Pinamar: la guardería de pinos que sumó especies autóctonas
PINAMAR (ENVIADO ESPECIAL).- “Es como una nursery o guardería de pinos. Esos tienen tres meses”, cuenta durante una recorrida con LA NACION Jorge Kacef, que es ingeniero agrónomo y está a cargo del vivero de esta ciudad donde, cada año, se siembran miles de pinos. En los últimos años sumó otras especies nativas para preservar la biodiversidad en el partido costero.
El hombre, que también tiene una maestría en administración de empresas y otra en gestión ambiental, detalló: “Si hablamos de Pinamar, aunque suene redundante, hablamos de pinos y de mar. Es una ciudad de 3000 hectáreas forestada con pinos marítimos, que es el nombre vulgar para los Pinus pinaster (el nombre científico). Es un pino que el arquitecto Jorge Bunge vio en Francia y quiso replicar ese modelo acá”.
“Lo que tenemos en el vivero es la producción de estos pinos. Nos autogestionamos. Acá no hay ningún árbol que se haya traído de otra parte del país. Es todo a partir de semillas que se produjeron acá en Pinamar. Estamos produciendo 50.000 pinos al año”, explicó Kacef.
Luego describió el objetivo actual del vivero: “Antes se hacían más, hasta 300.000, porque se necesitaban más. Ahora se hacen con un fin de reforestación básicamente y también con un fin educacional, porque lo que se produce se lleva a escuelas de todos los niveles para educar sobre el tema. Incluso, los chicos vienen a hacer recorridas por el vivero. Nos interesa que sepan cómo se llegó a esto y la importancia del cuidado”.
“También, todos los años, tenemos una campaña que se llama Respirá Pinamar, mediante la cual regalamos pinos a las personas, pero les pedimos el compromiso de cuidarlo para que crezcan”, recordó Kacef, que es oriundo de la zona norte bonaerense y se vino a vivir a este municipio. Hoy, es uno de los gerentes de Pinamar SA, la compañía pionera en desarrollos inmobiliarios de la ciudad.
El proyecto de plantas autóctonas
“En el marco general, Pinamar es pino, pero en un momento dijimos que sería bueno comenzar a buscar diversidad y variedades de plantas para generar biodiversidad como para defender el ecosistema. No es algo fácil, lleva años y es un proceso largo que comenzó con la selección de especies de plantas que se adaptaran a acá”, contó Kacef. Explicó que recorrieron Cariló, Valeria del Mar, Ostende y Pinamar para ver qué variedades autóctonas y latifoliadas tenían sus años y funcionaban bien.
Así fue que decidieron sumar al Pinus pinaster otras cuatro variedades: Schinus molle (aguaribay), Jacaranda mimosifolia (jacarandá), Chorisia speciosa (palo borracho) y Parkinsonia acuelata (cina cina).
“Compramos y comenzamos a reproducirlos acá. Fueron cinco o seis años de prueba antes de llevarlos al urbanismo que hacemos nosotros”, dijo el ingeniero agrónomo sobre las variedades nuevas que se ven a lo largo del vivero en diferentes tamaños. “Si se recorren los últimos barrios y zonas que se comenzaron a urbanizar, se puede ver en los bulevares otras especies más allá del pino”, agregó.
Ante la consulta de si los pinos y nuevos árboles estaban a la venta, Kacef explicó: “En líneas generales no se suelen vender tantos. En lo que respecta a pinos, somos uno de los más importantes de la zona. Sobre el resto de las plantas, no”.
“No es un sentido netamente comercial el del vivero, es más de educación. Incluso, usamos los ejemplares como souvenir. Por ejemplo, cuando vinieron en pandemia a entrenar acá Las Leonas, cada una se llevó uno”, dijo.
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