Mesitas al sol en la ciudad: cómo fue el debut de la peatonalización de calles en Villa Devoto y San Telmo
A media mañana del sábado, Silvana Castelaos y Gustavo Santucho, ambos de 51 años, lograron librarse un rato de sus tres hijos adolescentes, su perro y su departamento, y manejaron desde Saavedra hasta el casco histórico de San Telmo para hacer su primera salida romántica en casi seis meses. "A los chicos les dijimos: 'Nos vamos, cuiden al perro', y cerramos la puerta. Seguramente, no entendían nada –cuenta Santucho, con una copa de vino rosado en su mano–. Necesitábamos estar solos y ser libres por un rato". La pareja se enteró el viernes de la novedad: un área de San Telmo, su barrio preferido, sería peatonal, y no dudaron en pasar a dar una vuelta. A pleno sol.
Así como ellos, otras parejas, familias y grupos de amigos se acercaron a almorzar o tomar un café sobre las veredas y calles de las nuevas áreas peatonales transitorias de la ciudad de Buenos Aires. A modo de prueba, por ahora, la peatonalización de zonas comerciales, principalmente gastronómicas, se concretó solamente en dos calles, una en Villa Devoto –Fernández de Enciso, entre Asunción y Mercedes– y otra en San Telmo –Bolívar, entre Carlos Calvo y Estados Unidos–, las que estarán cerradas al tránsito vehicular los viernes, sábados, domingos y feriados.
Para el próximo fin de semana, el Gobierno de la ciudad espera poder extender esta medida a todas las comunas de la ciudad, que cada una tenga un área peatonal. En todas ellas, se van a pintar círculos amarillos en el piso para delimitar el distanciamiento entre las mesas.
Entre los gastronómicos comprendidos por la medida, la opinión está dividida: hay quienes opinan que el hecho de poder poner mesas en la calle genera una mejora significativa en su facturación y también quienes afirman que la diferencia es, más bien, simbólica. Pero entre los comensales entrevistados por LA NACION, la sensación predominante fue positiva: muchos sienten que la nueva medida les permite realizar una salida sin correr riesgo de contagio.
"Finalmente puedo volver a sentarme a desayunar acá, como hacía todos los sábados antes de la pandemia", dice Patricia Palmisano, de 50 años, que es abogada y está trabajando en su casa desde que comenzó la cuarentena obligatoria. Palmisano está sentada sobre una de las mesas que fueron colocadas en los círculos amarillos de la calle Fernéndez de Enciso, en Villa Devoto, y a pesar de que prefiere salir poco de su casa para evitar el contagio, se siente cómoda con la nueva modalidad de gastronomía al aire libre. "No sabemos cuánto va a durar la pandemia. Creo que hay que empezar a convivir con esta nueva realidad, manteniendo todos los recaudos. Mirá lo que es el día. No podía quedarme encerrada en el departamento, sin sol, sin aire", comenta, con un tostado de jamón y queso todavía intacto y un café.
Para Tomasa Matos, encargada de Casa Lucca, una cafetería y restaurante ubicado sobre la misma calle, la incorporación de mesas en la vereda y en la calle implica un alivio. Antes de que el negocio pudiera ofrecer este servicio, las personas solo se acercaban a pedir café para llevar. Pero, ahora que se pueden sentar, también compran comida. "Nos sorprendió mucho la reacción de los clientes ante esta nueva modalidad. Hoy, pidieron sandwiches, medialunas, tostados. Para nosotros, eso es muy importante, y más teniendo en cuenta lo mal que la veníamos pasando con la cuarentena", comenta. El negocio tiene un total de 30 empleados, divididos en dos turnos.
¿Cuánto ayuda el cambio?
Según datos del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, cuando termine de concretarse el proyecto de peatonalización en las 15 comunas, un total de 731 comercios gastronómicos podrán colocar mesas sobre las calles, respetando el distanciamiento delimitado por los círculos del piso.
Sin embargo, para el encargado del restaurante Pedro Telmo, en San Telmo, esto no implica una verdadera ganancia económica. "Nos sirve para levantar el ánimo. Pero, ¿cómo bancás 10.000 lucas de alquiler, servicios y cuatro empleados con cinco mesas?", cuestiona el encargado, quien prefirió resguardar su identidad. Según afirma, el restaurante factura un 10% de su media habitual.
"Venir acá, poder sentarse, genera muchas cosas lindas", dice Silvia Cejas, de 46 años, mientras reposa sobre una de las sillas de la calle que corresponden al Mercado de San Telmo, junto a su pareja. "Trabajo desde casa. Casi no salgo porque cada 15 días la visito a mi mamá, que es una persona mayor. Poder salir a almorzar manteniendo el distanciamiento es un alivio para mi. No soporto más el encierro", cuenta. Ricardo Oliviera, su pareja, también de 46 años, agrega que, además, consideran importante ayudar a los negocios gastronómicos de la zona. Ellos viven a unas cuadras de la peatonal y, durante los últimos meses, pidieron delivery de comida únicamente a los restaurantes de la zona para brindarles su apoyo. "Sabemos lo mal que están y tenemos relación con algunos. Poder venir acá a sentarnos es, por un lado, darnos un gusto y, por el otro, ayudarlos", comenta.
A unos pocos metros, Emilio Chávez, de 54 años, y sus dos hijos, Walter y Guadalupe, de 24 y 27, toman sol en uno de los círculos amarillos de un restaurante tras haber terminado su almuerzo. "Desde el verano que no nos sentábamos así. Siempre veníamos", comenta Emilio. Él y sus hijos estaban de paseo por la zona cuando se encontraron por casualidad con la calle peatonal.
"Hoy estamos transitando una vuelta lenta pero sostenida hacia la normalidad, en la que el espacio público tiene un lugar central: estamos apostando a que sea el punto de encuentro entre los vecinos, porque la evidencia nos indica que ahí el riesgo de contagio es mucho menor. Por eso decidimos peatonalizar una calle por Comuna los fines de semana, para que la gente tenga más espacio para circular y hacer sus actividades de la manera más ordenada y segura posible. Queremos seguir recuperando libertades, priorizando siempre el cuidado de la salud y de todos los avances que conseguimos hasta el momento", escribió al respecto Felipe Miguel, jefe de gabinete de la Ciudad de Buenos Aires.
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