Oyarzún: "Voy a poder seguir cuidando a mi hija con la frente en alto"
"Yo sabía que era inocente, no dudé nunca del resultado. Ahora voy a laburar y a cuidar a mi hija, y ver si puedo recuperar la carnicería que era mi sueño. Yo no soy un justiciero, siempre fui un laburador". Así, Daniel Oyarzún, el carnicero de Zárate que persiguió en su auto a dos delincuentes hasta colisionar con la motocicleta y provocar la muerte de uno de los ladrones, expresó su felicidad después ser declarado "no culpable" por el jurado popular que debatió su caso.
"Estoy contento porque se hizo justicia", dijo Oyarzún entre lágrimas en la puerta de los tribunales de Campana donde se realizó el juicio que terminó con su libertad.
A las 16.35, después de tres horas de deliberación, la jueza, Liliana Miram Dalsaso, a cargo del Tribunal Oral en la criminal (TOC) N° 2, cruzó la puerta de la sala de audiencias. Los nervios invadieron el ambiente. Después de cuatro días de juicio se iba a saber el veredicto por el homicidio de Brian González, el joven que manejaba la moto en la que escapó junto con un cómplice después de robar la carnicería de Oyarzún.
Detrás de Dalsaso ingresaron los 12 miembros del jurado popular. La presidenta llevaba un sobre que contenía el inmediato futuro del carnicero. Solo se escuchaba el ruido del movimiento de sillas, mientras los familiares de Oyarzún y de González observaban la escena petrificados. La presidenta del jurado se levantó de su asiento y con la voz temblorosa dio el veredicto: "Nosotros encontramos al imputado no culpable por haber actuado en el acto de legítima defensa".
En ese instante, en la sala de audiencia N° 1, donde había transcurrido el juicio contra el carnicero, volvió el silencio. Hasta que Oyarzún con la voz quebrada logró decir, después de abrazar a su abogado, Ricardo Izquierdo: "Gracias, gracias, de verdad". Comenzaron los aplausos mientras el padre del fallecido Brian se lamentaba detrás de su abogado.
En la puerta de los tribunales, unas 50 personas esperaban con lágrimas en los ojos para felicitar a Oyarzún. Tenían banderas que decían: "Zárate te apoya, Billy". Al verlo salir, el hermano de Oyarzún. Daniel, se arrodilló en la calle y gritó: "¡Gracias Dios, gracias Dios!". Se fundieron en un abrazo que duró más de un minuto. "Estoy emocionado porque se hizo justicia", dijo a LA NACION.
Por su parte, el carnicero cuando cruzó la puerta de los tribunales, rodeado de micrófonos, dijo: "Gracias a todos los que nos apoyaron. Yo sabía que era inocente. Quiero laburar y cuidar a mi hija, nada más. Me queda mucha tristeza de todo esto". Y agregó: "Cuando escuché el veredicto, lo primero que pensé fue iba a poder seguir criando a mi hija como hasta el día de hoy, con la frente en alto".
"Esto fue un trabajo de dos años. Oyarzún no tuvo intención nada más que de defender sus bienes. Para muchos $5000 es poca plata, para él es una fortuna", dijo por su parte el abogado del carnicero, Ricardo Izquierdo, en la puerta de los tribunales.
Tras el veredicto, la madre de Brian González, presente en el juicio, sufrió una descompensación y se desmayó. Fue rápidamente asistida y trasladada a un hospital por una ambulancia del SAME.
El día que todo cambió
En el frente de los tribunales, en cambio, era todo festejo. Atrás quedaba la pesadilla iniciada el 13 de septiembre de 2016, cuando Marcos Alteño -condenado a seis años de prisión por el asalto- ingresó en su comercio y a punta de pistola se llevó $5000. En la puerta lo esperaba Brian González con la moto encendida para huir. Inmediatamente, Oyarzún se subió a su Peugeot 306 y fue tras ellos. Unos pocos metros después atropelló a los delincuentes. Dos videos de ese momento se viralizaron y se observa Oyarzún insultando y golpeando a González, el ladrón atrapado bajo su auto .
En la audiencia de ayer, el fiscal, José Luis Castaño, planteó que el hecho había sido un exceso en la legítima defensa (para el cual se prevé la pena del homicidio culposo, de uno a cinco años de cárcel); la querella, representada por el abogado Ernesto Gómez, solicitó una condena por homicidio simple (8 a 25 años de prisión); finalmente, el defensor del carnicero, Ricardo Izquierdo, solicitó la absolución del acusado por considerar que actuó en legítima defensa, que fue finalmente la decisión tomada por los jurados. "Mientras fueron pasando los días del juicio, cada vez uno iba tomando más la responsabilidad. Así que bien. No hubo presiones. Para nada. Estuvo todo muy bien. Todos asumimos bien la responsabilidad", dijo uno de los doce ciudadanos que juzgaron a Oyarzún.
Un jurado integrado por víctimas de robos
El jurado popular que resolvió el caso contra Daniel Oyarzún estuvo compuesto por seis hombres y seis mujeres. Más allá de las características personales de cada ciudadano convocado para esta obligación pública, todos tuvieron una particularidad que quedó expuesta durante la primera audiencia. En ese momento se preguntó si alguno de ellos había sufrido alguna vez un robo y los doce integrantes del jurado levantaron la mano. Eso no fue motivo, sin embargo, para quitarles la responsabilidad de decidir la suerte de este debate, mientras que antes del juicio fueron rechazados dos candidatos por sus opiniones. Fuentes judiciales dijeron a LA NACION que el perfil de los seleccionados fue variado. "Se eligió a docentes, albañiles, operarios, comerciantes, ingenieros, jubilados, un chofer, un agente de vigilancia privada, amas de casa. De todo", comentó un funcionario que estuvo en el momento de la selección de los 12 jurados titulares y los seis suplentes.
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