Paro General | Sin subtes, trenes ni colectivos, las tres empresas de movilidad que resultaron las grandes ganadoras de la jornada
El cese de actividades en todo el país permite que otras alternativas de transporte cubran la necesidad de los usuarios y trabajadores; cuánto incrementan los viajes de las plataformas
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El paro general de hoy tiene ganadores y perdedores. Dentro del primer grupo hay tres empresas de movilidad beneficiadas por la falta de servicio en el transporte público que durante toda la jornada, como ocurrió en otras ocasiones similares, pueden aumentar la demanda de viajes hasta un 100% de la actividad que registran en un día habitual. Justamente, son las plataformas que arribaron a la ciudad y el conurbano con la amenaza de convertirse en fuertes competidores del transporte convencional.
Uber, Cabify y DiDi hoy se frotan las manos. Sus servicios, fundamentalmente el traslado de personas –ofrecen también otras funcionalidades–, están adecuados a una tarifa variable que se calcula en base a la distancia por recorrer, el tiempo de viaje, tiempo de espera, peajes, costo de servicio, cantidad de conductores disponibles, volumen de tráfico y, además, la demanda del momento. Este último componente les permite aumentar los ingresos en una jornada donde no hay trenes ni subtes, circulan pocos taxis y solo una empresa de colectivos.
Melanie Machuca atiende una dietética en el microcentro y todos los días viaja en transporte público desde Lanús. Pero hoy debió recurrir a otras alternativas: un vehículo pedido en una de las aplicaciones le costó $8500. Por fortuna, para ella, el costo estuvo a cargo de su empleadora. Durante la mañana Melanie y otros cientos de usuarios registraron diferentes experiencias, con casos de recorridos similares que no tuvieron modificación en la tarifa y una rápida respuesta de choferes, hasta los viajes que aumentaron notablemente y con una larga espera para conseguir vehículo. La tarifa variable y los algoritmos utilizados para el cálculo funcionando en tiempo real.
Las tres herramientas pusieron todos sus productos a disposición del usuario y aplicaron una serie de incentivos y premios a sus conductores, como el caso de Cabify para que haya más conductores conectados que atienden la demanda creciente. Las aplicaciones ofrecen a sus choferes mapas de tarifa dinámica y de demanda para indicarles cuáles son las zonas donde aparece la necesidad de viajes.
DiDi, la última de las aplicaciones en arribar al país, vigente desde 2020, experimenta un alza superior al 100% cuando hay paro de actividades. “Durante el último paro de transporte, del 11 de abril pasado, entre las 7 y las 8 registramos que la demanda de viajes aumentó más de un 80% en comparación al día anterior y hasta un 100% en comparación al jueves de la semana previa. Luego de las 8 la demanda continuó en alza con incrementos de más del 100% si se lo compara con el día anterior”, explican desde la empresa los cambios que hubo en los servicios DiDi Express, DiDi Taxi y DiDi Moto.
El año pasado la plataforma tuvo un aumento del 40% de conductores registrados que eligen, mayoritariamente, la mañana y la tarde para salir a trabajar, los momentos del día cuando se produce la demanda pico. La empresa detectó que la cantidad de viajes que se hicieron por semana a lo largo de ese año incrementaron hasta un 50%.
En Cabify trabajan unos 35.000 conductores, aunque no todos registrados en el Área Metropolitana sino también en Córdoba y Rosario, con servicios que cuentan con vehículos privados, corporativos y logísticas, incluidas motos y van, todos operativos hoy. “En acontecimientos de esta índole la demanda puede incrementarse hasta un 35% y en momentos de mayor pico llegamos al 40%”, cuentan desde la empresa. En este caso el crecimiento es menor, aunque también se experimentan cambios.
Uber, por su parte, no compartió la información sobre cómo varía la cantidad de viajes y solicitudes, aunque la lógica indica que debería haber un aumento por ser la primera de las aplicaciones que desembarcó en el país y con una gran penetración en el mercado de la movilidad. “Los precios de referencia que puede ver cada usuario antes de confirmar el viaje se calculan teniendo en cuenta múltiples factores. Tiempo, distancia, volumen de tráfico, demanda, y cantidad de conductores disponibles, entre otros”, dicen en Uber.
