Ganancias Deportivas prometía retornos del 20% mensual en euros; para el fiscal que la investiga hay muchas similitudes con Generación Zoe
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“¿Cómo me va con Ganancias Deportivas? Rebién me va”, afirmaba, exultante, Roberto Tapia en agosto del año pasado. Este sanrafaelino, que entonces tenía 52 años, había invertido sus dólares, luego dos camiones y un motorhome y terminó convenciendo a sus hijos y a su padre para que también pusiesen dinero en la empresa que entonces arrasaba en su ciudad mendocina.
Seis meses después, Tapia perdió todo —calcula que 15 millones de pesos— y tuvo que reactivar su empresa de sonido. Adiós a sus sueños de vivir de rentas. “Las pérdidas han sido tremendas. Ganancias Deportivas ha cagado a todo el mundo”, se lamenta.
Su caso es el de muchísimos en San Rafael. La ciudad vivió una fiebre de especulación alrededor de esta empresa que cautivó a cientos con su promesa de dinero fácil. Ganancias Deportivas ofrecía entrar a su esquema con una inversión inicial de 200 euros y ofrecía un retorno del 20% mensual, también en euros. La ciudad tiene unos 200.000 habitantes y, según las cifras que maneja la Justicia, más de 40.000 invirtieron en Ganancias Deportivas.
Ganancias Deportivas decía que semejante retorno —imposible incluso en los negocios más riesgosos— se lograba gracias a apuestas deportivas en las ligas de fútbol de todo el mundo. Inscripta en Costa Rica con un capital social de alrededor de 100 euros, argumentaba que tenía contratados a expertos que lograron descifrar un método para ganarles a las casas de apuestas. La inversión era en bitcoins, al igual que los retornos, cuyo volumen crecía en la medida en que cada asociado hacía ingresar a nuevas personas al esquema.
Necesidad de nuevos inversores
Ese último punto, la necesidad de que la cantidad de inversores se expandiese de manera exponencial, sería la base de la estafa. Para la gran mayoría de los sanrafaelinos, incluso los que pusieron dinero, ahora está claro lo que el fiscal Javier Giaroli, que investigó la empresa, decía desde el principio: que Ganancias Deportivas era una estafa piramidal, un esquema defraudatorio que funciona mientras la base de inversores sigue creciendo, pero se derrumba de manera estrepitosa cuando se cortan los ingresos de nuevos socios y deja a la última línea de ingresantes estafados, sin posibilidad de recuperar su dinero. Eso es lo que ocurrió en San Rafael.
Según el fiscal, el auge y derrumbe de Ganancias Deportivas guarda enormes relaciones con Generación Zoe, la empresa investigada por estafas en la Argentina y en otros países de la región. La Justicia allanó las oficinas de Generación Zoe en Villa María, Córdoba, y Leonardo Cositorto, su CEO, está prófugo. “El de Generación Zoe es un esquema igual al de Ganancias Deportivas. Es cuestión de tiempo, pero que se va a caer se va caer”, dice Giaroli.
Mientras Ganancias Deportivas decía generar sus ingresos exorbitantes en el mercado de las apuestas deportivas, Generación Zoe ofrece “educación financiera, coaching ontológico y espiritual” y la posibilidad de que los “alumnos” inviertan en un supuesto fideicomiso de criptomonedas que ofrece retornos en dólares del 7,5% mensual.
Las dos empresas comparten su discurso que mezcla conceptos anarcocapitalistas con manual de autoayuda financiera y desprecio a los políticos. Ambas también se promocionan por las redes sociales y operan en criptomonedas. No son las únicas. “En este momento, en la Argentina hay seis o siete empresas que deberíamos mirar con detalle”, dice Víctor Atila, miembro de la ONG Bitcoin Argentina, que denunció a Generación Zoe.
Según Atila, Bitcoin Argentina tiene como misión educar y concientizar sobre el universo de las criptomonedas y por eso miran con desconfianza esquemas como Ganancias Deportivas o Generación Zoe, cuyas inversiones y promesas de retorno se basan en el intercambio de activos digitales. Además, hay un universo discursivo de aversión al regulador que comparten los fanáticos de las criptomonedas y los impulsores de las estafas piramidales.
“Estas estafas —explica Atila— no son nuevas, existen desde el principio de los tiempos. Lo nuevo es cómo ahora se potencian con las redes sociales, las transacciones electrónicas y los criptoactivos. Se agrandó el público”.
La abundancia de este tipo de esquemas defraudatorios en la Argentina responde, dicen los especialistas, a nuestra relación traumática con el dinero. Las dificultades para defender el valor de los ahorros, que se diluyen con la inflación, empuja a mucha gente a esquemas heterodoxos y los hace permeables a caer en estafas.
Líder carismático
La otra característica de los esquemas piramidales es que suelen contar con un líder carismático y agresivo como cara de la empresa. El líder hace giras, reales y virtuales, buscando nuevos socios. El Cositorto de Ganancias Deportivas se llama David Villegas, un excamionero, exverdulero y exvendedor ambulante que, según sus propias palabras, era un “fracasado” hasta que conoció Ganancias Deportivas y se hizo millonario.
En agosto del año pasado decía que la empresa era un emergente del “fin de la era industrial y el inicio de la digitalización”, pero ahora él también es un arrepentido y denunciante de Ganancias Deportivas. Dice que lo estafaron.
En San Rafael, el único que aún defiende a la empresa es Martín Guerrero, su abogado. Sostiene que no es una estafa piramidal y que ya ha cerrado unos 20 acuerdos con inversores que se consideran engañados. Dice que Ganancias Deportivas les pagó entre 850 y 1000 euros a cada uno.
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