El laboratorio Purdue Pharma, que produce el analgésico OxyContin (oxicodona), está enfrentando demandas multimillonarias de 37 estados y 1600 municipios en EE.UU. por considerarla precursora de la crisis de opiáceos en ese país. Hoy, Purdue Pharma acordó de manera extrajudicial compensar al estado de Oklahoma por 270 millones de dólares.
La oxicodona es un analgésico más potente que la morfina. "Se sintetiza a partir de la tebaína, una sustancia presente en el opio. O sea, es familia de la heroína", le explicó a BBC Mundo el doctor Brandon Marshall, profesor de epidemiología de la Universidad de Brown, Rhode Island (EE.UU.).
Su consumo en ese país generó una epidemia de sobredosis. Los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) estimaron que en 2017 poco más de un tercio de las personas que muertes por consumo de opiáceos los consumía para aliviar el dolor.
El producto de Purdue Pharma se comercializa desde 1996. En los últimos 20 años, las recetas para conseguirlo se sextuplicaron en ese país. En concreto, a los miembros de la familia Sackler, dueños de la compañía, se los acusa de engañar a médicos y pacientes y de poner en marcha técnicas de venta y marketing que condujeron a una sobreprescripción de este fármaco a muchos pacientes que no tenían por qué consumirlo.
En 2007, la Justicia estadounidense había condenado a Purdue Pharma por publicitar sus productos de manera engañosa, al no haberle informado al público el riesgo de adicción que podía producir el uso de OxyContin. La multa fue de 634,5 millones de dólares.
La Argentina importa el producto de Estados Unidos desde 2018, a través del laboratorio de ese país Mundipharma Pharmaceuticals SRL, de acuerdo con una autorización de comercialización que emitió la Administración de Alimentos y Medicamentos (Anmat). Antes, había cedido la representación en el país a varios laboratorios locales.
LA NACION intentó comunicarse sin éxito con un vocero de la empresa. En diálogo con otros medios, el gerente general de la firma, Martín Gravano, negó la existencia de notificaciones de problemas con el uso del producto localmente.
Según explicaron a LA NACION especialistas, este derivado de la morfina, como cualquier opioide, puede tener efectos adversos, sobre todo de adicción. Se utiliza para dolores severos y crónicos y en la Argentina se vende bajo receta.
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