Otra vez la grieta en los chats: cuando el resultado electoral empieza a interferir con la organización de las Fiestas
Apenas conocidos los resultados del balotaje, estallaron los conflictos entre familias y amigos que votaron a distintos candidatos, sobre todo en WhatsApp; en muchos casos, perdura una tensa calma
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Cuando se conocieron los resultados preliminares de las elecciones, en el chat de la familia Hernández todo era tensa calma. Nadie decía nada, pero todos chequeaban una y otra vez a ver quién daba el primer paso. Como los miembros del grupo habían votado muy distinto unos de otros, ya desde las PASO habían acordado no discutir de política en ese espacio. Pero todos sabían que, dadas las emociones que se movilizaban en los distintos miembros, era cuestión de esperar para que el conflicto explotara. Y explotó. Flavia, la hermana mayor, reenvió mensajes de felicitaciones que le habían mandado por el triunfo de Javier Milei. Otra hermana hizo un chiste sobre el mensaje y otra compartió un meme. Entonces llegó el comentario de Antonio, votante de Sergio Massa, y las peleas no cesaron hasta pasada la medianoche, cuando el padre de la familia sugirió no hablar del nuevo gobierno hasta dentro de cuatro años.
Nadie salió del grupo, pero desde ese momento casi no volvieron las conversaciones. “Cuando gana Boca, yo que soy de River los felicito igual. No entiendo por qué ustedes no me pueden felicitar ahora”, retrucó Flavia. La paz familiar dependía de que nadie contestara ese mensaje. Sobre todo, en vísperas de las Fiestas, cuando todos deberán sentarse a la misma mesa.
No fue un caso aislado. El triunfo de Milei volvió a abrir la grieta familiar que se manifiesta por estas horas, sobre todo en los grupos de WhatsApp, pero también muchos que tenían planificado algún encuentro durante el feriado del lunes tuvieron que reorganizar sus actividades en función de evitar las tensiones. Claro, de un lado, unos muy contentos con los resultados querían festejar; otros, deprimidos, no estaban de ánimo para soportar esos festejos.
La nueva grieta que propone el resultado del balotaje divide incluso a miembros de una misma pareja. Es el caso de Emilio S., que siempre votó kirchnerismo, pero esta vez votó a Milei. “El problema es que no le dije a mi mujer y siento que si se lo digo va a generar una crisis entre nosotros”, cuenta. “Ella y yo somos kirchneristas de la primera hora; sin embargo, yo, cuando llegó Cristina, me abrí. No estaba de acuerdo con nada. Siempre voté otras alternativas. Ideológicamente Milei no era una opción, pero yo creí que el balotaje lo iba a ganar Massa y quería darle un escarmiento, que tuviera menos votos. Voté a Milei y me salió mal. Si mi mujer se entera, me va a culpar de tibio, de que por votantes como yo ganó el libertario”, comenta Emilio.
Algunos de los conflictos que ya estaban casi cicatrizadas se volvieron a abrir por estos días. Quizá, por movimientos extremos, descuidados o desmedidos de alguno de los miembros de la familia, sobre todo de los votantes que por vergüenza no habían blanqueado su voto y que ahora salen del closet con ánimo festivo.
En la familia de Sabrina F., el chat se volvió imparable. “El problema es que hay gente que politiza el grupo grande, sin darse cuenta de que no todos piensan igual. Varios de mis chats familiares están imposibles. Por ejemplo, mi papá, que es histórico votante de Juntos por el Cambio y ahora votó Milei, hizo comentarios y mandó memes fuera de lugar en los grupos donde hay varios primos kirchneristas. Nadie le contesta, pero se arma una calma rara. En otro chat, se puso muy picante todo. Desde una prima que decía que había ido a misa para rezar por que ganara Milei y no podía más de la alegría, a otro primo que le contestó que no compartía para nada los valores morales. Había gente que criticaba a Massa por tomarse supuestamente licencia, y otros familiares que criticaban y mandaban memes. Después, llegaron el que proponía no hablar de estos temas, el que decía que no nos podíamos censurar levantando muros de Berlín temáticos... Por suerte nunca falta algún familiar que, en tono más conciliador, hace algún chiste que vuelve a reunir a todos, pero siento que las conversaciones se fueron de las reglas del respeto, de lo acordado”, lamenta Sabrina.
La médica Andrea Paola Urrutia trabaja en el hospital pediátrico Sor María Ludovica, de La Plata, y cuenta que la grieta también se metió entre los suyos. “Yo he sido respetuosa y tolerante con todos mis seres queridos que apoyaron al kirchnerismo. No fue lo mismo en estos días hacia mí: hubo retrucos agresivos en las redes sociales, el WhatsApp, y hasta mi hermana y una sobrina que abandonaron el grupo familiar. Yo solo pedí respeto, pero les gusta profundizar la grieta. Es inadmisible que generes siempre odio y agresión. Duele lo que hacen”.
Andrea recuerda que, desde que publicó en sus redes un mensaje celebrando el resultado, empezaron las agresiones. “Lo que espero es que podamos opinar en libertad y que no siempre seamos segregados, criticados o cuestionados –y hasta agredidos– por pensar distinto. Ellos fomentaron siempre ‘no al odio, sí al amor’, pero cuando uno piensa distinto se acabó el amor en la familia, en los grupos de amigos. Esto no puede pasar. Se tiene que terminar de una vez para todas, va más allá de la política. La gente común tiene que votar según sus convicciones y nada más. Después, todos tenemos que tirar para adelante. La agresión, la violencia y el maltrato, anteponer esto ante los afectos, es terrible”, describe Urrutia.
“Creo que el cambio va a ser positivo, dentro de la alegría y la esperanza que puedo tener, porque mis hijos están ilusionados, fueron ellos quienes votaron a Milei. Yo soy votante de Patricia [Bullrich] y esta vez por estar lejos no voté. Igual no quería más de esto que estamos viviendo, la pobreza y el desarreglo económico. Como dice esa frase que circuló, no estoy de acuerdo ni con el 50% de lo que propone Milei, pero con lo otro estoy 100% en desacuerdo. Y somos muchos en esas condiciones, entonces hay que apoyar”, concluye Urrutia.
El día de las elecciones, los autos, en la casa de la familia Martínez, en Pilar, amanecieron con boletas de Milei en los parabrisas. El primero que salió a votar lo puso en el grupo de la familia. “Che, nos dejaron boletas de Milei en los autos”, advirtió el padre y mandó foto. Después de algunos comentarios y chistes, el hermano mayor, de 27 años, blanquéo qué estaba pasando: “Fui yo”, dijo, y mandó una selfie con más boletas. Después, dejó más boletas junto a la puerta, donde dejan las llaves. Cuando María, la hermana del medio salía le dijo: “No te olvides tus boletas”, le escribió en el chat. “No, si ya me las dejaron en el auto, igual voy a votar el blanco”, le respondió. “No, no te puse, te respeté porque vos no lo vas a votar”, le dijo. “Che, y si en vez de dejarlas acá las llevás a la Cámara Electoral, que después se quejan que faltan”, retrucó ella. “Esta vez no hubo grandes peleas, pero sí comentarios así, picantes. Creo que ya peleamos bastante en las Paso y la general. Ya nos quedamos sin ganas”, dice.
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