Polémica en UADE: suspenden a un profesor por denuncias de acoso a exalumnas
"No sos nadie, yo te hice mujer". Esas fueron algunas de las ideas que el docente Javier Mollo (44 años) sedimentó en la cabeza de Paula, una chica de 23 años que, según cuenta, perdió su virginidad con él a los 18 años. Por temor, prefiere no dar su nombre real. "Fue uno de los primeros hombres en los que confié", revela a LA NACION y dice que se alegra de una cosa: "Nunca me enamoré de Javier porque sabía más o menos cómo era, pero no pensé que fuera tan enfermo".
Mollo estaba a cargo de la materia Creatividad Publicitaria en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) hasta que lo suspendieron. También dictaba un curso de actuación frente a cámara en Buda Films, la productora donde es director. Como Paula, otras mujeres denunciaron en las redes sociales y en la UADE que, mientras fue profesor de ellas, les hacía chistes sexistas o comentarios y preguntas desubicadas sobre sus vidas privadas y que abusó de su poder, a tal punto que, con algunas, llegó a mantener relaciones sexuales.
Ante la consulta de LA NACION, Mollo niega haber tenido relaciones con ellas y afirma que las mujeres que brindan testimonios en su contra están inmersas en lo que llama "la moda del escrache". Y sostiene: "No me lo merezco. Apruebo la movida del reclamo, entiendo que la sociedad tiene que estar más equilibrada, pero no es justo el escrache. Estoy bastante victimizado con esta situación y espero que a esta persona o personas, que están tan enojadas conmigo, se les vaya este rencor".
"Mi primera vez nunca va a ser un buen recuerdo"
En 2013, Paula se había anotado en "Actor’s Projects", un curso de la productora Buda Films que daba Mollo. El requisito mínimo era tener 18 años y ella los tenía recién cumplidos.
Ya en los primeros encuentros, vivió momentos incómodos generados por los comentarios "desagradables" de su profesor sobre las mujeres. Pero ni ella ni sus compañeras reaccionaban. "Hice mal, tiempo después lo reconocí. Él tenía 40 y yo moría de vergüenza. No supe cómo pararlo. Fue culpa mía", dice y agrega que, entre ellas, pensaban: "Él es el director y nosotras nos metimos en esto".
En septiembre de 2014, habían tenido un cruce en el que Paula se sintió ninguneada. Ese día llegó al taller enojada y fue directo al baño. Según cuenta, él la siguió, cerró la puerta y le "encajó un beso". No fue la única vez. Sostiene que, durante el rodaje de la película que hacían en el taller, Mollo comenzó a acosarla: "Me forzaba a que lo bese, se ponía encima mío, me ponía las manos en la pierna cerca de la ingle y me daba nalgadas".
A pesar de esto, Paula explica que comenzó a sentir cierta confianza con él. "Era mi amigo", repite en varias ocasiones durante la entrevista y cuenta que, en reiteradas oportunidades, se quedaban solos después de los rodajes. Una de esas noches, perdió la virginidad: "Mi primera vez nunca va a ser un buen recuerdo porque me voy a acordar de Javier".
Por vergüenza, no le había dicho que era virgen y, cuando lo supo, comenzó a agredirla verbalmente. Según recuerda, le dijo que se "banque el dolor". Ella lo describe como alguien "violento" en el acto aunque aclara: "No puedo decir que fue una violación porque yo lo consentí pero sí fue muy brusco".
La situación se repitió y Paula afirma que tuvo que tomar la pastilla del día después tres veces en dos meses, que fue el período en el que tuvieron relaciones. Más adelante, se produjo otra "experiencia desagradable" que la llevó a alejarse de él. Mollo la había invitado, junto a un grupo, a un festival de cine en Saladillo donde él iba a presentar una película. Una noche estaban en el hotel y él le dijo que fuera a su cuarto para hablar. Cuando fue se encontró con que había otro actor en la habitación, que era 10 años más grande que Mollo y que, durante el viaje, trató de propasarse con Paula en varias circunstancias.
