Las competencias tecnológico informáticas y en el manejo de datos son altamente valoradas por el mercado; disciplinas tradicionales como Psicología o Kinesiología también garantizan empleabilidad; sin embargo, más allá de la formación, hay capacidades fundamentales para no quedar afuera del mundo del trabajo a futuro
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Una pregunta de peso, entre muchas otras, a la hora de elegir una carrera es: ¿cuál será la salida laboral el día de mañana? No necesariamente las más convocantes son las que mayor proyección tienen en el mercado, pero en general existe alguna correlación. Además, universidades públicas y privadas rediseñan sus planes de estudio para incorporar opciones nuevas y adaptarse a la llamada cuarta revolución industrial. De todos modos, expertos en recursos humanos advierten que, más allá del conocimiento, algunas habilidades de las personas serán las determinantes a futuro.
“Las empresas demandan empleados con competencias tecnológico informáticas, manejo cuantitativo de datos y habilidades blandas, como trabajar en equipo, capacidad para liderar, creatividad y facilidad para comunicarse”, describe Marcelo Rabossi, profesor de las especializaciones y maestrías en educación de la Universidad Torcuato Di Tella.
Por su parte, las universidades enfrentan el desafío de actualizar la oferta académica. Pablo Hernández Molteni, secretario de Promoción e Ingreso de la Universidad del Salvador, plantea como uno de los objetivos que “los estudiantes puedan realizar un aprendizaje significativo, que incluya aquello que necesitan aprender en el marco de una situación política, social y económica particular”.
Informática y tecnología, en el centro
¿Qué tipo de perfiles exige hoy el mercado? Con la transformación tecnológica en auge, las organizaciones buscan más talentos relacionados con disciplinas IT. “Desde UADE notamos que el mercado laboral está demandando carreras para abastecer la digitalización de la economía. En este sentido, Negocios Digitales, Sistemas, Comunicación Digital y Diseño Multimedial/Audiovisual son algunas de las que han tenido mayor crecimiento en el último tiempo”, cuenta Ariel Vázquez, director de la Licenciatura en Recursos Humanos y la Licenciatura en Negocios Digitales de la Universidad Argentina de la Empresa.
“A partir de la pandemia, sobre todo, la carrera de Programación de Sistemas cobró una vida particular. No llegamos a cubrir la demanda de empleo con los graduados”, añade Laura Pérsico, vicerrectora de UCES. Allí y en otras universidades la necesidad del mercado coincide con el interés de los alumnos, que se inscriben en masa en Programación.
Entre las carreras tradicionales, todas las relacionadas con las ingenierías mantienen un alto requerimiento. Y, a pesar de que suele repetirse que “no hay suficientes ingenieros en la Argentina”, sí se observa un incremento sostenido de ingresantes, al menos en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (FIUBA), desde 2016.
Allí, Ingeniería Informática e Industrial se llevan la mitad o más de los inscriptos. “Estamos en la época de las ingenierías y la facultad está haciendo lo posible para aggiornarse”, destaca Alejandro Martínez, decano de FIUBA, en relación con el Plan 2020 que apunta a actualizar todos los contenidos. “Ya aplicamos un cambio en el CBC para incorporar Pensamiento Computacional. Siempre fue importante tener una buena base de ciencias básicas: matemáticas, física, química. Ahora, se agrega informática”, afirma.
La gestión de proyectos suma un capital adicional para todas las especialidades vinculadas a la tecnología y la informática, coinciden las fuentes consultadas.
Lucas Grosman, rector de la Universidad de San Andrés, comenta que la carrera actual con más potencial es Negocios Digitales. “La lanzamos en 2019 después de hablar con posibles empleadores y concluir que había una demanda insatisfecha de profesionales que entendieran de tecnología y negocios”, relata.
En UCES, además de Marketing, la Licenciatura en Dirección de Negocios es también muy requerida, y en la Universidad Católica Argentina (UCA), Administración de Empresas sigue ocupando un lugar destacado en el podio de empleabilidad de los graduados. En la Universidad del Salvador (USAL), las carreras con mayor proyección son las cursadas en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, precisa Agustina Lucero Schmidt, directora de la Secretaría de Bienestar Universitario.
Ana Linares Quintana, vicepresidenta de Docencia e Investigación de la Universidad de Belgrano (UB), pone el acento en lo que sucede con Logística Integral. “Es un fenómeno inédito por su gran inserción laboral dado su vínculo con el e-commerce”, señala.
La formación previa a que los alumnos salgan al mundo del trabajo abarca mucho más que los contenidos de las materias, en sintonía con lo que espera el mercado. “Interactuamos con las compañías para identificar los conocimientos transversales a las distintas disciplinas a incorporar por nuestros estudiantes. Los preparamos para que puedan resolver problemas, desarrollen pensamiento crítico y sean creativos e innovadores”, aporta Matías Popovsky, vicerrector de la Universidad de Palermo.
