Pinamar: cómo iba a ser el fastuoso hotel all inclusive que querían construir frente al mar y por qué está en pausa
El proyecto de la empresa Energy Group, vinculada al abogado Víctor Stinfale, era demoler el edificio donde funciona la discoteca Ku y aprovechar ese terreno
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PINAMAR.— Con el ojo puesto en la Riviera Maya, en México, o tal vez en el famoso hotel Ushuaia, en Ibiza, España, la empresa Energy Group SRL, vinculada al abogado Víctor Stinfale, tenía planeado construir un fastuoso cinco estrellas en Pinamar, que hubiera sido el primer hotel de lujo de esta ciudad balnearia.
La idea era demoler el edificio donde funcionaba la mítica discoteca Ku y aprovechar ese gigantesco terreno para su construcción, Sin embargo, hay que hablar en pasado, al menos por ahora. Este mega proyecto está en pausa, por más que lo lamenten algunos pinamarenses, entre ellos, el intendente, Martín Yeza, que dijo a LA NACION que por ese emprendimiento le hubieran ingresado al municipio US$ 2.500.000.
El millonario proyecto se frenó cuando se supo que, para llevarlo a cabo, el municipio debía vender un tramo de 84 metros de una calle. Se trata de un tramo de la calle Guerrero que va desde la playa hasta la avenida Quintana, que es la más cercana a la costa. Esos metros públicos hoy casi no se usan y los únicos que circulan por ahí son proveedores o clientes del parador Boutique, que también pertenece a Energy Group SRL. Yeza afirma que esa calle nunca funcionó como tal, sino que solo es un tramo que figura en los planos de la ciudad.
“Dijeron que queríamos vender una calle que solo figura en los planos y nunca se abrió la circulación. La idea era levantar un hotel all inclusive como hay en México, que además estuviera conectado el hotel con una zona de playa y un club de playa. Con el dinero que iba a ingresar íbamos a hacer una comisaría de la mujer, una escuela, un polideportivo y pensábamos comprar un nuevo tomógrafo para nuestro hospital”, describe el intendente.
Fue tal el revuelo por la venta de la calle que el proyecto ni llegó a presentarse en el Consejo Deliberante de la ciudad. “Nunca se llegó a votar, retiraron el proyecto. También había algunos concejales de la oposición que veían con buenos ojos la inversión, se habían tomado el trabajo de ver el proyecto, el expediente, conversado con los vecinos y todas las contraprestaciones que podían existir para el municipio. A la empresa no le gustó el abordaje negativo que hubo sobre la iniciativa y les pareció que la inversión en un contexto como ese era una apuesta, eso los desalentó”, dice Yeza.
Y agrega: “Si bien intenté incentivarlos para continuar, es lógico y respetable que no se sintieran entusiasmados. A muchos vecinos de Pinamar les parecía una inversión de alto nivel. Sobre todo los vecinos del barrio estaban contentos porque de la mole que fue Ku a que haya un hotel de categoría internacional permitía recuperar una zona con mucho potencial para la ciudad”.
Desde Energy Group SRL respondieron a LA NACION que el proyecto ya no está en agenda. “Hubiera sido algo de primer nivel, algo bueno para la zona y, además, hubiera implicado mucha mano de obra, es decir, mucho trabajo”.
Por su parte, el concejal Pablo Perrone (Frente de Todos), sostiene que debe haber una armonía entre el interés del privado y el derecho público para garantizar la sustentabilidad de Pinamar como destino turístico. “Sería bueno que los privados puedan armonizar sus deseos legítimos de hacer un buen negocio con el embellecimiento de un espacio público que, si bien hoy está abandonado (por desidia o intención), podría ser un hermoso paseo que siendo público jerarquizaría al propio emprendimiento privado. Hay muchos espacios públicos en esa situación y haber permitido que esa calle se venda hubiera significado un peligrosísimo antecedente, además de un pésimo negocio para el Estado municipal y los vecinos”, remarca el concejal.
Darío Fortino tiene una casa justo en diagonal al boliche Ku. Justo al volver de la playa, aún con las reposeras en la mano, dice que “algo escuchó” del proyecto y que, en principio, estaría de acuerdo porque la mole blanca que hoy tiene a metros de su casa no le es funcional a la gente ni al paisaje de la zona.
“Lo que estoy seguro es que no quiero es que vuelva a funcionar el boliche, porque ahí esto se desmadra enseguida. Me parece que un proyecto como el del hotel puede traer más actividad, más turistas, más trabajo para muchos. Ahora ese edificio no sirve de nada, así que no veo con malos ojos que construyan un hotel. Sobre el tema de la calle, tengo entendido que son pocos metros y es un tramo por el que casi nadie circula”, señala.
Mientras que Tomás Rondón, de 50 años, que tiene un departamento en Ostende, cerca del parador Boutique, cree que no habría que empezar con un proyecto tan ambicioso, sino que, en primer lugar, habría que preparar la zona. “Si una empresa pusiera un hotel de ese calibre acá, la zona colapsaría. No estamos preparados. Creo que primero habría que hacer obras, mejorar la circulación de los autos y luego hablamos del hotel. Pero si hoy ya se generan congestiones, imaginate con este hotel funcionando”, argumenta.
Hay un antecedente relativamente cercano y curioso sobre una calle que pasó a ser de un privado. En 2010, el tenista Juan Martín del Potro compró una calle de Tandil que está frente a su residencia. La operación se aprobó por mayoría en el Consejo Deliberante.
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