Según recuerda, ese hombre actuó en algunas ocasiones como "cómplice" de Mollo. Y eso se profundizó esa noche en que estaban los tres en el cuarto. "Javier fue al baño y volvió en bata. Se la quitó. Yo no quise ver. Miré para otro lado porque pensé que estaba desnudo. Él le dijo al actor: ‘Sostenéla, que vea’. Cuando vi estaba en ropa interior pero fue muy incómodo".
Paula comenzó a alejarse de ese círculo al que define como "enfermo" y a abocarse a su otra carrera: Ciencias Políticas. Entonces, tal como relata, Mollo le empezó a decir cosas como: "Estás priorizando la carrera por sobre tu vocación y por sobre mi" y, finalmente, la quitó del grupo al alegar que le faltaba compromiso.
"Le agarró una obsesión con que estuviese desnuda"
Rocío había encarado ese proyecto con la ilusión de quien cumple un sueño. Había leído con atención cada palabra del guión de la película -su primera como protagonista- y soñaba con que se estrenase, con el momento en el que pudiera ver su felicidad en la pantalla.
Pero llegaron las grabaciones y la película se convirtió en un infierno del que estaba presa. Según relata, el director, Javier Mollo, fue cambiando las reglas del juego con el correr de los rodajes: nuevas escenas, con un desnudo por fuera de lo pautado; invitaciones a su casa; mensajes a toda hora y una improvisación alejada de todos que terminó con un beso forzado.
En diálogo con LA NACION, Mollo reconoce a qué película se refiere y quiénes fueron los actores involucrados pero niega estos sucesos y dice que "el guión estuvo escrito desde un principio". Además, desmiente haberse besado con alguna de las actrices que participaban de sus cursos.
Rocío lo denunció de manera anónima en el sitio "Ya no nos callamos más". Teme represalias y, por eso, prefiere no revelar su identidad. "Tengo miedo de que mi nombre quede pegada a esta persona que ya me traumó lo suficiente como para dejar de hacer teatro y cine. No es justo que mi vida quede anclada a él", dice a LA NACION.
Ella relata el comienzo de todo. Al igual que Paula, se había anotado en "Actor’s Projects" en 2013. Comenzó en el nivel inicial pero Mollo le dijo que, como ella ya había estudiado teatro con Julio Chávez y daba bien en cámara, la quería para el nivel avanzado. Y como protagonista. Pero este "premio" no fue gratis.
Según le dijo Mollo en ese momento, nadie estaba de acuerdo con que fuera la protagonista y, por eso, le exigía que estuviera "100% para la película": llegar antes, irse última e, incluso, ir a su casa. Le decía cosas como: "Yo no quiero que piensen que vos te acostás conmigo" o "esta película es nuestro tesoro y nosotros somos como una secta que guarda el secreto y la protege frente a todo y a todos".
Esta "secta" no aceptaba terceros. En ese entonces Rocío tenía 23 años y estaba de novia. Mollo, sin conocerlo, proyectó que él sería un problema. Le contó que ya había entrado en conflicto con los novios de otras actrices en el pasado y que temía que se repitiera la historia.
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Eso se potenció un día en que Mollo la llamó para practicar una escena improvisada en una terraza, alejada de todos. "Orquestó un ensayo privado en el que él actuaba de un exnovio fantasma de mi personaje y me besó forzosamente. Yo no pude continuar con esa supuesta escena que estábamos haciendo y lo empuje riéndome y diciéndole que era raro. Me dijo que ´estaba complicando todo´ porque no cooperé". Para Rocío, su negativa expuso a Mollo quien "se sintió humillado". Incómoda, piensa: "Si yo cedía un poco, no sé qué pasaba ahí arriba".
Otra de las situaciones que más padeció surgió cuando él agregó un desnudo que, según Rocío, no estaba en la versión del guión que había leído cuando aceptó el papel. Y describe: "Me presionaron al extremo para que lo haga. Le agarró una obsesión enferma con que estuviese desnuda. No daba margen a que probemos otras cosas".
