“Peor que una película de terror”: las consecuencias del temporal que aún persisten en una Bahía Blanca arrasada
Se reestableció el suministro eléctrico a más del 50% de los hogares; todavía hay 60 evacuados; aceleran las tareas de limpieza
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BAHÍA BLANCA.– Como en el célebre cuento que relata la historia de los tres cerditos que buscaban protección de un lobo feroz en casas de materiales cada vez más sólidos, los vecinos del barrio Villa Talleres en esta ciudad lo intentaron pasando de una vivienda de chapa a otra de ladrillos a medida que el viento los iba dejando a la intemperie. A diferencia de aquel texto del escritor Frederick Warne, aquí nada de lo que tuvieron les alcanzó para resistir bajo un techo.
Los vecinos, de manera literal, se quedaron con lo puesto. “No nos quedó nada, pero nada de nada”, afirmó a LA NACION una de ellas, Joana Herrera, que aguantó tanto como pudo en su precaria vivienda y no tuvo más alternativa que cargar a sus hijas, de 10 y 7 años, y salir en la búsqueda de algún refugio.
“Ponía las dos manos, la pierna, trababa con todo lo que podía, pero nada sirvió”, contó desde el centro de evacuados del Club Olimpo, donde permanecían parte de los más de 60 vecinos que quedaron a la deriva porque las ráfagas y la lluvia arrasaron con sus viviendas.
Sin embargo, no es el único problema que debe enfrentar esta ciudad como consecuencia del temporal. Desde el sábado por la noche, gran parte de este distrito de 335.190 habitantes y de 150.624 viviendas, según los datos del censo del año pasado, no tiene suministro eléctrico.
Hasta la mañana, se estimaba, que solo tenían este servicio el 20% de los bahienses, en particular en la zona céntrica, donde las conexiones son subterráneas y no sufrieron los sacudones del temporal. Finalmente, por la noche, EDES, la concesionaria, informó que se “logró reestablecer el servicio a más del 50% de los usuarios”.
Con la energía volverá el agua, ya que se requieren de equipos de bombeo para enviar presión a las zonas más altas de la ciudad.
Refugio
En el Club Olimpo, Herrera estaba sentada sobre dos colchones, con las manos sobre el mentón y su perro pitbull que la seguía allí donde iba por ese gimnasio, donde mientras algunos mayores descansaban, los más pequeños jugaban al básquet.
“Lo que viví el sábado fue peor que una película de terror, la chapas se volaban una tras otra”, dijo. Pero aclaró que quiere volver a su lote. “Tengo que rehacer mi casita”, indicó.
Al igual que en el gimnasio del Club Estrella y de Dow Center, en Club Olimpo se da techo, abrigo, comida y hasta entretenimiento a los evacuados. Se gestó también en esta ciudad un centro de recepción de donaciones, que recepta desde agua embotellada hasta ropa, para ayudar a quienes se quedaron sin nada y todo lo necesitan. Justo enfrente se cayó un paredón sobre una de las canchas y aplastó a tres autos, entre otros daños provocados.
“Entre el sábado y el domingo tuvimos mucha gente, pero ahora poco a poco van volviendo a rearmar su casa o a vivir con familiares”, comentó Gonzalo Campos, uno de los empleados municipales que colabora en la asistencia a este grupo de quienes más damnificados resultaron por este temporal.
Algo parecido sucedió con Tamara López y César Macías, que tienen hijos de 11 y 13 años. A ellos el temporal los encontró en la calle y nunca pudieron llegar hasta su casa, que recuerdan armada con chapas y tirantes. Frágil, pero propia. “Buscamos refugiarnos en casa de familiares, pero ellos también perdieron todo”, dijo Macías.
Son siete parejas con chicos las que llegaron juntos hasta el gimnasio del Club Olimpo, donde pronto se adaptaron y hoy López y Macías son colaboradores en el mantenimiento del lugar y la asistencia a otros evacuados. Afirman que quieren volver a su lote y rearmar su casa. “Vamos a poder”, se entusiasmaron.
El intendente Federico Susbielles confirmó ayer que habrá ayuda en la medida que la situación se vaya ordenando. Destacó el paso del presidente Javier Milei, que estuvo en esta ciudad anteayer, y en particular el compromiso del gobierno provincial, con la visita del gobernador Axel Kicillof y el envío de cientos de refuerzos de personal y de materiales, desde chapas hasta colchones.
“Vamos a reconstruir cada techo que se voló”, se escuchó decir al mandatario en el palacio municipal.
La otra batalla se da en las calles, convertidas en una carrera de obstáculos por la cantidad de árboles y cables caídos. En poco más de 24 horas se despejó la mayoría de las arterias. Ahora resta retirar esos troncos, trabajo que se realiza con camiones, sin pausa.
Equipos de Gendarmería Nacional contribuían sobre la calle Alem y 1°de Mayo a reubicar madejas de gruesos cables que, una vez reparados y reconectados, asegurarán que el suministro eléctrico vuelva a la zona.
En el barrio Kennedy, un rincón muy arbolado y de chalets y casas muy elegantes, los techos sufrieron destrozos, Copas y troncos de enormes cipreses y pinos arrancaron las tejas y dejaron frágiles los tirantes de esas cubiertas.
En la zona del Parque Industrial, a un costado de la ruta, los galpones tienen la mayor parte de la cubierta arrancada. Las chapas retorcidas, hechas un nudo unas con otras, están entre pastos y banquinas y son blanco de recicladores que las cargan en carros y camionetas para venderlas por kilo.
“Nos encontramos en la búsqueda de la normalidad”, dijo el intendente frente a vecinos que siguen de aquí para allá en procura de un enchufe. En la esquina del municipio se dispuso un equipo móvil que carga en simultáneo hasta 20 teléfonos. Llegó a haber más de 50 personas haciendo fila.
Algo parecido se daba en los bares, que poco a poco comienzan a abrir, a medida que tienen electricidad. Y en los cajeros automáticos, donde se retira efectivo porque no hay conexión para cobrar vía Posnet.
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