Hoy el Concejo Deliberante de General Pueyrredon aprobó la iniciativa por mayoría; hay una fuerte resistencia de vecinos y colegios de profesionales; piden respetar el patrimonio de la ciudad
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MAR DEL PLATA.– Una nueva torre de departamentos de 35 pisos a metros del mar, las condiciones excepcionales que requiere su construcción en un área que solo permite viviendas unifamiliares de hasta siete metros de altura, la suerte de chalets casi centenarios ubicados en esa misma manzana y la propuesta de puesta en valor de la rambla Casino como compensación agitaron el debate previo a la aprobación que el proyecto logró este mediodía en el Concejo Deliberante de General Pueyrredon.
Esta propuesta, que despertó advertencias desde los colegios profesionales y en particular quejas de algunos vecinos que se sienten afectados por la ubicación y magnitud de esta futura edificación, fue elevada por el gobierno municipal al Concejo a fines de agosto pasado. Avanzó con aprobación en tres comisiones, en gran medida gracias a votos del oficialismo que desde el 10 de diciembre último tiene mayoría propia. Y así logró llegar a estar incluido en la orden del día de este jueves, donde no hubo sorpresas: acompañaron los bloques Vamos Juntos, UCR y Coalición Cívica que respaldan al intendente Guillermo Montenegro. Se sumaron a favor otros dos ediles de La Libertad Avanza y se opusieron el Frente de Todos, Acción Marplatense y el Frente Renovador.
Durante el desarrollo de la audiencia hubo presencia de trabajadores de la construcción, que con representantes gremiales llegaron para pedir la aprobación del proyecto, y vecinos y referentes de instituciones defensoras del patrimonio, que rechazaban la iniciativa.
Es un desarrollo que abarcaría casi el 88% de la denominada Manzana 89A delimitada por las calles Alem, Falucho, Aristóbulo del Valle y Gascón, en diagonal a la que alberga desde hace décadas al edificio Cabo Corrientes, a la altura del extremo sur de Playa Varese y en cercanías del frente de costa de Playa Chica.
La iniciativa la presentó la firma Fiduciaria Paisajes Urbanos, que lidera Florencia Miconi, actual presidenta del Centro de Constructores y Anexos de Mar del Plata, y tiene proyecto del estudio Mariani-Pérez Maraviglia-Cañadas, también de esta ciudad y de reconocida trayectoria por múltiples obras realizadas aquí. La ejecución estará a cargo de la empresa Imasa.
El entorno
Dentro de esos límites, en Gascón 101, se encuentra el chalet María Frers de Mahn, de estilo pintoresquista español. Una de las construcciones pioneras de la zona que data de comienzos del siglo XX y está declarado bien de interés patrimonial. Quizás es más conocido como “La Robla”, por su uso gastronómico durante algún tiempo. Y, a la par, un conjunto de obras de similar estilo que en 1938 diseñó el ingeniero Alula Baldassarini, considerados “con valor patrimonial” pero “sin declaratoria”.
“La iniciativa surgió de un grupo de vecinos que vinieron a vernos para armar un proyecto. Estamos desde 2021 trabajando con ellos e integran el fideicomiso”, explicó Miconi a LA NACIÓN sobre propietarios de dos de los chalets que quedarán en pie: Belvedere y Top Capu-El Tovar.
También aclaró que, en este caso, no se trata de una excepción para avanzar por el proyecto. “De acuerdo a normativa se pueden pedir indicadores especiales cuando la parcela involucrada es de más de 6000 metros cuadrados o por contener a un patrimonio histórico, y en este caso se dan los dos motivos”, explicó.
El desarrollo original, según surge del expediente presentado ante el municipio, planteaba levantar allí dos torres de 80 y 83 metros de altura. Se reformuló hacia esta versión final que contempla un edificio de unos 120 metros de altura y otro de tres pisos, unidos por un puente desde el nivel superior de este último. Y prevé la restauración y refuncionalización de la residencia de María Frers de Mahn y los chalets Belvedere y Top Capu-El Tovar, únicos que sobrevivirían del citado conjunto de Baldassarini. Otros dos serían demolidos.
Jerónimo Mariani, parte del estudio que desarrolla el proyecto de obra, destacó sobre aquel cambio que “siempre pareció más conveniente juntar todos los metros y no hacer dos torres que tienen menos altura pero más sombra y peores condiciones para los vecinos”. “Las ciudades que tienen la suerte de ser elegidas por proyectos de torres tienen una muy buena opción para aprovechar”, dijo a LA NACIÓN.
Los chalets Belvedere y Top Capu-El Tovar se integrarían al conjunto como viviendas unifamiliares. En el caso de lo que fue La Robla se prevé que albergue a un futuro proyecto gastronómico y que tenga sobre esa esquina un playón de acceso público, con equipamiento urbano.
Resistencia
Sonia Castelleti tiene 70 años, volvió de Francia hace dos décadas y vive en uno de los chalets que conviviría en la misma manzana con una torre de 35 pisos y otra de cinco. “Mar del Plata supo ser la Biarritz de América Latina y no sé por qué tenemos que renunciar a cuidar el patrimonio arquitectónico y convertirnos en Dubai”, dijo en su paso por el Concejo Deliberante, donde dejó un cuestionamiento fuerte frente a los ediles: “No les pido que se pongan una mano en el corazón, sino que se la saquen del bolsillo”, afirmó.
