Personalizar la ayuda hace la diferencia
"Las pérdidas emocionales son invaluables", advierte Juan Carr, referente de la campaña
En el club River hay un suéter rosa recién planchado y con perfume a familia, que espera por Julieta, una de las nenas evacuadas de Luján, provincia de Buenos Aires. Juan Carr lo separó especialmente para ella porque se enteró de que le va a encantar. "Nos dimos cuenta de que suma muchísimo hacer las cosas con más detalles de contención. Ésta es la catástrofe número 27 en los 20 años de Red Solidaria, los damnificados necesitan más que ropa o comida. Las pérdidas emocionales son invaluables", dice Juan Carr, fundador de la organización.
Pero, lejos de sonar deprimido, se entusiasma con la idea de ir sofisticando, de a poco, la ayuda para quienes lo perdieron todo: "En la medida en que podemos, vamos personalizando las entregas. Es una forma más de mitigar el dolor de la gente".
En sólo dos días de la campaña #NoEstanSolos, la red juntó ropa digna para que casi el 50 por ciento de los 4400 evacuados usen durante seis meses; elementos de limpieza para 120 familias durante dos meses, y un mes de pañales para casi cien bebes. Hoy salieron desde el Monumental los tres primeros camiones -de 15 a 20 toneladas cada uno- hacia Luján, Pergamino y Salto.
Juan Carr no puede responder cuántos voluntarios tiene Red Solidaria y de esto se enorgullece. Tiene sentido: la red no tiene sede ni estructura ni personerías. Es justamente una red: "Tenemos miles de amigos en todas partes del país que están siempre ahí, a la espera de que suene la alarma y la cosa se active".
Por eso existen tantos puntos donde acercar donaciones, entre clubes, entidades educativas, organizaciones políticas, entidades religiosas y movimientos juveniles, entre otros: "Hace 20 años que le creemos a la gente; cuando necesitamos algo, enseguida aparece la ayuda. Y cada vez más rápido, y de manera más tierna y contundente".
La inundación es la situación de emergencia, pero le sigue una etapa más tediosa, la vuelta a casa, a una casa que en realidad ya no existe. La Fundación Sí planificó el trabajo que hará durante los próximos seis meses con los damnificados: "Primero reactivamos los centros comunitarios que fueron afectados, comedores, salitas, escuelas en los barrios. Después, vamos casa por casa para chequear qué materiales de construcción se necesitan y qué herramientas de trabajo han perdido", explica Manuel Lozano, su director.
Es que quienes trabajan de manera independiente no pueden retomar sus tareas y volver a empezar: "El año pasado, en La Plata, pudimos colaborar con costureras, albañiles, plomeros, artesanas, masajistas que perdieron sus camillas. También reequipamos 17 escuelas y armamos almacenes en los barrios para que compartieran las heladeras que iban llegando. Todavía hay voluntarios trabajando en la provincia de Córdoba, por ejemplo, con los inundados del año pasado; esperamos hacer algo similar ahora". En la etapa final, la fundación difunde un informe con el detalle de todo lo que se hizo con el dinero donado por la gente.
En la ONG Manos en Acción pasó algo extraordinario: "Trabajamos con 250 familias de río Luján y barrio Luchetti, Pilar. Nos ofrecimos para ayudar a los evacuados y recibimos tantas donaciones que tuvimos que sumar voluntarios para atender los teléfonos, y salir a buscar depósitos", dice Paola Vaccaro, coordinadora general. "Siento que estamos muy unidos, es posible salir de esto juntos. Ahora lo que importa es que los damnificados recuperen sus vidas cuanto antes. Va a llevar tiempo, pero se va a lograr. Se va a lograr."
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