Sobre el desnudo que denuncia Rocío, Mollo explica que ella estaba "cubierta con sábanas" y se la veía del torso para arriba. "Abajo no sé qué tenía, podía tener un short o un pantalón". Deja en claro que sabe quién es la actriz detrás de la historia anónima.
Después de contar lo que padeció, Rocío dice que recibió al menos 20 testimonios de mujeres que sufrieron manipulaciones, acosos o que llegaron a tener relaciones sexuales con él y lo describen como una persona violenta y un psicópata. "Tengo miedo porque él sabe que yo fui la que plantó la primera denuncia, que yo prendí el fuego".
Mollo desacredita esta acusación y las que se sucedieron. Dice que se dan en medio de un momento en el que las mujeres salen a manifestarse contra la cultura machista. Agrega: "Estoy bastante de acuerdo con que hay que ser responsable y equitativo con la diferencia de género y la diversidad. Entonces, no le di importancia. A alguien le caí mal y se quiso quejar". Así intenta descalificar y defenderse.
Con Rocío, optó por el camino más doloroso para ella. Una vez terminada la película, que ella protagonizaba, no la invitó al estreno (las compañeras del elenco que la apoyaron corrieron la misma suerte) y fue eliminada de los fotogramas y posters de promoción.
Tampoco pudo verla. Hoy, luego de cinco años, aún siente dolor: "Me traumó muchísimo. No pude ver la película porque me angustiaría mucho verme pasarla tan mal". Le generó una decepción tan grande que se alejó del mundo artístico.
Los casos dentro de la UADE
A partir de la publicación en el sitio "Ya no nos callamos más", surgieron testimonios de otras mujeres con experiencias similares de acoso, muchas dentro de la UADE. Por eso, nació León Duarte (un usuario falso de Facebook) y el mail abusosenuade@gmail.com desde donde un grupo de alumnas y exalumnas, profesoras, actrices y mujeres que trabajaron con él en distintos proyectos rescatan testimonios que tienen a Mollo como protagonista.
Este usuario fue bloqueado del sitio de Facebook "Alumnos UADE" y borraron todos sus comentarios. Rocío explica que esto generó un problema porque "la mayoría de los testimonios viene de ahí". Estas denuncias mediáticas se plasmaron, entre otros modos, en capturas de pantalla de conversaciones que este grupo tuvo con distintas mujeres y que se compartieron en la web. Mollo desmiente lo que dicen y alega que se trata de "testimonios editados y recortados".
La directora del departamento de Ciencias de la Comunicación y Publicidad, Silvina Thernes, dice a LA NACION que la UADE desconocía esta situación en torno al docente dado que en los canales oficiales no había sido denunciado. Mollo fue profesor de la UADE durante alrededor de 20 años y, "en tantos años, en las encuestas, que son anónimas y que forman parte de una vía de comunicación muy importante entre las autoridades y los alumnos, no aparecía nada".
Tampoco, ningún alumno lo había notificado al dirigirse al equipo interdisciplinario de la UADE, Ayuda al Estudiante (AYUES), que funciona hace al menos 15 años y nuclea psicólogos y psicopedagogos. Para ella es muy difícil entender por qué no se conoció por las vías oficiales. "Es una universidad de puertas abiertas, aquí ante cualquier situación el alumno accede a un director hasta, incluso, para cuestiones personales. Los canales y las posibilidades están".
Mollo también apela a su trayectoria. Afirma: "Trabajé en la universidad durante 20 años, no tuve ni una sola queja y tengo de los promedios históricos más alto de evaluación. Si alguien en algún momento, en estos 20 años, no estuvo de acuerdo con algo, lo podría haber dicho". De todos modos, la universidad da entidad a las denuncias y, por ese motivo, Mollo está suspendido y su reincorporación dependerá de los resultados que arroje la investigación interna.
Thernes explica que, a raíz de la publicación realizada en el sitio "Ya no nos callamos más" y en redes sociales, se contactaron con exalumnas, profesores y directivos que habían trabajado con él, quienes se reunieron con la autoridad máxima de la Facultad de Comunicación.
