“Pasamos sin problemas”: pese al paro de aduaneros, no hubo demoras en el aeropuerto de Ezeiza
En protesta por el cierre de la AFIP y de despidos, hubo un “apagón” de los escáneres; sin embargo, trabajó el personal jerárquico
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Luego del paro de los trabajadores agrupados en el Sindicato Único del Personal Aduanero de la República Argentina (Supara) que el lunes generó filas y espera de hasta dos horas para reingresar al país por el aeropuerto internacional de Ezeiza, este martes por la mañana la situación fue muy diferente.
Si bien el gremio había anunciado que la medida – que comenzó a las 10 y terminó a las 14– se replicaría hoy en el mismo lugar, el panorama distó mucho de lo esperado. Los pasajeros salieron del sector de escáneres de la Aduana, el último paso para el arribo al país, como en un día normal. “Por el momento no parece haber ningún paro. Nosotros pasamos sin problemas”, contó Sandra. Y agregó que no tuvo que demorarse del otro lado ni hacer filas interminables. Lo mismo indicaron todos los usuarios consultados que atravesaron las puertas corredizas, que, al abrirse, dejaron ver claramente a la gente pasando el equipaje por las cintas y al personal en sus computadoras. Fue un escenario que se sostuvo hasta que terminó la medida. Incluso quienes esperaban a sus conocidos dijeron que, del otro lado, nadie les había avisado qué estuvieran demorados o con problemas en el ingreso.
Aunque no hubo fuertes inconvenientes, fuentes de Supara contaron a LA NACION: “Nosotros continuamos con las medidas de fuerza. En el día de hoy, estamos realizando paro con presencia en los lugares de trabajo en el horario de 10 a 14, con apagón informático [cada trabajador apagó su computadora con la que habitualmente realiza sus tareas; los sistemas informáticos de la ex- Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) continuaron funcionando automáticamente, pero no hubo procesamiento de esa información por parte de los trabajadores] y asambleas en los lugares de trabajo”.
Esto significa que los escáneres no estuvieron operativos al 100%, continuaron explicando. “De los 10 que hay en el salón de Ezeiza, probablemente solo estén operativos menos de la mitad [son atendidos únicamente por personal jerárquico]”, agregaron.
La medida
El conflicto de este sector tiene como disparador el cierre de la AFIP y la consiguiente creación de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA). La disolución del organismo y la creación del nuevo ente tiene el objetivo de ahorrar cerca de $6400 millones. Por esto se informó, también, que se busca reducir las autoridades superiores en un 45% y los niveles inferiores de la estructura actual en un 35%, a lo que se sumaría el despido de 3100 empleados que, ingresaron de manera irregular, según el Gobierno, durante la gestión de Alberto Fernández. Sobre estos últimos, el gremio afirmó que ingresaron “bajo procesos de selección debidamente auditados”. En un comunicado difundido el 21 pasado, Supara indicó: “Los trabajadores involucrados gozan de la estabilidad garantizada por el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, el cual protege a los empleados públicos de la arbitrariedad y abuso de poder por parte del Gobierno. Esta estabilidad no puede ser vulnerada bajo excusas administrativas, ya que atenta contra la seguridad jurídica y el principio de igualdad ante la ley”.
Ante esto, afirmaron que planean realizar acciones gremiales y judiciales para “defender todos y cada uno de los puestos de trabajo que se ven amenazados por estas medidas”.
Además, esta medida de fuerza se complementará con otra este miércoles: “Para el día de mañana la medida de fuerza se extiende durante el horario hábil de cada sector (en el caso de Ezeiza, el paro es de 7 a 19) con presencia de los trabajadores, apagón informático y asambleas”. Esto implica repetir la modalidad extendiendo el horario del cese de actividades.
Los puntos críticos en los que se basan los aduaneros para llevar a cabo la medida de fuerza son, como señalaron: “La falta de conducción en el organismo, la ausencia de información ante los requerimientos realizados por las organizaciones sindicales, el nivel de improvisación de los anuncios realizados, y, fundamentalmente, el impacto que los mismos vienen causando en todos los trabajadores aduaneros. A todo ello, se suman a los altos niveles de agresividad que los trabajadores de Aduana sufren por parte de los distintos actores políticos que, acompañados de calumnias e injurias, pretenden instalar en la sociedad un concepto absolutamente errado sobre sus salarios y una mirada estigmatizante sobre sus funciones”.
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