Perdón..., pero sólo el año próximo terminará el siglo
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En pocos días más llegará el año 2000. El viernes 31, dentro de apenas doce noches, habrá festejos a lo grande. Habrá emoción, encuentros y brindis. Estará la historia rondando por ahí, porque todo el mundo soñó con el año 2000 alguna vez. Pero no habrá cambio de milenio. Ni de siglo. Ni siquiera de década.
Aunque suene aguafiestas, aún nos quedan otros 12 meses dentro de los años 90.
Entonces, ¿el año 2000 pertenece a la década del 90? Sí. Así de terminante y -si se quiere- de antiestético para los amantes de los números.
Entender el porqué es muy sencillo: la era cristiana comenzó en el año 1, no en el cero. ¿Por qué? Simplemente porque jamás hubo un año cero. En el siglo VI, cuando se adoptó la actual manera de contar los años, los europeos no conocían este número, que da idea de vacío. Por lo tanto, se considera que el año inmediatamente anterior al 1 de la era cristiana, es el 1 a.C No el cero.
Se sabe que para que empiece una década, primero debe completarse la anterior. Parece una obviedad, pero es importante por lo siguiente: la primera década de la era cristiana finalizó cuando se completaron 10 años. Como contamos a partir del 1, esa década terminó en diciembre del año 10. Y en enero del año 11 comenzó la segunda década de la era.
Del mismo modo, el primer siglo de la era cristiana terminó cuando se completaron cien años; es decir, en diciembre del año 100. Y el siglo II comenzó en enero del 101.
Vamos al milenio: el primer milenio de la era cristiana finalizó cuando se completaron mil años, en diciembre del año 1000. El segundo milenio arrancó el 1º de enero de 1001.
Lo mismo cuenta para el año 2000. El segundo milenio de la era cristiana terminará cuando se completen dos mil años (todos estarán de acuerdo en que no conviene comenzar un milenio antes de que finalice el anterior). Y eso sucederá el 31 de diciembre del año 2000. Por lo tanto, el primer día del tercer milenio será el 1º de enero del 2001.
El misterioso Dionisio
Claro que no todas las personas coinciden con estas cuentas. En realidad, esta verdad es sumamente impopular, ya que todos sentimos que estamos viviendo las últimas acciones del milenio (el último campeonato de fútbol, la última Navidad, las últimas elecciones y así hasta el infinito).
La culpa de semejante desengaño, en todo caso, la tiene un abad que vivió en el siglo VI (que, vale aclararlo, comenzó en el año 501) y del que se conocen pocos datos.
Se llamó Dionisio el Exiguo (aunque las crónicas aclaran que el calificativo no se refiere a su baja estatura). Quizá fue armenio; no se sabe.
Hacia el año 525 d.C., el papa Juan I le encargó la tarea de calcular el día en que se debía festejar la Pascua de Resurrección el año siguiente. Dionisio, que era un destacado matemático y astrónomo, lo hizo.
Para la iglesia de Occidente fue importante, ya que la habilidad de realizar cálculos era un secreto que guardaba la iglesia de Oriente.
En ese entonces, los años no se contaban como ahora, sino a partir de la coronación del emperador Diocleciano. El primer anni Diocletiani se corresponde con el 284 de la era cristiana.
Dionisio no estaba de acuerdo con contar los años así porque reconocía en la figura de Diocleciano a un emperador anticatólico.
Entonces, confeccionó las tablas pascuales contando los años desde el momento en que él creía había nacido Cristo. Fue el primer antecedente de lo que con el tiempo se difundiría en gran parte del globo: la era cristiana.
En Europa, en ese momento, se utilizaban los números romanos. Nadie conocía el cero y se consideró que la era cristiana comenzó en el año 1.Es la idea que persiste hoy día, porque nadie se encargó de hacer las correcciones; nadie colocó el cero en el calendario, y de allí las controversias.
Con ustedes... el cero
Tres siglos debieron pasar para que un matemático persa comenzara a introducir en Europa los números arábigos (los que usamos hoy día), y el cero con ellos. Se llamó Mohamed ibn Al Khwuarizmi, y en el año 825 escribió un libro llamado, en su traducción al latín, Algoritmi de numero indorum . Allí hablaba del algo que, aparentemente, tomó de la cultura hindú: el sunya , el vacío... el número cero.
No fue fácil que los europeos, acostumbrados a que I significara 1, C quisiera decir 100 y MCMXCIX, 1999, lo aceptaran. Los números arábigos y el cero sólo ganaron popularidad alrededor del año 1000. Pero nadie se preocupó por modificar el calendario.
Si se hubiera hecho, si se hubiera empezado a contar la era cristiana desde un hipotético año cero, entonces sí, el 1º de enero del 2000 comenzaría el tercer milenio. Pero hoy estaríamos en diciembre de 1998.
Qué pasó en el 1900
Así lo entendió la gente del 1900. Con una paciencia de hierro, no festejaron el comienzo del siglo XX sino hasta enero de 1901. Los testimonios de la época son esclarecedores al respecto: ni la célebre revista Caras y Caretas ni La Nación hicieron mención al cambio de siglo en los números de diciembre de 1899.
Sí, en cambio, lo hicieron en diciembre de 1900, y con mucha pompa, por cierto. La nota principal del diario del 1º de enero de 1901 se titula El nuevo siglo . Luego, en letras más pequeñas, se lee "Dianas y saludos. La ciudad de fiesta en el Parque Lezama".
Es que fue allí donde tuvieron lugar los festejos más importantes. A las 12 en punto se oyó en el parque una mezcla de sirenas, cañonazos de salva, el Himno Nacional y el griterío de la muchedumbre. Los hombres, por supuesto, se habían sacado el sombrero. Y se esperaba que los festejos continuaran la noche de ese 1º.
Pero volvamos al 2000. Es conveniente aclarar que, al fin y al cabo, es un número arbitrario. Los estudios más recientes dicen que Dionisio el Exiguo se equivocó y que probablemente Cristo haya nacido entre cuatro y seis años antes del que consideramos como comienzo de la era cristiana.
No todos festejan
Y no sólo eso: basta mirar alrededor para ver que no todo el mundo festejará el 2000, simplemente porque para ellos Cristo es sólo una figura histórica más. A modo de ejemplo, los judíos viven en el 5760, y los budistas en el 2544.
Entonces, ¿por qué la confusión? ¿Por qué se insiste en que el próximo enero comienza el tercer milenio? Primero que nada, porque el 2000 es un número bello y la humanidad -al menos los que cuentan los años como nosotros- está ansiosa por alcanzarlo. También, seguramente, por obra del marketing: cambiar de milenio y de siglo vende mucho más que llegar al año 2000 únicamente.
Como sea, la fiesta no debe ser menor. La llegada del año 2000, sea o no fin de un milenio, es un acontecimiento histórico en serio. Y nada -mucho menos un cálculo matemático- puede impedir festejar su llegada a lo grande.
Sin correcciones
No son pocos los que consideran que el almanaque no debe corregirse; es decir, que no se le debe agregar el año cero en el lugar del uno.
Ocurre que -dicen- el cero es sólo vacío. Apenas un punto de partida.
Desde el momento en que el primer año de la era cristiana comenzó a correr, fue exactamente eso: el primer año.
En diciembre de aquellos días correspondió decir que se terminaba el primer año, no el cero año, y que en enero comenzaba el segundo año, el año dos.
Por lo tanto podría calificarse de providencial la ignorancia de Dionisio el Exiguo, que no conoció el cero.
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