Otro chico fue brutalmente asesinado
Tenía 12 años y fue estrangulado por delincuentes que entraron a robar en su casa, en Miramar; vecinos atacaron la municipalidad
MIRAMAR.- Unos cinco mil vecinos habían completado por calles céntricas y la costa una pacífica y conmovedora movilización. Muchos de ellos eran niños, con sus uniformes escolares y pancartas elaboradas a pulso con un reclamo común: justicia para Gasty. Un desgarrador grito de dolor por la muerte de Gastón Bustamante, de 12 años, asesinado ayer a la mañana por delincuentes que lo golpearon y estrangularon con una media al ingresar en su casa con fines de robo. Dos mayores permanecían demorados, bajo sospecha de haber participado del brutal crimen, que pocos días después del atroz homicidio de Tomás Santillán, el niño de 9 años de Lincoln, volvió a conmover a la provincia. Ambos demorados viven en casas linderas al escenario del crimen.
Pero luego de que los hermanos de la víctima encabezaran la columna de más de siete cuadras y se despidieran con un agradecimiento por el gesto de apoyo y solidaridad de esta comunidad de casi 25.000 habitantes, un grupo de jóvenes se acercó primero hasta la comisaría para lanzar piedras y petardos contra personal de Infantería y luego, algunas cuadras más allá, se instalaron y multiplicaron la agresión frente al palacio comunal, donde destrozaron los vidrios de los tres pisos del edificio y arrasaron con el mobiliario de las oficinas de planta baja. Los incidentes terminaron con un efectivo policial lesionado, un funcionario municipal golpeado en la cabeza por una piedra y algunos heridos por balas de goma disparadas por fuerzas de seguridad.
El superintendente de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, comisario general Hugo Matzkin, se instaló ayer aquí y no se descarta que en las próximas horas se produzcan cambios y desplazamientos en la comisaría local. Miramar tiene policía comunal y su responsable es el intendente, Patricio Hogan.
Tal vez por ello en La Plata el gobierno de Daniel Scioli mantuvo silencio sobre lo ocurrido.
"Quiero que los culpables paguen lo que hicieron con Gasty, lo que han hecho antes y lo que seguirán haciendo", exigió Gabriel, hermano mayor del pequeño, que anteayer había cumplido 12 años (ver aparte).
El asesinato del niño ocurrió a las 11 de ayer, en su casa de la calle 27 y 46, en el barrio Las Palmas, una zona de viviendas humildes ubicada a espaldas de la terminal de ómnibus de esta localidad. Su padre, Carlos, estaba trabajando en una carpintería y su madre, Verónica González, había salido por unos pocos minutos a hacer algunas compras en comercios cercanos.
González había dejado a su hijo frente a la computadora, donde estaba jugando antes de preparar los útiles para partir hacia el Instituto El Principito, donde cursaba el sexto año del nivel primario. Cuando volvió, lo encontró tendido en el piso, con la cara ensangrentada, una media anudada al cuelo y ya sin vida.
Sus gritos de pedido de auxilio lograron la rápida ayuda de vecinos. Uno de ellos, que tiene un taller de motos a pocos metros de allí, fue el primero en intentar socorrer a la víctima. Le desanudó la media e intentó salvarlo. "Para mí todavía tenía pulso y le hice reanimación con masajes cardíacos mientras esperábamos a la ambulancia", contó a LA NACION. Cuando los médicos llegaron al lugar, Gastón ya estaba muerto.
El fiscal a cargo del caso, Rodolfo Moure, confirmó a LA NACION que los delincuentes ingresaron en la modesta casa de los Bustamante y consumaron el robo. Hasta el momento sólo se confirmó el faltante de dinero -no serían más de 500 pesos- y algunos otros valores, aún no detallados.
Los responsables de la pesquisa están convencidos de que los autores del robo vieron que González salió a hacer compras y, conocedores de que su marido trabaja durante el día, interpretaron que la casa había quedado sin ocupantes. Pero se encontraron con el niño, que los habría reconocido y por eso lo mataron. Lo golpearon en la cara, donde le produjeron una importante herida cortante, y luego lo asfixiaron.
Moure dispuso el secreto de sumario. Se estima que las dos personas demoradas ayer, que eran vecinos de los Bustamante y tienen antecedentes, no serían los autores del hecho. Pero sí los conocerían, ya que serían de su entorno más cercano. También se supo que estos vecinos habían tenido en tiempos recientes algún cruce con Carlos Bustamante, al que habrían amenazado en más de una oportunidad.
"No puede ser que a una criatura que la mamá la deja jugando con la computadora, un rato después la tenga que ver partir en una ambulancia rumbo a la morgue", dijo un tío de la víctima, y reclamó más presencia policial en las calles de Miramar. "No sólo nos están robando, nos están matando, y ahora se meten con los chicos", acusó.
El intendente Hogan repudió ayer el ataque al palacio comunal y dijo que fue una acción de "50 o 60 inadaptados". Lo curioso es que mientras esos pocos lanzaban piedras, otro grupo de vecinos, mucho más numeroso, arengaba a continuar el ataque. Las pedradas comenzaron sólo cuando frente al palacio comunal se instaló una decena de efectivos de Infantería, munidos de cascos y escudos. No quedó un vidrio sano. Destrozaron monitores y escritorios, e intentaron incendiar las oficinas públicas con fuego sobre los cortinados. Otros vecinos se interpusieron cuando la agresión tomó por nuevo objetivo el Concejo Deliberante, que ocupa el edificio lindero. Los ataques duraron más de una hora y por este hecho, anoche, no había detenidos.
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