Desde el Colegio de Arquitectos de Provincia de Buenos Aires–Distrito IX emitieron un comunicado en el que consideran “imprescindible” que los territorios en desarrollo sean “pensados y planificados con la participación de la comunidad y respetando las normas municipales, provinciales y nacionales”. A tal fin han propuesto la creación de un Consejo de Hábitat y Vivienda con participación de distintos sectores de la comunidad. Dicen que así se podrían resolver mejor “las excepciones a la normativa vigente y las compensaciones que de ellas se desprenden con su justa valorización”.
“No encuadra en la reglamentación vigente, excede parámetros razonables, no preserva el patrimonio, afecta a los vecinos y distorsiona el paisaje del lugar”, advirtieron también desde el Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de Mar del Plata con la firma de su titular, Guillermo Rossi, en abierta oposición al proyecto.
En el municipio se creó por ordenanza una comisión que analiza compensaciones urbanísticas por excesos de índice de construcción que superen lo establecido por el Código de Ordenamiento Territorial (COT) vigente. Si se otorga un permiso, el desarrollador debe aportar alguna obra en el espacio público en favor de la comunidad.
Recuperación
En este caso, a la excepción del desarrollo inmobiliario propuesta sobre la Manzana 89 se había propuesto una obra de recuperación del frente costero desde las intersecciones con las calles Aristóbulo del Valle y Roca, que incluyen Cabo Corrientes, Playa Chica y Playa Grande.
En medio apareció un proyecto presentado desde el bloque de concejales radicales que sugirió una compensación focalizada en la recuperación de la muy deteriorada rambla que incluye los edificios del Casino Central y el hoy Hotel NH Provincial. Un escenario que es jurisdicción de la administración bonaerense. Sonó mucho más a chicana política hacia la provincia y desde La Plata, la gobernación ya rechazó esa posibilidad.
“Las compensaciones son un instrumento interesante y valioso, pero también tiene que estar bien utilizado, con niveles de transparencia y, sobre todo, en función de requerimientos que provengan de mecanismos de planificación”, reclamó el decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Francisco Olivo. “El estado de excepcionalidad es espantoso e inadmisible, no resiste demasiados análisis”, dijo sobre el tema en Radio Universidad y pidió racionalidad y ordenamiento para el proyecto de ciudad.
La advertencia tiene que ver con otros proyectos que también ingresaron hace poco más de un mes y también requieren permisos especiales. Al menos otros dos también involucran a casonas históricas y están todavía en instancia de tratamiento y debate en comisiones. El reclamo, también de colegios profesionales, es aplicar un Plan Estratégico que ordene este tipo de iniciativas.
Los desarrolladores advierten, en su presentación, que la zona ya tiene presencia de construcciones en altura, desde la vía de autorizaciones excepcionales. Así, a 500 metros, se erigieron las tres torres de Playa Chica que llevan diseño de César Pelli. Enfrente, por calle Alem, ya está en pie y muy avanzada otra con trazos del arquitecto uruguayo César Ott, el mismo que entregó el proyecto para otra construcción de departamentos frente a Varese, allí donde alguna vez funcionó el hotel Hurlingham.
“Las sombras del 21 de junio a las 14 y 15 horas sobrepasan el límite de la zona de protección, pero caen sobre sombras de edificios existentes”, concluye el informe de un agrimensor incorporado al expediente que contempla la torre de 35 pisos y que contrasta con el reclamo de vecinos de la zona, que ven en ese cuerpo de cemento de 120 metros de altura una barrera para acceder al sol en sus viviendas.
La presentación en el municipio suma un minucioso relevamiento del estado de los inmuebles a preservar. En el caso del chalet María Frers de Mahn se advierte un estado de conservación “regular” con “deterioros producto de la falta de mantenimiento”. En el caso de los otros dos, Top Capu-El Tovar y Belvedere, tiene una mejor realidad producto de la atención de sus propietarios, con intervenciones que anticipan que su puesta en valor será “de nula complejidad”.
“Por qué tanto apuro”, reclamaban los vecinos que se acercaron este lunes a la reunión de la Comisión de Reglamento. El proyecto ya había pasado por la Comisión de Obras y también recibió este martes el visto bueno de la de Hacienda. “En cuánto impactarán en los servicios de agua y cloaca”, preguntaban desde los fondos del recinto en pleno debate de los ediles.
Marita Ontañón, integrante de Marplatenses Defensores del Patrimonio, recordó que en 15 años de trabajo de esta entidad “no interesan los colores políticos” porque se trabaja en pos de medidas para cuidar los bienes históricos. “No nos oponemos al crecimiento de la ciudad ni a las torres, sino que se haga un estudio y se planifique para tener obras fantásticas en lugares donde sí puedan ser un atractivo sin destruir los bienes patrimoniales que forman parte de nuestra identidad”, dijo a los concejales durante una de las reuniones de comisión. “Nadie tiene el derecho de destruir lo que hemos heredado”, advirtió y los miró a cada uno para preguntarles a quienes deberán definir el proyecto: “¿dónde viven los que votan semejantes atrocidades?”.
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