Las casas de estudios tratan de avanzar al ritmo de un contexto cambiante en el que sus alumnos deberán desenvolverse. Julián Leone, subsecretario de Investigación de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, asevera: “Buscan perfiles analíticos, que sepan estructurar una base de datos, fundamentar con datos. No buscan solo un economista”. En este sentido, resalta la importancia de la actualización de los planes: “Economía creó una materia ligada a lo que es ciencia de datos y se incorporó el conocimiento de monedas digitales”.
Carreras tradicionales con salida laboral
Enfermería, Kinesiología y Psicología son tres carreras tradicionales con una importante salida laboral, especialmente después de la pandemia. “Enfermería tiene el 100% de demanda del mercado”, indica María Manson, directora del Departamento de Graduados y Desarrollo Profesional de la Universidad Austral.
Psicología, tanto en la USAL como en la UCA y la UB, es una de las carreras con más potencial, que se correlaciona con un alto número de inscriptos. Y Kinesiología, por ser una especialidad vinculada a los efectos del Covid-19, evidencia el mismo efecto en las diversas universidades.
Es esperable que la demanda de profesionales de la salud siga creciendo, “a medida que la población envejece y la expectativa de vida aumenta”, señala Rabossi.
La salud en el trabajo también cobró mayor relevancia después de la pandemia y, por eso, Recursos Humanos es otra carrera muy solicitada para garantizar y fomentar el cuidado de las personas, el bienestar y la flexibilidad, valores prioritarios para los nuevos profesionales, según explica Mercedes Pastor, exdirectora de la carrera de Recursos Humanos en la UCA y Directora del Centro de Calidad de Vida Laboral de UCATec.
Linares Quintana suma Arquitectura y Derecho entre las que llama “fundacionales”, pero conservan una interesante perspectiva en el mercado.
Buen olfato
Este año, la Universidad de San Andrés lanzó Ingeniería en Inteligencia Artificial y pronto se convirtió en la segunda carrera con más inscriptos. La Licenciatura en Ciencias del Comportamiento es otra incorporación que despierta gran interés en el alumnado y promete una buena salida laboral.
Sorprendido por la cantidad de aspirantes a estas opciones, Grosman está convencido de que los jóvenes tienen “buen olfato” para captar la demanda del mercado del futuro: “En mi experiencia, suelen entender para dónde va el viento bastante más rápido que los adultos y están muy abiertos a nuevas ofertas. A veces, la reticencia a las nuevas carreras es de los padres”, analiza.
La Licenciatura en Analítica Empresarial y Social en el ITBA tuvo en 2021 la primera promoción de graduados, que enseguida vieron posibilidades de trabajo. También los que están cursando los últimos años son requeridos, indica el ingeniero Juan Vidaguren, decano de la Escuela de Gestión y Tecnología del ITBA.
“Al crear una carrera nueva trabajamos muy de cerca con la industria. Para lanzar la Licenciatura en Analítica entrevistamos a referentes del mercado y potenciales empleadores, y evaluamos el perfil del graduado antes de diseñar el plan de estudios”, comenta.
Otras alternativas novedosas con amplias oportunidades a futuro son aquellas en las áreas de agronegocios, energías renovables y biotecnología, según Rabossi. El especialista cuestiona que, en algunos casos, existe un desfase entre la oferta de las universidades y la demanda laboral. “La Argentina es un país con un potencial fenomenal en lo que hace a la producción energética y la explotación minera. Hay muchas empresas interesadas en invertir. Sin embargo, producimos pocos graduados en estas áreas”, advierte.
Carreras cortas para ingresar al mundo IT
En este contexto de innovación permanente, existen también carreras cortas y cursos con salida laboral inmediata para formarse en tecnología e informática.
La consultora ManpowerGroup y el portal de empleos Bumeran enumeran algunas de estas alternativas. Por ejemplo, Análisis de Datos, clave para detectar oportunidades de negocio, riesgos y puntos de mejora. En el caso de Marketing Digital y Community Management, se ofrecen herramientas para cubrir una necesidad continua: el diseño de estrategias para posicionar a las marcas en el mundo actual.
Por supuesto aparece Programación, que es un diferencial en cualquier CV, no solo para el puesto de programador, sino también para el desarrollo de proyectos desde otras posiciones. Ciencia de Datos se ganó un lugar para aprender sobre Inteligencia Artificial (IA) y Machine Learning, esencial para quienes quieran entrar en la industria de la automatización. Otro nombre que cada vez resulta más familiar es Diseño UX, una disciplina hacia la que suelen virar diseñadores gráficos y comunicadores que quieren aumentar su empleabilidad. El objetivo es crear plataformas intuitivas y fáciles de navegar para los usuarios.
