Polémica en Tierra del Fuego por un proyecto de introducir la industria salmonera en el Canal de Beagle
TIERRA DEL FUEGO (enviado especial) - "Quieren generar empleo, pero con las salmoneras van a ocasionar la pérdida de muchos puestos de trabajo". Con estas palabras resume Gustavo Lovrich, doctor en ciencias biológicas del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic), la idea del gobierno de Tierra del Fuego de introducir esta industria en las aguas del Canal de Beagle, donde un nutrido grupo de trabajadores vive de la pesca artesanal.
En mayo se conoció el decreto 1332/18, donde se informa la ratificación del convenio entre el gobierno fueguino y una fundación argentina que trabaja en conjunto con un organismo de inversión noruego, quienes ya están en la isla haciendo estudios para conocer los mejores lugares para instalar las salmoneras, que provocan opiniones encontradas en la sociedad fueguina.
Ambientalistas, pescadores, chefs y operadores turísticos están en contra. "Vendemos naturaleza virgen y las salmoneras van a modificar nuestro medio ambiente, provocarán la aparición de marea roja", advierte Julio Lovece, presidente de la Fundación Ushuaia XXI, que trabaja para proteger la naturaleza y el patrimonio paisajístico y cultural de la ciudad más austral del mundo.
Las salmoneras que se quieren instalar en el Canal de Beagle son enormes jaulas acuáticas donde se introducen miles de salmones del Atlántico, una especie exótica. Estas jaulas representan una tentación para los lobos marinos, que se acercan y muchas veces terminan rompiéndolas, provocando la fuga de salmones. El 5 de julio se produjo la fuga de 690.000 peces de una salmonera chilena, ubicada frente a Puerto Montt, ocasionado un desastre ambiental del cual aún no se conocen bien las reales consecuencias. La empresa responsable es la noruega Marine Harvest.
El salmón del Atlántico (salmo salar) tiene su hábitat natural en los fríos mares del hemisferio norte. Noruega es el país líder en el desarrollo acuícola. Según información del convenio firmado, produce 1.4 millones de toneladas de salmón anuales. Este salmón tiene un comportamiento agresivo y predatorio con respecto a nuestra fauna y la experiencia chilena ha sido negativa con respecto a la convivencia entre especies nativas y exóticas. Los pescadores conocen muy bien este salmón: come carnada, sardinas y pejerreyes. "Salvo la costa de Ushuaia, las aguas del Canal no están contaminadas, las salmoneras van a poner en peligro esto", advierte Lovece.
Las salmoneras en Noruega están muy reguladas por un Estado que protege el medio ambiente. Las jaulas tienen menos densidad de peces y a los salmones se los somete a tratamientos con antibióticos, que en el país nórdico están muy regulados. "Acá no existen leyes con respecto a las salmoneras, por lo tanto los noruegos tendrán libertad para hacer lo que quieran", afirma Lovece. "Comer un salmón de cautiverio es comer también sus antibióticos, es como consumir verduras con agroquímicos", sostiene.
El reciente escape chileno sentó un importante antecedente y sembró muchas dudas en la sociedad fueguina acerca del peligro que representa introducir miles de peces exóticos en un ecosistema tan poco intervenido, como el del Canal del Beagle. Los ambientalistas de la isla critican que el gobierno no realizó una consulta sobre el tema y que no está dispuesto a debatir o a hacer una audiencia pública.
El 18 de mayo, el gobierno de Tierra del Fuego ratificó un convenio con la Fundación Argentina para la Promoción de Inversiones y Comercio Internacional, que tiene una alianza estratégica con Innovation Norway, agencia de promoción de inversiones del reino de Noruega. "Aún no sabemos el nombre de la o las empresas que vendrán", afirma Lovece.
Este convenio establece que el gobierno fueguino desembolse el equivalente en pesos la suma de 95.000 dólares para hacer un estudio de "cargas y posiciones para el desarrollo sustentable de la acuicultura de Salmones del Atlántico, en el Canal de Beagle". El dinero, según el presidente de la Fundación Ushuaia XXI, ya fue pagado y el estudio se está realizando en estos momentos en la zona costera. "Tememos que no podamos verlo porque han dicho que son confidenciales", apunta Lovece. Funcionarios del gobierno provincial, consultados por La Nación, decidieron mantenerse en silencio.
