en el recuerdo de los porteños con las horas se transformó en una comedia de enredos, que incluyó la intervención de un juez, críticas, instalaciones que no funcionaban y, en fin, un desconcierto general.
El acto inaugural se hizo a las 10.30, con la presencia del jefe de gobierno, Jorge Telerman, y del secretario de Transporte de la Nación, Ricardo Jaime. Pero sólo a las 15, tras horas de incertidumbre, los trenes comenzaron a circular entre las cinco estaciones habilitadas, que unen los barrios de Once y de Parque Patricios.
Incluso, a partir de aquella hora sólo se puso en marcha la mitad de las formaciones previstas, ya que el juez Juan Vicente Cataldo consideró que tres de los convoyes no cumplían con las normas mínimas de seguridad.
La inauguración fue calificada de “improvisada” por el jefe de gobierno electo, Mauricio Macri. LA NACION viajó en uno de los trenes habilitados y comprobó que faltaban ajustar muchos detalles: las puertas del tren que partió a las 15.20 no lograban cerrarse, uno de los ascensores de la estación Caseros no funcionaba y una escalera mecánica de la estación Once estaba detenida. "¿Funciona? Yo vine antes y las puertas estaban cerradas. Además, la tele decía que lo habían suspendido", contó Rosa de Wald, presa de la confusión compartida por los porteños en horas del mediodía.
"Esperemos que lo cuiden. Hoy está todo limpio; ayuda mucho que la gente todavía no sabe que funciona", agregó la vecina, que estará entre los 35.000 pasajeros que, según se estima, utilizarán esta nueva línea de subte.
Metrovías confirmó que, pese a la decisión judicial, las formaciones podrán prestar el servicio tal como estaba previsto y que tiene la capacidad para transportar esa cantidad de pasajeros diarios en forma segura.
Las formaciones, con cuatro coches de más de 50 años remozados cada una (rescatados de la línea C), circulan con una frecuencia de siete minutos entre las estaciones cabecera Once y Caseros.
La H, cuyos túneles ya habían sido inaugurados por Telerman en plena campaña electoral porteña, tendrá por el momento cinco estaciones: Once (dedicada a Aníbal Troilo), Venezuela (dedicada a Osvaldo Fresedo), Humberto I (en homenaje a Francisco Canaro), Inclán (dedicada a Azucena Maizani) y Caseros (cuyos murales recuerdan a Julio De Caro).
Pero la comedia de enredos del corte de cintas había comenzado anteanoche. Es que la inauguración de ayer sólo se confirmó pasadas las 9, después de que se presentara en el juzgado de Cataldo la documentación que acreditaba la seguridad de los coches.
En el acto estuvo inaugural, además de Telerman y Jaime, estuvieron Juan Pablo Schiavi, el ministro de Obras Públicas porteño, y Roberto Feletti, vicepresidente del Banco Nación, quien dio el puntapié para el inicio de las obras de esta nueva línea cuando cumplía funciones como secretario de Infraestructura durante la gestión de Aníbal Ibarra.
"Esta es la primera línea que concibe a la ciudad de manera integrada", destacó Telerman, en referencia a que, cuando se complete el proyectado trayecto hasta Retiro, cruzará las restantes líneas, por lo que los porteños podrán realizar más combinaciones.
Con este tramo de la obra, los vecinos podrán realizar conexiones con las líneas A (Primera Junta-Plaza de Mayo), en la estación Once, y con la E (Bolívar-Plaza de los Virreyes), en Humberto I.
Amarillo
El color que identificará a la línea H será el amarillo. Por tres años será manejada por Metrovías, que ya la incluyó en los mapas de ubicación que ayer repartían en las cabeceras los empleados del subte. El precio del boleto será el mismo que se cobra en las otras cinco líneas, de 0,70 pesos.
En ese sentido, el director del Ente Regulador de Servicios Públicos, Julio Balbi, opinó: "No es un buen negocio que el Estado ponga los bienes y un privado los administre sin ningún tipo de inversión y reciba, además, subsidios para eso. Si hay privados, deben garantizar las inversiones y sujetarse a la planificación y control del servicio que el propio Estado imponga".
También hubo opiniones críticas en la Coalición Cívica. Fernando Caeiro, legislador porteño, sostuvo: "Lo de hoy ha sido un papelón que se podría haber evitado. Hace dos meses presentamos un pedido de informes con la firma de varios legisladores, en el cual preveíamos los inconvenientes que podían ocurrir si no se tomaban las medidas adecuadas".
"Está hermoso. Es la primera vez que viajo. Pensé que estaba cerrado, pero ahora lo voy a usar todo el fin de semana. Ahora estamos conectados. Parece que, por fin, se acordaron del Sur", dijo Patricia Regueiro, que acompañaba a su hija hasta el colegio.
Con ella coincidió Víctor Barrientos: "Antes tomaba el colectivo desde Once. Esperemos que esto jerarquice la zona, como prometen".
Cuando la obra de la línea H se complete, unirá la zona de Pompeya con la estación de Retiro. Tal vez para ese momento ya estén los nuevos coches con aire acondicionado, esté inspeccionado todo el material rodante y la inauguración se realice sin sobresaltos.