Polémica por una obra en Belgrano
No quieren que la Federación Rusa construya un edificio donde sólo hay casas
Vecinos de la zona del Bajo Belgrano -situada entre las calles Migueletes, Monroe, Sucre y Castañeda- se oponen a una modificación en la zonificación que rige en el lugar, la cual permitiría a la Federación Rusa, propietaria de una manzana vacía, a construir un edificio de una altura mayor que la originalmente autorizada, en un barrio residencial de casas bajas y viviendas unifamiliares.
El 6 de diciembre, la Legislatura porteña trataría estos cambios que permitirían levantar un edificio de 20 pisos en la manzana delimitada por las calles Húsares, Olazábal, Cazadores y Blanco Encalada.
Autoridades rusas en la Argentina explicaron a LA NACION que la idea es "construir un edificio de viviendas para el personal de la embajada". Los vecinos, en cambio, sostienen que "quieren hacer un negocio", que afectaría la calidad de vida de quienes viven en la zona. "Por el tamaño del edificio que podrían hacer con el cambio en la legislación, creemos que la Federación Rusa no quiere sólo alojar a sus empleados, sino que pretende vender los departamentos. Una torre de ese porte afectaría a quienes vivimos en un lugar tranquilo, sin grandes embotellamientos ni contaminación", explicó Liliana Mola, vecina del barrio.
"No tenemos problemas con los vecinos. A nadie le conviene un terreno baldío y por eso queremos desarrollar un proyecto de inversión con la participación de constructoras locales, lo que a su vez creará nuevos puestos de trabajo para los argentinos", dijo Alexander Schetinin, ministro consejero de la embajada de Rusia.
En la zona de Bajo Belgrano viven aproximadamente 8000 personas en 26 manzanas. Allí las casas son bajas -la legislación actual no permite que se superen los 9 metros-, las calles son poco transitadas y, en general, no se oye el bullicio que caracteriza a Buenos Aires. Muchas de esas casas tienen jardín y algunas hasta pileta. "Este es un barrio en el que vivimos por la tranquilidad. Una torre como ésta alteraría todo eso que elegimos al mudarnos acá", se quejó Juan Alonso, empresario y vecino del barrio. "Comenzamos a poblar el barrio en 1978, donde solo había studs y baldíos. Lo nuestro fue una apuesta que se transformó en un lugar lindo, que hoy peligra", explicó Ricardo Yofre, que también vive en la zona. Los vecinos consultados por LA NACION sospechan que los legisladores se mueven detrás de los "intereses" de la embajada de la Federación Rusa.
"Yo no legislo ni bajo presión ni bajo sospecha. Si los vecinos creen que hay algo detrás de esto, yo estaré en contra y no creo que ni se trate en la Legislatura", expresó Juan Manuel Olmos, diputado porteño del Frente para la Victoria. Diego Santilli (Juntos por Buenos Aires) dijo tener una postura similar: "Siempre estuve en contra de la torre, pero pensé que los vecinos estaban de acuerdo. No legislaré para los rusos".
Los que viven en la zona se sienten decepcionados: "Luego de muchas marchas y contramarchas cedimos para que los rusos construyeran un edificio, pero sólo en un cuarto de manzana. Cuando vimos el despacho que se tratará en la Legislatura notamos que le estaban reservando mucho más espacio", se quejó Mola, que asistió a muchas de las discusiones en la Legislatura. "La función de los legisladores es trabajar para todos los que viven en la ciudad de Buenos Aires, no sólo para los que viven el Bajo Belgrano. Cuando los vecinos hablaron con nosotros acordamos que el edificio se construiría en una zona de 78 por 65 metros. No entiendo por qué cambiaron su posición", dijo Juan Felipe Manavella, director de la Comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura.
En 1985 la entonces Unión Soviética adquirió la manzana de la polémica junto con otro terreno, donde funcionan oficinas comerciales de la Federación Rusa. El lugar se había comprado para construir la embajada, pero el proyecto se pospuso cuando Raúl Alfonsín pensaba mudar la capital a Viedma.