La empresa, con origen en París, irrumpió en la Argentina en 2016 sin pedir demasiado permiso y eligiendo en camino de la confrontación que la obligó a pasar por varias instancias judiciales y de fricción con el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. Ocho años después las formas son otras y hay más canales de diálogo abiertos en varias ciudades del país que avanzaron con regulaciones específicas como Mendoza, Corrientes y Posadas, y otras que están analizando procesos de regulación. “Hay otras ciudades que no lo han hecho y, en esos casos, el marco jurídico nacional y las regulaciones específicas, como en materia de seguros, permiten desarrollar la actividad”, aseguraron desde Uber.
Desembarco
Los primeros pasos para el desembarco de Uber en la Argentina se gestaron en diciembre de 2015 en los Estados Unidos poco tiempo después de la asunción como presidente de Mauricio Macri. Fue en Suiza, durante el Foro Económico Mundial de Davos, donde las autoridades de la empresa intentaron reunirse con el mandatario para explorar la propuesta y las posibilidades del arribo a la ciudad de Buenos Aires. A pesar que el encuentro no se realizó, Uber aceleró.
El año siguiente, y tras sucesivas visitas de emisarios al país, Uber preparó el terreno y para marzo ya había constituido la razón social Uber Argentina SRL. La convocatoria de los primeros choferes se inició allí, aunque todavía la plataforma no estaba operativa. Poco tiempo después se produjo el giro inesperado que tensó la relación y rompió la diplomacia.
Durante una cena benéfica Uber anunció que comenzaba a operar sin respetar el marco regulatorio vigente y sin la habilitación correspondiente. El 12 de abril de 2016, a las 16, se activó la plataforma; también comenzó una batalla judicial que sumó varios capítulos.
El Gobierno porteño calificaba de ilegal a la actividad de Uber y las fricciones fueron en aumento. “Cuando me reunía con Uber parecía que estaba negociando con las FARC”, había dicho el ex secretario de Transporte, Juan José Méndez. En ese tono, en 2018 la Justicia porteña bloqueó a la plataforma por organizar actividades lucrativas no autorizadas y dieron de baja la posibilidad de pagar con tarjeta de crédito.
La puja llegó hasta la AFIP que le reclamó a la empresa una deuda millonaria por el pago de aportes previsionales y al Tribunal Superior de Justicia (TSJ) porteño que planteó la legalidad de la participación de Uber en el transporte de pasajeros. En el medio hubo cruces y enfrentamientos con los taxistas que llegaron a agruparse para “cazar Uber” en las calles. Además, el Sindicato de Peones de Taxis porteños elevó una demanda judicial por la violación de regulaciones en el Código de Transporte que hizo lugar un magistrado de la ciudad, pero, sin embargo, la empresa sigue funcionando y ampliando sus servicios.
En medio de tanta confrontación, cuando Uber insistía en abrir un canal de diálogo para que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta aprobara su participación en el servicio de transporte, el Ejecutivo avalaba la llegada de Cabify y promovía el uso de la plataforma al igual que la plataforma propia BATaxi.
Cabify comenzó la contratación de choferes profesionales –la gran diferencia con Uber– en septiembre de 2016. La compañía de origen español comenzó a operar en 2011 y al desembarcar en Buenos Aires ya tenía presencia en México, Perú, Colombia, Chile, Panamá, Brasil y Ecuador, además de Portugal. El desandar de la empresa en la ciudad fue por un camino mucho menos espinoso que el de Uber; en la ciudad eran considerados como “los malos y los buenos” de la transformación de la movilidad.
La tercera app activa, DiDi, sobrevivió al éxodo y el fracaso de otras aplicaciones que tuvieron poco recorrido o, directamente, no llegaron a estar disponibles, como Beat o Easy Taxi. DiDi llegó en plena pandemia con el antecedente de ser la aplicación de movilidad más grande del mundo y haciendo base en la ciudad, en La Plata y en 28 municipios de la provincia de Buenos Aires.
Creada en China en 2012 y dando servicio a más de 500 millones de personas en todo el mundo, DiDi amplió su desarrollo tecnológico y de propuestas para los clientes. Los mismos pasos que dieron sus predecesores con convenios entre protagonistas de miradas antagónicas en los primeros años de las plataformas. Uber, por ejemplo, incorporó a los taxistas en Uber Taxi, un win win celebrado por las dos partes y que solo tiene un núcleo duro de resistencia anacrónica.
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