Pero no todo es informática y tecnología cuando de carreras cortas se trata. Otra con alta demanda es Calígrafo Público, que dura entre tres y cuatro años, y es un perfil muy requerido para procesos legales y administrativos, destacan desde Bumeran. Y añaden Despachante de Aduana dentro de este grupo. Estos trabajadores se encargan de clasificar la mercadería que proviene del exterior y realizar las declaraciones aduaneras correspondientes.
Las carreras acotadas son una gran opción para estudiantes recién salidos del colegio secundario que no saben aún a qué dedicarse y buscan empezar a trabajar en distintas áreas. Para quienes vienen ejerciendo en lo mismo desde hace años, estos cursos brindan la oportunidad de incorporar nuevos conocimientos rápidamente.
“La carrera universitaria promedio en la Argentina está pensada para un mercado de trabajo en vías de extinción. Hoy se necesita un trabajador con conocimiento cuantitativo y adaptativo. Por supuesto que es fundamental que conozca y muy bien los principios que hacen a su disciplina. Sin embargo, con tres o como máximo cuatro años de estudio es suficiente para que sea productivo en el mercado de trabajo”, opina Rabossi. Su mirada es que sería acertado ampliar el número de títulos intermedios.
La nueva mirada: no todo es el conocimiento
Alejandro Melamed, consultor y referente internacional en temas de estrategia e innovación en Recursos Humanos, prefiere hablar de “mayor empleabilidad en el corto, mediano y largo plazo”, en lugar de salida laboral inmediata. “Este concepto resulta más apropiado en un contexto siempre cambiante en el que las profesiones del futuro posiblemente no se hayan inventado todavía”, plantea. En este sentido, sostiene que la clave en la formación es adquirir la capacidad de aprender a aprender, indispensable para una inserción dinámica en distintos puestos a lo largo de toda la vida. “Ya no hay una carrera para siempre”, analiza.
Para los expertos, el acento debe ponerse no solo en el conocimiento, sino -y sobre todo- en las habilidades. “En las organizaciones las personas tienen que articular sus capacidades técnicas con sus habilidades para poder dar respuesta a las necesidades de este mundo volátil”, señala Virginia Borrajo, directora de talento del estudio Locht.
La adaptabilidad y la flexibilidad, aparecen como características fundamentales. Y destaca otras tres. “La agilidad emocional es prioritaria. Es la capacidad que tienen las personas para administrar sus emociones y de esta manera adaptarse a los nuevos desafíos de su organización. Construir redes de colaboración es la facilidad para establecer una interacción entre áreas, de distinta especialización, y que no funcionen como silos”, añade. Por último, menciona la búsqueda del aprendizaje permanente, al igual que su colega. “El conocimiento alcanzado quedará obsoleto en poco tiempo si la persona no se actualiza”, resume la especialista.
Melamed, quien está por lanzar su libro El futuro del trabajo ya llegó, expone las siete áreas con mayor proyección. Datos e Inteligencia Artificial, Ingeniería e Informática, Economia del Cuidado (las disciplinas vinculadas a la asistencia de pacientes crecieron tras la pandemia), Economía Verde (la preservación del medio ambiente y la reparación de daños cobran relevancia), Personas y Cultura (en el contexto actual las empresas advierten que las estrategias solo se pueden llevar adelante con las personas adecuadas), Desarrollo de Productos (tiene que ver con la innovación de servicios y productos) y Ventas Marketing y Contenidos.
¿Cuánto influye la salida laboral a la hora de decidirse por una carrera? Vázquez, de UADE, señala que es un factor determinante, pero que no debería ser el único. “La elección vocacional también debe responder a intereses genuinos de las personas”, subraya.
Tanto o más que la demanda del mercado local, los aspirantes preuniversitarios tienen en su agenda la posibilidad de internacionalizar su trabajo, destacan las instituciones consultadas. “Percibimos una fuerte inclinación hacia carreras con posibilidad de internacionalizar el plan de estudios, como Licenciatura en Negocios Globales, Licenciatura en Finanzas Globales o Licenciado en Comunicación Global, que tienen un gran componente de materias en inglés y otras que pueden cursarse en el exterior”, comenta Vázquez.
Más allá de cualquier elección, al graduarse de la universidad los estudiantes hoy no terminan sus estudios, sino que recién empiezan. “Tenemos que formarlos para ser capaces de seguir aprendiendo toda su vida y ayudarlos con una buena oferta académica”, concluye Vidaguren.
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