El concepto del hotel boutique cobró fuerza en los últimos veinte años en la Argentina inspirado en esos ambientes íntimos, construcciones por lo general antiguas y refaccionadas orientadas a turistas de lujo que se impusieron en Europa durante los años 80. Renovado y reactualizado, el término se extendió a una hotelería más accesible a todos los bolsillos pero mantiene el espíritu de lo pequeño, lo personalizado. También se le sumaron características de esta época: diseño y tecnología. La categoría evolucionó y hoy lo boutique no se asocia a lo afrancesado o a lo señorial, sino a lo original, a la comodidad, a la buena atención y al espíritu familiar. El pasajero boutique es el que busca sentirse como en su propia casa aunque esté a miles de kilómetros de su hogar.
Con esa impronta, descubrimos tres propuestas únicas en la Patagonia argentina, con la fuerza de lo exclusivo, de lo distinto y de lo nuevo. Todos rodeados de mucha naturaleza y poca gente.
1. Chocón Medio Suites: entre el lago y el desierto
Se inauguró en junio de este año y se prepara para su primera temporada alta el nuevo hotel boutique del complejo Chocón Medio, situado a los pies del lago. Sus operadores y las instalaciones ya están a punto para recibir a los turistas que aprovecharán la llegada del buen tiempo a partir de la primavera.
Es un complejo de cabañas con servicios de hotelería de primer nivel que está emplazado en un predio de cuatro kilómetros de playa y 1.200 lotes ubicado a 60 minutos de Neuquén capital. Con tarifas muy accesibles para los días de semana, esta nueva opción se presenta como una parada ideal para quienes viajan hacía la cordillera y quieren hacer un alto en el camino para disfrutar del paisaje patagónico.
El barrio cerrado, consolidado, y en constante crecimiento, se encuentra en medio de un paisaje agreste, de desierto, en plena meseta patagónica, pero con el marco único que ofrece el entorno natural y las playas del lago Ramos Mexía, más conocido como El Chocón.
Las cabañas están totalmente equipadas para hospedar a 2,4 o 6 personas. Tienen cocina con desayunador y terraza con parrilla. Los huéspedes tienen acceso libre a las canchas de fútbol, tenis y básquet. Junto a la playa hay un parador con servicio de bar.
En el complejo hay servicio de seguridad y un minimarket para no tener que ir a la ciudad a hacer las compras. El paisaje invita a ser explorado en excursiones y actividades grupales desde caminatas a bicicleteadas.
En verano se pueden practicar deportes acuáticos como kitesurf, stand up paddle y wakepark. Además, la zona invita a disfrutar del cielo que se puede ver en toda su inmensidad, por lo que ya se están organizando actividades de astroturismo y, por supuesto, la cuna de los dinosaurios resulta el mejor paisaje para aventurarse al turismo paleontológico. Dos opciones que pronto estarán desarrolladas y atraerán a los de espíritu curiosos.
2. Casa Malma: bodega y posada en San Patricio del Chañar
Ubicada a 55 kilómetros de la ciudad de Neuquén, rodeada de viñas de Sauvignon blanc, la posada Casa Malma es el hospedaje perfecto para los amantes del vino. La Patagonia tiene su propia ruta del vino y la bodega de la familia Viola es uno de los puntos preferidos para quienes recorren la región. A solo un kilómetro de la posada, se encuentra la Bodega Malma para degustar y conocer cómo se elaboran los vinos de la etiqueta y también, comer en su resto bar los platos típicos patagónicos que elaboran su chef ejecutivo, Pancho Fernandez, y su equipo de trabajo.
La arquitectura de la bodega es una síntesis entre una avanzada tecnología y la estética del paisaje local. Posee una organización en forma lineal donde la bodega se integra al entorno a través de distintos taludes que la emparentan con las formaciones montañosas de la región conocidas como bardas.
El complejo tiene una superficie de 5800 metros cuadrados, conformados por la bodega, las oficinas, Malma Restaurant, la posada, la cava y el centro de visitas.
Las distintas cepas proceden de sus 127 hectáreas de viñedos plantados desde 2001 y regados por el agua de deshielo del río Neuquén. Los varietales son Merlot, Cabernet Sauvignon, Malbec, Pinot Noir, Sauvignon blanc y Chardonnay.
Entre viñas y la estepa patagónica, el aire limpio y fresco, es perfecto para disfrutar de la tranquilidad, el silencio, las espléndidas vistas hacia las plantaciones y saborear una copa de vino.
Cada suite tiene 2 dormitorios con baño privado, uno de ellos con sofá cama y un hogar a leña. Su ambientación clásica y elegante mejora la experiencia de sentarse a relajar y disfrutar de una tabla de ahumados, siempre con alguna de las botellas de la casa. El desayuno, almuerzo y cena están cubiertos por personal del restaurante.
Realmente la propuesta es exclusiva: la posada tiene una capacidad máxima para 5 pasajeros y además posee una sala de degustación para 22 personas con vista a una galería y jardín.
3. Chacra La Paciencia: desconectar cerca del Bolsón
En Mallín Ahogado, provincia de Río Negro, a solo diez kilómetros de El Bolsón, esta chacra patagónica, propiedad de Ana Goñi es un refugio para espíritus estresados y para los buceadores de la profundidad del alma.
Se accede por camino de ripio que obliga a desacelerar y ya arribar al lugar con el ánimo dispuesto a cumplir la consigna de la chacra: la paciencia.
En un antiguo galpón se emplazó este refugio veraniego que se fue modificando y agrandando para recibir a más pasajeros con mejores comodidades. No apunta a un público de lujo sino a turistas que quieren confort a precios accesibles, desapegarse de la tecnología y de sus costumbres cotidianas para entrar en modo descanso real. Es un lugar que se presta para disfrutar a pleno el tiempo libre, caminar por sendas de bosques hasta el Arroyo del Medio que cruza la zona y culmina en dos cascadas de aguas cristalinas, sonoras.
La estética de la construcción armoniza con el entorno rural: es de chapa, con techo a dos aguas y un amplio ventanal en el frente, que deja entrar la luz natural a su interior. La sala de estar es ancha y larga aunada con la cocina en la que destacan una amplia mesada, la hornalla y una salamandra. En ese ámbito se suele ver a Ana mientras amasa y hornea su famoso pan integral hecho de masa madre, o cuando elabora mermeladas con las frutas de cosecha propia, cuando hace dulce de leche casero o una manteca saludable de la India, que suelen consumir los vegetarianos: el ghee.
También hay una confortable biblioteca,habitaciones sencillas pero invitadoras al buen dormir en el piso de arriba y, en el contrafrente, una galería donde sentarse a escuchar el silencio o a tomar unos mates al atardecer.