Pérez Volpin: comienza la causa por presunto encubrimiento de la Clínica Trinidad
En el último día del juicio oral por la muerte de Débora Pérez Volpin, el 2 de agosto pasado, el juez Javier Anzoátegui generó sorpresa al leer su veredicto: más allá de condenar por homicidio culposo al endoscopista Diego Bialolenkier y absolver a la anestesióloga Nélida Puente, pidió que se investigue la eventual comisión de delitos por parte del Sanatorio de la Trinidad de Palermo y de la empresa Galeno. El magistrado encontró suficientes indicios de ocultamiento para que otro juzgado los examine.
Así quedó habilitada la investigación penal contra representantes de la clínica la Trinidad y la empresa Galeno, que recayó en el Juzgado Criminal y Correccional Nro. 57, a cargo de la Dra. María Fabiana Galletti. Y que podría tener como imputados a directores, médicos, instrumentadoras y personal que estuvo aquel 6 de febrero de 2018 en que murió Débora Pérez Volpin en medio de una endoscopía.
La familia de la periodista y legisladora está convencida de que la clínica encubrió su muerte y que muchas personas colaboraron a ello. Por eso el miércoles pasado se presentaron como querellantes de esta nueva causa. En la presentación que entregaron a la Justicia, se refieren a un "derrotero de actos tendientes a ocultar la realidad y obstaculizar la investigación judicial".
María Luz Castany, la fiscal que intervino en el juicio oral, también dijo en su alegato final que el encubrimiento quedó acreditado por tres hechos:
El primero, que el procesador que entregó la clínica tenía el número de serie limado y no grababa imágenes. La familia sospechó desde el comienzo del caso que la clínica entregó a la Justicia un equipo obsoleto, en vez del que realmente se usó en la endoscopía. En su declaración como testigo, la jefa de quirófano se mostró nerviosa cuando la querella la consultó incisivamente al respecto. Todos los otros endoscopios que la clínica usa para endoscopias programadas son de última generación. Pero el que supuestamente se usó con Perez Volpin era vetusto. El juez Anzoátegui dijo al respecto: "es altamente improbable que los equipos señalados por la Trinidad hayan sido los utilizados".
Luego, la fiscal mencionó que los registros cardíacos que la Trinidad entregó a la Justicia estaban incompletos. Durante el desarrollo del juicio, Juan Martín Chaves, un técnico llamado como testigo, afirmó haberle entregado al director médico de la Trinidad un informe completo del monitoreo cardíaco de 60 páginas. Pero a la Justicia sólo le fue entregado este informe a partir de la página 37. A partir de esa página la paciente ya estaba en paro cardíaco, por lo que los expertos no pudieron analizar los momentos previos a la descompensación. La familia asegura que la anestesióloga nunca midió el ritmo cardíaco de la paciente.
Por último, la fiscal consideró llamativo que el director de la clínica le sugirió a la familia de la víctima un médico particular para que realizara la autopsia.
"No tuvimos imágenes de la (video) endoscopia, no tuvimos registros cardíacos y de oximetría completos y fidedignos, no tuvimos siquiera un aparato endoscópico verdaderamente identificable. Y todo eso no lo tuvimos, porque las autoridades del Sanatorio La Trinidad Palermo no quisieron que lo tengamos", dice un extracto del pedido de ser querellantes que la familia entregó a la justicia el miércoles.
Durante el transcurso del juicio oral también generó suspicacias el hecho de que el director de Galeno, Eduardo Cavallo, se entrevistó con todos los empleados involucrados en la muerte de Pérez Volpin, algo que la querella considera puede haber sido un intento de silenciar.
También resultó llamativa la declaración de la testigo clave de la endoscopia, la instrumentadora Eliana Frías, que presenció todo y recordó poco en su declaración. En su relato de los hechos, dijo "no sé" en no menos de veinticinco oportunidades.
Otro foco de dudas generó la participación de un médico endoscopista, Sebastián Cecchi, uno de los tantos que concurrió al quirófano poco después de la muerte de Pérez Volpin. Fue quien lavó la caña del endoscopio, algo que la querella consideró desde el comienzo de la causa el "arma" que provocó la muerte. Para la familia, con esa limpieza se eliminó prueba de importancia para la decisión del caso, porque seguramente estaba ensangrentada, producto de la perforación. Pero no hubo modo de saberlo luego de que se la limpió.
La familia pide que a los directores de la Trinidad (Dr. Roberto Martingano) y de Galeno (Dr. Eduardo Cavallo) se los investigue por encubrimiento, falso testimonio y violación del secreto familiar (esto último, por haber divulgado aspectos de la historia clínica no relacionados con la muerte con el objetivo de tergiversar). Por falso testimonio piden que también sean estudiadas las declaraciones de Miriam Eliana Frías, la testigo clave y Claudia Esther Balceda, su jefa.
La semana que viene el Juzgado Criminal y Correccional Nro. 57 podrá aceptar este pedido en mayor o menor grado.
LA NACION intentó comunicarse con La Trinidad y Galeno, donde refirieron que están siguiendo la causa y colaborando con la justicia pero no harán declaraciones periodísticas