La industria acuícola mueve grandes dividendos. Solo en el 2017, la actividad generó 4.000 millones de dólares en Chile, según datos del Banco Central de aquel país, pero las consecuencias sociales y ambientales generan polémica. "Las salmoneras no toman mucha mano de obra, destruyen la pesca artesanal, en Ushuaia la gente viene a buscar la Tierra Incognita, el fin del mundo, y esta actividad va en contra de ese imaginario que busca el turista", resume Lovece.
El Canal de Beagle, que debe su nombre al buque británico que navegó por estas aguas en 1833 con el joven naturalista Charles Darwin, es un estrecho de 280 kilómetros que une el océano Pacífico y Atlántico. Las aguas que corren por él son mayormente del primero, y el sentido de su corriente es de oeste a este. En Chile están prohibidas las salmoneras en aguas que bordean Parques Nacionales o reservas.
El cuestionamiento principal se enfoca en el tema ambiental. Todo lo que se halla en el fondo del canal, se retiene en el mismo, sólo existe recambio de aguas en la superficie. Con una profundidad de hasta 18 metros y un ancho promedio de cuatro kilómetros, en el lecho hay un ecosistema propio que podría modificarse con las salmoneras. "Las excreciones provocarán crecimiento desmedido de algas tóxicas, creando un fondo sin oxígeno", afirma Lovrich.
Según el científico, las mareas rojas serán más corrientes, la fauna fija morirá y la móvil se irá. La centolla, uno de los tesoros de la gastronomía fueguina, buscará un mejor lugar dónde vivir para hallar alimento. Las jaulas, que se colocan con pesos muertos atados a cabos, también son cuestionadas por los operadores turísticos que navegan el canal.
"Para nosotros el Canal es un producto turístico", afirma Héctor Monsalve, quien hace cuatro décadas trabaja en las heladas aguas del Beagle, primero marisqueando y luego como operador de turismo de aventura por las islas Bridges, un archipiélago argentino. Las marejadas suelen ser fuertes y la temperatura del agua un serio riesgo de vida para un hipotético escenario de naufragio. "Un barco podría enredarse en los cabos y perder el control", advierte este viejo conocedor de las costas fueguinas.
En Tierra del Fuego se pretende desde hace décadas modificar la matriz productiva, asociada históricamente a la industria electrónica, amparada por la Ley 19.640 que exime de impuestos a las empresas que producen en la isla. "No queremos un desarrollo que contamine nuestros mayores atractivos, el paisaje y el ambiente prístino", concluye el Lovrich.
Para el gobierno de Tierra del Fuego, el tema aún no está cerrado y plantea más instancias positivas que negativas. "¿Por qué decimos 'no a las salmoneras?', se pregunta el secretario de Desarrollo e Inversiones de la provincia, Leonardo Zara. "Es importante discutir si el futuro de la provincia pertenece sólo a los guías de turismo, o también a los trabajadores pesqueros", se cuestiona Zara. "La acuicultura podría generar miles de puestos de trabajo para los fueguinos", agrega.
La empresa noruega Akvaplan-niva ha tomado muestras de zona costera del Beagle, y en noviembre estarían los resultados del estudio, luego de lo cual se darían a conocer las decisiones políticas. "La FAO asegura que Argentina es el país con mayor potencial para la acuicultura", afirman desde Fundación Argentina para la Promoción de Inversiones y Comercio Internacional.
En la misma isla de Tierra del Fuego, pero del lado chileno, esta actividad genera 180 millones de dólares anuales. "No estamos siguiendo el modelo chileno", asegura Zara, haciendo referencia a los errores que el vecino país tiene en el desarrollo de esta actividad, y aclara: "Las salmoneras son sólo una posibilidad dentro de la diversidad de especies" que pueden criarse en el Beagle. "¿La acuicultura vale la pena?: nosotros creemos que sí", concluye el funcionario.
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