Pactos suicidas: otros casos que estremecieron al país
Los pactos suicidas suelen conmocionar a la sociedad, que nunca logra detectar a tiempo la desilusión fatal que se gestó poco a poco antes del terrible final. En varios casos investigados hay mensajes previos que nadie logra decodificar: algún comentario al pasar, una carta, un llamado desesperado o algún comportamiento extraño que queda sumergido en la vorágine de la rutina.
Es cierto que son hechos aislados que no deben alarmar pero los casos cada vez se repiten en varias provincia argentinas. Estamos frente a hechos que identifican una acción enmarcadas por la psiquiatría forense como una "locura de dos". El pacto suicida es un acuerdo mutuo para morir, pero también compartiendo la escena de la muerte y el método para quitarse la vida. Generalmente se trata de parejas vinculadas muy afectivamente, como cónyuges, familiares, amigos aunque en diferentes países las muertes colectivas siempre aparecen con mayor frecuencia en casos cercanos a miembros de una organización política o sectas religiosas.
El archivo de policial arroja tragedias que pasan inadvertidas en los medios y que incluyen decisiones finales vinculadas al amor, el silencio y la desazón compartida por parejas o grupos familiares.
Un pacto fallido
Santa Fe, 20 de julio de 2009. El crimen de María Luisa Sánchez se consumó un lunes. Fue parte de un acuerdo mortal que nunca se completó. Un paraje rural había sido elegido para cumplir el acuerdo. Hasta allí llegaron María Luisa y Hugo Hurt. La decisión ya estaba tomada. La habían meditado durante varios días. El se encargó de preparar las sogas para que colgaran de la rama de un árbol y de esa manera pudiera soportar el peso de ambos. En los minutos finales el plan macabro se alteró. Decidieron borrar los mensajes de texto de sus celulares y en un momento determinado ella le dijo que quería desistir del método porque creía que iba a "sufrir mucho ahorcada". Le pidió que le aplicara un golpe mortal. Hugo no dudó y lo hizo con una vara de madera. Después intentó suicidarse pero no pudo. El plan se frustró y la justicia lo condenó a 19 años de prisión por el delito de homicidio simple. En el juicio se ventiló al acuerdo mortal que sorprendió a los jueces.
Una familia, una explosión
Mendoza, 25 de octubre 2009. Una trágica explosión ocurrida en una casa del barrio Mebna en San Martín puso en alerta a los investigadores. Una carta resolvió el caso. Al principio hubo dudas y mucha conmoción. Luego de una extensa fuga de gas -que habría sido intencional- en la casa se produjo un estruendo tan espectacular que voló una pared. En el interior estaban los cuatro integrantes de la familia Scordomaglia: el papá Marcelo (44 años), los hijos Alejandro (15) y Jean Franco (8) y la madre Laura (44). En una carta sin firma encontrada por los investigadores, la familia aclaraba las dudas iniciales: "Pedimos perdón a los dueños de la casa (la alquilaban) por lo que hicimos y queremos resaltar la situación que atravesamos es insostenible". Es por esto que se presume que, acosados por los problemas económicos y de salud mental, la familia Scordomaglia hizo ese pacto suicida.
Una familia, el fin del mundo y la beba del milagro
Corrientes, febrero de 2010. La tragedia ocurrió en Carlos Gardel 187, del barrio Villa Vital de esa ciudad, la segunda más importante de Corrientes, ubicada a 220 kilómetros al sur de la capital provincial, sobre el río Paraná. Los fallecidos fueron Francisco Lotero (56 años), Miriam Coletti (23), el hijo de ambos, Francisco (1 año y 10 meses). Los padres que concretaron el pacto suicida temían al fin del mundo. Cuando los cuerpos fueron hallados los peritos establecieron que las muertes se produjeron por lo menos 72 horas antes. Junto a los cuerpos estaba la pequeña hija de la pareja, de sólo 7 meses que sobrevivió cuatro días abandonada y con un disparo en el hombro.
Un robo y un pacto de silencio mortal
Chubut, 3 de julio de 2012. Un joven de 18 años de edad y su pareja, una mujer de 25, murieron trágicamente ahorcados en un domicilio ubicado en la localidad cordillerana de Corcovado, a 90 km de la ciudad de Esquel. El hecho se produjo en el barrio Abrojal de esa pequeña población. En la escena del crimen, el cuerpo de la mujer estaba enrollado en un cable de televisión y su pareja presentaba una herida en el cuello realizada con un cabresto. También se supo que en el interior del domicilio había elementos que habrían sido reconocidos como robados en una localidad cercana llamada Gobernador Costa. Los investigadores creen que se pudo tratar de un pacto de silencio para esconder un delito cometido.