La directora afirma que la institución "rechaza absolutamente este tipo de conductas impropias de un docente que tiene que transmitir conocimientos en el aula y nada más". Y enfatiza: "A la universidad esto le parece que es un tema más que importante. Tenemos nuestro código de conducta interno que tilda como reprochables estas conductas inadecuadas de un profesor y por eso activamos rápidamente el mecanismo de investigación interna".
Mollo parece estar tranquilo. Según él, nunca compartió su mail de contacto, su celular, ni se vio con una alumna fuera de la clase. Sin embargo, desde la universidad hablan de cinco graduadas que lo denunciaron vía mail y "esgrimieron que había algún tipo de manipulación, abuso de poder por parte del docente, situaciones incómodas, palabras fuera de lugar y cierto acoso considerando que es un docente y que está en un lugar de poder".
Mollo aclara que se está asesorando con un abogado penal y otro laboral dado que quiere que lo indemnicen si lo despiden. Enfatiza: "No hay ninguna denuncia de nada, ni en la universidad, ni a nivel penal ni a nivel policial. Me gustaría que esto termine y si hay un problema con la Justicia, que vaya a la Justicia. Ya no tengo trabajo. Si molesté a alguien le pido mil disculpas, yo nunca me sobrepasé con nadie".
Novias-alumnas
María, una profesora de la institución que también quiere mantener el anonimato por miedo a perder su trabajo, advierte a LA NACION que él tuvo "muchas novias-alumnas" y explica: "La mayoría de las que llegaron hasta ese punto ahora no quieren saber nada de él y piden no ser involucradas. Algunas están muy traumadas".
"¿Cada cuánto tenés relaciones?", "no me darías bola porque soy mayor". Esos eran algunos de los comentarios o preguntas que Mollo le hacía a las mujeres en sus clases, narra a LA NACION Carla, una de las alumnas que cursó con él en 2013 la materia "Dirección de Arte" del primer año de la carrera de Publicidad en la UADE. Un día ella decidió ponerle un freno y él le respondió: "A vos te molesta porque debés ser frígida".
En su caso nunca pasó a lo físico pero otras mujeres contaron que las veía en el pasillo, las llamaba para que fueran a la escalera de emergencia y las arrinconaba contra la pared para darles un beso. En contraposición, Mollo niega estos dichos y explica: "La UADE es un lugar que tiene miles de cámaras que están todo el tiempo filmando todo lo que sucede ahí adentro. Está lleno de pruebas de mi desempeño".
El testimonio de Lucía -otra de sus exalumnas- desmiente esta versión. Ella declaró ante un estudio de abogados, para dejar asentado en un sumario, que mantuvo relaciones sexuales con él mientras era su profesor. En diálogo con LA NACION, cuenta que lo conoció en la UADE cuando, a sus 22 años, cursaba "Creatividad Publicitaria", materia que él dictaba y aclara que, en su caso no hubo abuso porque fue consentido, pero que mantenían una relación y se besaban en la universidad: en las escaleras y en el ascensor.
Agrega: "Cuando nos cruzábamos en la facultad me daba un beso rápido y disimuladamente". De todos modos, Lucía dice que nunca hubo una negociación "de notas por sexo" aunque sí reconoce que "gozó de algunos beneficios". De hecho confiesa que, años después, se enteró de que hubo una "cantidad escalofriante" de alumnas con las que él intentó tener una relación "nunca desde un lugar agresivo y asqueroso, sino que desde un lugar que parecía de un sentimiento real".
Lucía lo define como un gran contador de historias. "Lo que más me extraña de todo esto es que él se acercó a muchas chicas durante todos sus años como profesor, entonces que diga que eso no existe es insostenible, se cae con el relato de cualquiera de nosotras".
Esta denuncia mediática y masiva se da en una época de empoderamiento de las mujeres en la que cada vez son más las que se animan a hacer públicas sus experiencias de acoso. Si bien en este caso, por temor a las consecuencias no dan a conocer sus nombres reales, este es un primer paso.
Paula, Rocío, Carla, Lucía y María optaron por el anonimato por temor a represarias. Por eso, para esta nota, se utilizaron nombres ficticios
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